BEATO FRANCISCO ZIRANO
25 de enero
1603 d.C.
Nacido
en Sassari (Cerdeña) en el seno de una familia de campesinos.
Ingresó en la Orden de los Frailes Menores Conventuales y a los
22 años fue ordenado presbítero. Tenía una gran
devoción a María.
En 1590 un primo y
cohermano suyo, Padre Francesco Serra, fue capturado por los corsarios
musulmanes que merodeaban por las costas sardas y fue llevado como
esclavo a Argel. Este hecho marcó un punto de
inflexión en su vida: dejó la tranquilidad del monasterio
y, autorizado por el Papa Clemente VIII, recorrió toda la isla
recogiendo dinero para el pago del rescate. En 1602 marchó a
Argelia con la intención de liberar a su primo y a otros
cristianos.
Se movíó
en el espíritu del capítulo XVI de la “Regla no bulada” que indica a los hermanos
que sienten la particular misión de estar “inter
sarracenos” cuál ha de ser la actitud con que dar el
bello testimonio de Evangelio: “No promuevan disputas ni
altercados, mas sométanse a toda criatura por amor a Dios
y confiesen que son cristianos”. Ni palabras ni discursos, y menos
aún predicaciones, sino presencia ofrecida con total
discreción y, sobre todo, con corazón
pacífico y fraterno.
A pesar de todo ello
fue arrestado y condenado a muerte sin juicio. Firmemente
rechazó la propuesta de abjuración, y exhortaba a sus
compañeros de prisión a permanecer firmes en su fe en
Cristo. Sus perseguidores les respondía: “Soy cristiano y
religioso de mi padre san Francisco y como tal quiero morir. Y suplico
a Dios que os ilumine para que lleguéis a conocerlo”.
Pidió ser
confesado antes de morir, pero se lo negaron. Fue desollado vivo a
partir de la cabeza a manos de un cristiano renegado de origen griego.
“A tus manos, Señor, encomiendo mi alma”, fueron sus
últimas palabras antes de morir.
"El Padre Francesco -
dijo, en la homilía de beatificación, el Cardenal Amato –
soportó la tortura, como cordero manso, invocando el nombre de
Jesús, la Virgen y recitando los salmos. Según el relato
de testigos oculares, nuestro mártir murió de agotamiento
en la tortura, clamaba al Señor para recibir su espíritu.
Su piel, rellena de paja, fue expuesta a la profanación
pública en una puerta de la ciudad ".
La ejecución tuvo lugar en 25 Enero 1603. Tenía 39
años de edad. El Padre Serra, más tarde pudo recuperar la
libertad y dio digna sepultura a los restos de su primo. La
convicción de que su muerte era la de un verdadero mártir
quedó inmediatamente manifestada por los esclavos cristianos,
que recogieron sus huesos y su piel como reliquias; enseguida
recibió culto público popular. Fue beatificado por el
Papa Francisco el 12 de octubre de 2014.