BEATO GABRIEL
MARÍA ALLEGRA
26 de enero
1976 d.C.
Juan
Esteban Allegra nació en San Giovanni La Punta (Catania,
Italia). Entró como franciscano en el convento de San Biagio en
Arcireale en 1918. Novicio en 1923, tres años más tarde
fue enviado al Antonianum de Roma para el estudio de la
teología. Allí tuvo la fortuna de escuchar, en
1928, una conferencia sobre Fr. Juan de Montecorvino, franciscano,
misionero en China y primer arzobispo de Pekín, con motivo del
VI centenario de su muerte. La conferencia fue -diría él
más tarde en sus “Memorias”- «como una mecha
encendida lanzada contra un polvorín», y lo
convenció de que estaba llamado a ser misionero en China. Cuando
se enteró de que en China no había una traducción
católica de toda la Biblia, decidió irse allí para
traducir las Sagradas Escrituras a la lengua de Confucio. Este voto lo
consignó a la Virgen Inmaculada, hacia la que siempre tuvo un
afecto filial. Ordenado sacerdote en 1930, al año siguiente fue
enviado en misión a China.
Después de
haber estudiado el chino, comenzó en 1935 la traducción
en chino del Antiguo Testamento a partir del arameo, y lo
terminó en 1944. Desgraciadamente, perdió más de
la mitad del texto traducido durante las vicisitudes de la guerra. En
1945 fundó en Pekín el Studium Biblicum Franciscanum,
transferido a Hong Kong en 1948.
Completó la
traducción del Antiguo Testamento en 1952 y, a partir de 1955,
se dedicó a traducir el Nuevo Testamento a partir del griego. En
1968, el Studium Biblicum Franciscanum publicó por primera vez
en la historia, la Biblia en chino (Antiguo y Nuevo Testamento).
Traducir la Biblia, de los textos originales a lengua china, comportaba
ciertamente grandes esfuerzos; basta pensar en la necesidad de crear
vocablos nuevos para expresar conceptos hasta entonces desconocidos en
la lengua y en la mentalidad china. Por eso, el mérito del P.
Allegra es extraordinario: con su traducción no escribió
una teología china, pero puso a los chinos en condiciones de
escribir una teología suya; es decir, permitió
interpretar el texto de la Revelación según las
categorías propias de la experiencia y cultura del lugar.
Partiendo del
interés común por la Sagrada Escritura, el P. Allegra,
con espíritu conciliar y evangélico, dirigió su
atención a los hermanos separados, iniciando con ellos un
diálogo intenso y constructivo con fines ecuménicos. En
este campo dio vida a los "seminarios bíblicos", o reuniones de
estudio, con representantes de las varias denominaciones protestantes
de Europa, América y Asia. Organizó semanas
bíblicas en Formosa, Japón y Hong Kong. Predicó
retiros espirituales a los seminaristas anglicanos. Cultivó
también otros campos de intereses, en particular el arte y la
música.
A pesar de ser un
erudito insigne con una inteligencia prodigiosa, el padre Allegra
siempre fue consciente que antes que nada era sacerdote y franciscano,
por lo que se le recuerda como un hombre de oración, de caridad
y de entrega a los demás. Sus vacaciones, siempre que
podía, las pasaba con los más necesitados, como en el
leprosario de Macao, donde era común verle en los días de
Navidad y Pascua. Una de sus frases más comunes era quien
pudiera “imitar a los grandes misioneros y como ellos llegar a ser un
hombre de oración”.
El Padre Allegra murió en el hospital "Canossa" (Cáritas)
de Hong Kong el 26 de enero de 1976, apreciado por todos como un hombre
de gran caridad y sabiduría. En 1986 su cuerpo fue trasladado a
Acireale y sepultado en la iglesia del convento franciscano de San
Biagio, que pronto se convirtió en meta de
peregrinaciones. El 29 de septiembre de 2012 fue beatificado en
Acireale, en la Basílica catedral de la Anunciación de
María Santísima durante el pontificado de Benedicto XVI.