BEATO GIL BELASCOAIN LLARRAGORRI
7 de noviembre
1936 d.C.



Legarda, Uterga y Adiós, son pueblos navarros, cercanos a Pamplona de los que proceden sus mayores. Solo tenía una hermana que era religiosa de la Visitación en Santander.

El H. Gil Belascoain ingresó en la Congregación de la Misión a los 24 años. Era un buen maestro albañil. Con él trabajaron y aprendieron el oficio varios hermanos coadjutores, entre ellos el H. Joaquín Zubillaga, alumno aventajado en albañilería y en virtud. Pasó por los siguientes destinos: Guadalajara, Madrid, y Potters Bar y Dunstable en Inglaterra.

A mediados de 1936 regresó a España, con destino en Madrid, casa provincial. En definitiva 25 años de vida religiosa, siempre disponible a los superiores para ir al lugar donde más falta hiciera su presencia y su trabajo. Poseía una cualidad rara en los hombres que valen y dan rendimiento, que no se vanagloriaba de ello ni menospreciaba a los demás.

MARTIRIO:

  Hasta primeros de septiembre vivió acogido en el Nº.12 de la calle Bretón de los Herreros. El 11 de septiembre, al no poder permanecer más tiempo en esa casa, lo llevó el P. Elías Fuente a la posada del Peine, donde ya estaba el Joaquín Zubillaga. Así, los dos compañeros de oficio lo fueron en los temores y sobresaltos. Reconocido su carácter religioso, los condujeron a la cárcel Modelo donde estaban ya varios miembros de la Congregación de la Misión, pero no tuvieron el consuelo de verse con ellos. Ni siquiera lo colocaron junto al H. Zubillaga, pese a haber ingresado juntos.

Eran los días más penosos para los presos de la Modelo, porque los milicianos llenos de odio, se ensañaban con blasfemias e insultos a la religión y por las constantes amenazas de muerte de que eran objeto.

También fueron los días más propicios para prepararse a morir en testimonio de la fe, porque los que llevaban ya meses recluidos tenían a flor de labios las expresiones martiriales, como la elección del grito de Viva Cristo Rey para el último momento.

Al H. Gil Belascoain lo incluyeron en una de las sacas de presos del día 7 de noviembre de 1936 y fue fusilado en Paracuellos de Jarama, el mismo día que el P. Victoriano Reguero Velasco, cinco Agustinos de El Escorial, tres Escolapios, dos Franciscanos, un Redentorista del santuario de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro, un Oblato de María Inmaculada, cinco Dominicos, un Salesiano, un Jerónimo, un Pasionista, un Corazonista, un Padre Marista y tres sacerdotes seculares.

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(Parroquia San Martín de Porres)