BEATA FRANCISCA MEZIERE
5 de febrero
1794 d.C.
Nació en
Mézangers, Francia, en el seno de una familia trabajadora.
Recibió una sólida formación religiosa y cultural
en las hermanas de Chapelle-au-Riboul. Quiso hacerse religiosa pero sin
emitir votos, por ello ingresó la llamada “hermanas de la
escuela de la escuela y la caridad”.
En 1772, fue enviada
al pueblo de Saint-Léger-en-Charnie, para hacerse cargo de la
escuela parroquial y vigilar a los enfermos, atendiéndolos
material y espiritualmente. Al iniciarse la revolución francesa,
los dos sacerdotes de la parroquia se negaron a prestar juramento
constitucional, y tuvieron que abandonar la parroquia y ejercer su
ministerio clandestinamente, Francisca les ayudó en todo lo que
pudo.
En 1791, la ley
mandó que todos los enseñantes también hiciera
juramento constitucional, pero los que se negaran, podían
continuar ejerciendo su servicio en los hospitales, Francisca se
negó a prestar juramente, perdió su puesto en la escuela,
pero continuó con su trabajo en el hospital. Cuando Laval fue
tomado por el ejército vandeano, las cosas parecían que
volverían a su estado primitivo, pero sufrieron una derrota, y
dos soldados heridos llegaron al pueblo de Francisca, y ésta los
cuidó clandestinamente, pero fueron descubiertos y acusaron a
Francisca de haberlos ayudado a ellos y a otros, cosa que no era
verdad.
Fue detenida en 1794, y enviada a Laval, ante el tribunal de la famosa
comisión Clemente. Se negó a prestar juramento al llamado
“Libertad-Igualdad”, y fue acusada de ayudar a los fugitivos vandeanos,
y de negar ayuda a los soldados de la República, y de insultar a
ésta. Fue condenada a muerte y guillotinada en Laval, ella dio
gracias al tribunal por permitirla encontrarse tan pronto con el buen
Dios. Fue beatificada el 19 de junio de 1955 por el Papa Pío XII.