BEATO FRANCISCO TÓYAMA
JINTARÓ
16 de febrero
1624 d.C.
Tenía
24 años. Era noble samurai, cristiano de vida muy ejemplar, que "tenía
ofrecida su vida a Dios", uno de los cinco firmantes de la carta a Pablo
V en la que prometían fidelidad. Su ejemplo cristiano influyó
en la conversión de muchos. Por no querer apostatar, murió
decapitado en su casa, en Hiroshima, Japón, el 16 de febrero de 1624,
después de recibir los sacramentos, teniendo en sus manos un crucifijo,
mientras oraba ante un cuadro de la Virgen atribuida a san Lucas (copia de
la de Santa María la Mayor). Unas horas antes de morir, escribió
una carta alentando a otro encarcelado, beato Matías Shóbara,
donde manifiesta claramente su disponibilidad martirial. Fue beatificado
por Benedicto XVI el 24 de noviembre de 2008.