BEATA FRANCISCA DE
AMBROISE
4 de noviembre
1485 d.C.
Hija
de Luis de Amboise,
vizconde de Thouars, nació en plena guerra de los Cien
Años en Thouars. Su padre se enroló en las tropas de
santa Juana de Arco, mientras ella, con cuatro años de edad, la
casaron, por contrato matrimonial con el duque Pedro de Bretaña.
La pequeña
Francisca vivió en la corte bretona del duque Juan V para
recibir la educación que le correspondia a su futuro estado.
Mientras Pedro, su futuro esposo, siguió su formación
bajo la dirección de su preceptor Juan de Treal. Francisca, fue
entregada a los cuidados de la hermana del rey, la duquesa Juana de
Francia, mujer de profunda piedad, que le enseñó los
menesteres propios de las damas de su rango. Cumplida la edad de
consumar el matrimonio, convenció a su esposo de vivir un
matrimonio "blanco" (como luego atestiguaría éste en su
lecho de muerte); a pesar de la consonancia que parecía que
existía en el matrimonio, pasó su vida
esforzándose en complacer y aplacar a su celoso marido y
haciendo obras de caridad. En 1450 fue coronada duquesa de
Bretaña, junto con su esposo. Pedro subió al trono de
Francia en 1450. Profunda la benéfica influencia de Francisca
sobre su marido y sobre la buena marcha de la Corte y de las cosas del
Estado, y los siete años de su gobierno los recordó el
pueblo como los “tiempos de la santa duquesa”. Junto con su esposo
consagraron a María un santuario en Folgoët.
Francisca supo frenar
los excesos de la Corte. Todos los miércoles sentaba a su mesa a
once doncellas pobres; el día de Navidad escogía a un
niño pobre, lo vestía con traje nuevo y lo hospedaba como
representante del Niño Jesús; el Jueves Santo lavaba los
pies a doce pobres y les ofrecía un traje nuevo. En 1457
enviudó. Le esperarían años difíciles ya
que todos se cebaron contra ella. Pedro había dejado en
testamento que, a su muerte, su esposa pudiera dedicarse a sus obras de
caridad.
El general de los
carmelitas, san Juan Soreth, en el año 1552 había
conseguido del papa Nicolás V la aprobación de las
religiosas carmelitas y que les concediese las mismas gracias que
gozaban las religiosas de otras Ordenes. Francisca fue la primera monja
carmelita y se la considera como la fundadora del carmelo femenino
francés, con su dinero fundó el primer monasterio
femenino de carmelitas en Francia, el cual fue erigido en Bondon, cerca
de Vannes, en 1463, con las monjas que el beato Soreth trajo de Lieja.
En el 1468 tomó el hábito en el convento de Trois-Maries,
que ella misma había fundado en Nantes, y del que llegó a
ser priora. Ella sólo quería la "humilde sierva de
Jesucristo".
En todas partes
llamó la atención por su rigurosa observancia, por su
gran humildad y por su total entrega al servicio de todas las hermanas,
sobre todo, de las más enfermas y ancianas. Escribió un
libro titulado "Exhortaciones Espirituales", que es una especie
de regla y normas de vida interior para vivir la vida en el claustro. A
ella se le atribuye la introducción de la práctica de la
Comunión frecuente ( y para las enfermas incluso diaria), y la
imposición por voto, bajo pena de excomunión, de la
más estricta clausura que impedía tanto la entrada al
monasterio a toda persona (incluso a las mujeres) como la salida de las
monjas. Al morir dijo a sus hermanas: "Adiós, hijas queridas, yo
me voy a experimentar lo que es amar a Dios sobre todas las
cosas". El
pueblo empezó pronto a venerarla como santa, a causa de sus
virtudes y de los milagros obrados en su sepulcro, pero el culto de la
beata Francisca no fue confirmado sino hasta 1863 por el beato
Pío IX.