BEATO FRANCISCO
JAGERSTATTER
9 de agosto
1943 d.C.
Nació en la aldea de St. Radegung, Austria, en el seno de una
familia de granjeros. Durante su juventud y adolescencia se
distinguió por su alegría y vitalidad. A pesar de las
tentaciones propias de su edad, permaneció siempre firmemente
arraigado a los principios de la fe. En 1936 se casó con
Franziska Schwaniger, que le dió tres hijas. Los esposos eran
católicos practicantes.
Tras la anexión
de Austria por los alemanes, le ofrecieron ser alcalde de su pueblo. Lo
rechazó. Fue además el único en su pueblo que
votó en contra de la anexión. En 1943 fue llamado
a cumplir el servicio militar, en pleno conflicto mundial,
declaró que como cristiano no podía servir a la
ideología nazi y combatir en una guerra injusta (conocía
la eutanasia que se aplicaba a los enfermos psíquicos). Su vida
y su elección reflejaban un radicalismo evangélico que no
admitía réplicas, sino que provocaba e interpelaba.
Ante el terror nazi,
ante la oscuridad de las conciencias y el consiguiente olvido de Dios,
Franz elevó su voz sin alardes, pero con gran valor, para
defender a la Iglesia de la furia anticlerical y para anunciar con su
ejemplo el amor al prójimo, hermano en Cristo y no un hermano
contra el cual combatir. Consideraba que aquella guerra era “culpa y
grave pecado”. Le gustaba repetir: “El que no lee, se convierte en
pelota de la opinión de los otros”.
Franz fue procesado
por insumisión por un tribunal en Berlín, que lo
condenó a muerte. Permaneció detenido en la
prisión militar de Linz, desde allí fue trasladado a una
cárcel en Brandeburgo. Quienes compartieron con él
aquellos meses testimoniaron que soportó la prueba con infinita
paciencia, en particular el profundo dolor de la despedida de su esposa
e hijas. A su esposa envió una serie de cartas, en las que
destaca continuamente su entrañable e inquebrantable amor a la
familia, a la Iglesia, a Dios, así como su petición de
perdón por todos los sufrimientos que podía haber
ocasionado con su decisión de oponerse a la guerra.
Poco antes de ser guillotinado se le administró los sacramentos
y se le preguntó si necesitaba algo. Respondió con gran
entereza: “Tengo todo, tengo las sagradas Escrituras, no necesito
nada”. Fue beatificado el 26 de octubre de 2007 en Linz (Austria)
durante el pontificado de SS Benedicto XVI, y en la ceremonia, que
convocó cerca de 5000 personas, estuvieron presentes su viuda,
Francisca Jägerstätter, y sus tres hijas.