BEATO GONZALO DE
AMARANTE
10 de enero
1260 d.C.
Nació en Atanagilde o Tagilde (Portugal) en el seno de una
familia acomodada; cuando manifestó su deseo de ser sacerdote le
enviaron al palacio episcopal de Braga para que se preparase para el
sacerdocio. Fue ordenado sacerdote en 1215. Tuvo el curato de la
iglesia abadía de Payo en Riba de Visela, donde ejerció
su ministerio con gran austeridad, piedad, compartiendo sus rentas con
los más desfavorecidos y destacándose como predicador.
Marchó en
peregrinación a Roma y Jerusalén en 1230, pero al
regreso, su sobrino que se había hecho cargo del curato no quiso
entregarlo, porque habían pasado muchos años y
volvía pobre y andrajoso. El pastor se ha hecho lobo. Ha
abandonado el cuidado y se ha dedicado al despojo. Entre comilonas,
cacerías, vicios y vanidades se ha convertido de servidor en
dueño. Como tantos. No obedece los requerimientos del tío
y hasta lo echa con amenazas violentas, maltratándolo
físicamente. Ya intentó antes demostrar su muerte para
asegurarse el puesto.
Se retiró entonces a la soledad de Amarante, donde se
dedicó a evangelizar a las gentes y construyó una ermita
en honor a María en los alrededores de Tamaca. Según sus
biógrafos, por inspiración de María ingresó
en la Orden dominicana, y allí lo recibió (en el convento
de Guimaraes), san Pedro González “Telmo”, que le encargó
la evangelización de Amarante. Edificó a todos con su
piedad, mortificación y santidad. Con la autorización del
prelado, vuelve al oratorio de Amarante donde se entrega sin
límites a la oración, penitencia y apostolado hasta el
fin de su vida quemada en amor a Dios y en bien de los hermanos.
Contrajo una gravísima enfermedad y se dispuso a morir como los
mejores discípulos del Señor. Su culto fue aprobado
en 1560 por Pío IV.