BEATO FRANCISCO CALVO
BURILLO
2 de agosto
1936 d.C.
Había nacido en Híjar (Teruel). Después de
profesar estudió filosofía en los conventos de
Padrón y de Corias (Asturias). A fines de 1905 es ordenado
sacerdote en Salamanca donde inicia la carrera de Filosofía y
Letras consiguiendo, más tarde, la Licenciatura en Barcelona.
Fue destinado a la enseñanza en el colegio de Oviedo hasta el
año 1912 en que se alistó entre los primeros para la
restauración de la Provincia de Aragón. En los inicios de
la restauración fue uno de los soportales más fuertes de
la misma en la enseñanza, en el gobierno y en el ministerio
sacerdotal.
El preámbulo e
inicio de la contienda los vivió en casa de su madre donde
restablecía su salud algo minada. Durante las doce
horas que estuvo en la cárcel, la noche que comenzaba el 1 de
agosto el P. Calvo escribió unas letras a su madre, cuyo
original se conserva: "Mamá mía amantísima:
¡Adiós, y ruega por mí! Ya no nos veremos
más hasta el cielo. ¡Perdóname! Todo lo que tengo,
la máquina y cualquier otra cosa es de la Orden. Reparte el
dinero a los pobres... Un abrazo de tu hijo en agonía. Fray
Quico".
Pesado y enfermo, su
camino al martirio fue de verdadera elocuencia. A los culatazos y
empujones, caídas y esfuerzos para poder andar, blasfemias,
burlas e insulto, respondía él rezando el Rosario en voz
alta. Al llegar al lugar del sacrificio pidió poder terminar el
Rosario y morir de frente, perdonando y bendiciendo a sus enemigos.
Curiosamente se le concedió todo. Se puso el Rosario dentro de
la boca, abrió los brazos en cruz y dijo: «Ya
podéis disparar». Una descarga fulminante fue suficiente.
Tenía 55 años de edad, 38 de vida religiosa y 31 de
sacerdote.
Sus restos mortales fueron trasladados desde Calanda a Zaragoza al
cementerio del Colegio de Santa Rosa (Misioneras Dominicas de Pamplona)
y desde 1962 descansan en el Convento-Colegio Cardenal Xavierre de
Zaragoza. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001
en la ceremonia de los 233 mártires de la persecución
religiosa en Valencia.