BEATO FRANCISCO MORQUILLAS FERNANDEZ
30 de noviembre
1936 d.C.
En los 21 años de su
vida sacerdotal tuvo tres destinos: Andújar (Jaén), Oviedo,
y la casa provincial de Madrid el año 1929. Era capellán del
hospital de jornaleros San Francisco de Paula de la calle Maudes y ayudaba
al P. Paradela en las tareas del archivo provincial.
Era un sacerdote con la sonrisa a flor de labios, imperturbable,
tranquilo, humilde, cumplidor exacto y puntual de sus obligaciones, buen
compañero, preciso en el hablar, prudente y discreto. En la cárcel
dejó la sensación de ser un hombre cuidadoso y delicado. Era
querido de todos por su mesura y sencillez. A nadie distinguía en
su trato y no había quién se creyese excluido de su amistad.
MARTIRIO:
El P. Francisco Morquillas Fernández, vivió algunos
días en el hospital de Maudes, del que era capellán. La superiora
ordenó que no se quitaran los crucifijos, pero el día
21 de julio los milicianos se incautaron del hospital. Inmediatamente despidieron
a las Hijas de la Caridad que salieron en camiones vestidas de seglar custodiadas
por milicianos. En el edificio quedaron instaladas las oficinas del Socorro
Rojo Internacional. La capilla se transformó en teatro. El P. Morquillas
regresó a la comunidad en García de Paredes, 45 y allí
vivió los atropellos del resto de religiosos.
Se refugió con el P. Pedro Pascual García Martín
en la pensión Mejicana de la Carrera de San Jerónimo, 28 y
siguió la misma trayectoria que se relata en su martirio y, como a
él, lo mataron en Paracuellos el 30 de noviembre, si bien pudo ir
en una saca posterior.
En la pensión Mejicana de la Carrera de San Jerónimo,
el P. Morquillas había conocido al P. Manuel Nogueiro Guitián,
Pasionista, cuyo nombre de religión y por el que era conocido es P.
Carlos del Santísimo Sacramento y a su compañero H. Gabriel
de la Anunciación. Juntos fueron hechos prisioneros y conducidos de
calabozo en calabozo hasta llegar a la cárcel de San Antón.
Juntos habían declarado su condición de sacerdotes
y religiosos. Sin duda por la afinidad de sus almas hizo una gran amistad
con el P. Carlos y con él se confesaba y preparaba para morir. Los
últimos momentos del P. Francisco Morquillas Fernández, los
conocemos por el testimonio del H. Gabriel de la Anunciación, Pasionista:
El día 30 de noviembre a las 6 de la mañana, leyeron las listas.
Habrían pasado dos horas, dice el Hermano Gabriel, cuando los vimos
pasar por el patio de la cárcel, formando larga fila, bien atados
por los brazos, de dos en dos, y sin la manta. El Padre Carlos iba ligado
al brazo del padre Paúl, Francisco Morquillas.