BEATO GERARDO MECATTI
25 de mayo
1270 d.C.
Nacido
en Villamagna (Florencia). Hijo de campesinos, se quedó
huérfano a los 12 años. Repartió todos sus bienes
entre los pobres, y así quedó libre para viajar dos veces
a Palestina para venerar los Santos Lugares de la Redención.
Pasó por diversas aventuras que por fortuna terminaron con final
feliz. Durante una peregrinación a Palestina, cayó
prisionero de los turcos, sufriendo los más duros maltratos.
Regresó a Villamagna, y se instaló junto a una iglesita
no lejos de la vivienda.
Las
peripecias del joven no habían terminado. Un año
después se hizo a la mar nuevamente con un grupo de veinte
caballeros, dirigiéndose a Siria, y aquella vez fueron los
piratas quienes les hicieron difícil el viaje y precaria la vida.
Regresó
por segunda vez a Palestina, acompañado por otro
ermitaño, y durante siete años se consagró
plenamente a la oración y al ejercicio de la caridad,
especialmente hacia los enfermos y peregrinos al servicio de los
caballeros de San Juan de Jerusalén, hasta cuando se dio cuenta
de que era objeto de manifestaciones de veneración, a las cuales
él quiso huir por humildad.
De
regreso en Italia, quiso conocer a san Francisco de Asís de
cuyas manos recibió el hábito de Terciario. San Francisco
le aconsejó que continuara con su vida eremítica y
regresó a su oratorio junto a Villamagna, esta vez para no
moverse más. Mejor, para moverse todavía más a
menudo, hasta la altura mayor de la colina florentina del Encuentro, en
medio de espesos bosques, donde Gerardo construyó con sus
propias manos otro oratorio dedicado a la Virgen.
Obró
algunos milagros: una vez hizo encontrar ciruelas maduras en el
árbol para satisfacer los deseos de un enfermo; otra vez
debiendo transportar material para la construcción del propio
eremitorio, y rehusando prestarle los bueyes un campesino,
encontró súbitamente dos pares de becerros, que,
dóciles, lo transportaron a donde él indicó. Cada
semana visitaba en piadosa peregrinación tres santuarios, en
sufragio de las almas del purgatorio, para obtener la remisión
de los pecados y por la conversión de los infieles. Murió
con fama de taumaturgo. Sus restos reposan en la iglesia del Beato
Gerardo de Villamagna. El Papa
Gregorio XVI confirmó su culto el 18 de marzo de 1833.