BEATO FRANCISCO ESTEBAN LACAL
28 de noviembre
1936 d.C.


  
   Francisco Esteban Lacal (1888-1936). Nació en Soria. Hizo sus primeros votos en la Congregación de los Misioneros Oblatos en 1906 en el convento de Urnieta (Guipúzcoa). En 1911 fue a Turín (Italia) y allí completó los estudios eclesiásticos y recibió las Órdenes Sagradas que culminaron con el Presbiterado en 1912. Al año siguiente se incorporó, como profesor, a la Comunidad del Seminario Menor de Urnieta, donde estará hasta 1929.

   Este año fue destinado a Las Arenas (Vizcaya) como auxiliar del Maestro de Novicios. Un año más tarde, en 1930, regresa a Urnieta como Superior; sigue siendo profesor, primero como Superior y, dos años más tarde, también como Provincial, cargo para el que fue nombrado en 1932. En 1935 trasladó su residencia a Madrid, a la casa que ya tenían los Oblatos en la calle de Diego de León. Allí acogió, a un grupo de Oblatos que, detenidos en su Comunidad de Pozuelo de Alarcón y llevados después a la Dirección General de Seguridad, fueron puestos en libertad el 25 de julio de 1936.

   Con ellos y con los que ya anteriormente estaban en la Comunidad con él, sufrió las angustias de la persecución religiosa en Madrid y la experimentó directamente cuando el 9 de agosto de 1936 fue expulsado, con sus hermanos Oblatos, de su propia Comunidad de Diego de León. Con ellos va a refugiarse a una pensión situada en la calle Carrera de San Jerónimo. El día 15 de octubre fue detenido. Los van recluyendo en la Cárcel Modelo y es precisamente ahí, en el infortunio, donde, expresando de manera clara sus profundas convicciones evangélicas, se animaban mutuamente y animaban también a otros. Todo ello, en cuanto les era permitido, desde la oración y la vivencia con espíritu de fe de las humillaciones y malos tratos de que eran objeto. Teniendo en cuenta que en el mes de noviembre en Madrid el clima, a veces, es frío, en la cárcel se hacía intensamente frío por carecer del indispensable abrigo, ya que de lo poco que podían disponer hacían participantes a otros que les parecían más necesitados. El Padre Francisco Esteban hizo entrega de su propio abrigo a uno de sus compañeros de prisión. Además del frío, “compañeros” de prisión eran también el hambre y los parásitos, porque la higiene era muy deficiente.

   El procedimiento fue el mismo para todos. No hubo acusación, no hubo juicio, no hubo defensa, no hubo explicaciones Solo se sabe que el 28 de noviembre de 1936 fueron sacados de la cárcel, conducidos a Paracuellos de Jarama y allí ejecutados. El mayor de ellos, el beato Vicente Blanco, superior del seminario, tenía 54 años y el más joven, el beato Clemente Rodríguez, profeso temporal, 18. El resto de las edades iban desde los 5 a los 20 años.

   Todos ellos murieron haciendo profesión de fe y perdonando a sus verdugos. De los 22 Oblatos que, a pesar de las torturas psicológicas durante el cruel cautiverio, ninguno apostató, ni decayó en la fe, ni lamentó haber abrazado la vocación religiosa.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)