BEATO GREGORIO
CHIVIRÁS
12 de agosto
1936 d.C.
En Barbastro en la provincia de Huesca en Aragón
(España), Beatos
Sebastián Calvo Martínez, sacerdote y cinco
compañeros, mártires, que,
religiosos de la Congregación de los Misioneros del
Corazón Inmaculado
de María, en la misma persecución llevaron hasta el final
el glorioso
combate.
Eran estos religiosos: P. Sebastián Calvo
Martínez, Wenceslao María
Claris Vilaregut, subdiácono, P. Pedro Cunill Padrós,
Hno. Gregorio
Chirivás Lacambra, P. José Pavón Bueno, P. Nicasio
Sierra Ucar.
Gregorio Chirivás nació en Siétamo
(Huesca), en el seno de una familia de peones camineros en 1880. En
1892, solicitó el ingreso en el postulantado claretiano de
Barbastro. En 1897 profesó como Hermano coadjutor en Cervera.
Ejercía el oficio de sastre y sacristán en Cervera,
Alagón y Lérida, y aquí también
sacristán. Pasó luego a Barbastro. Era laborioso,
caritativo, ferviente, de carácter sencillo, alegre y bromista.
Estuvieron encarcelados en el salón de los
escolapios. Durante los primeros días de cautiverio pudieron
recibir la comunión clandestinamente, la Eucaristía, la
oración y el rezo del Oficio de los mártires fue el
origen de su fortaleza. Se les sometió a varios simulacros de
fusilamiento, y se les tentó introduciéndoles
prostitutas; ninguno de ellos claudicó. En pequeños
papeles de chocolate escribieron: “morimos todos contentos por Cristo y
su Iglesia por la fe de España”. Se les fusiló por
grupos: estos fueron los mayores: Les ataron las manos a la
espalda, y de dos en dos los amarraron codo con codo. El beato P.
Secundino María Ortega, desde el escenario, les dio la
absolución. Antes de disparar, los milicianos les ofrecieron por
última vez la posibilidad de apostatar, pero no quisieron.
Fueron beatificados en Roma por el papa Juan Pablo II el 25 de octubre
de 1992 en el grupo de 51 misioneros claretianos mártires de
Barbastro.