BEATO FLORENTINO
REDONDO INSAUSTI
1936 d.C.
8 de octubre
Florentino nace en Cárcar (Navarra), el 14 de marzo
de 1885, en un hogar humilde. Su padre era peón caminero y su
madre se dedicaba a las labores de casa. En 1898 ingresa en el
juniorado marista de Canet de Mar. Cuatro años después
emite el voto de obediencia. En septiembre de 1903 sale destinado a
tierra extranjera (Argentina, Luján), donde permanece 12
años. Hace su profesión perpetua el 15 de agosto de 1907.
Durante su estancia en Argentina trabaja en Mar del Plata,
Caseros, Luján. En 1915 regresa a Europa y se queda en Italia
hasta 1920, ejerciendo sus tareas apostólicas en Grugliasco,
Ventimiglia y Mondovì. Luego lo encontramos en Mataró
(Valldemía). Aquí estará 16 años seguidos,
ofreciendo sus servicios de ropero y enfermero hasta el día
mismo del comienzo de la guerra civil.
El 7 de octubre de 1936 acude con los demás hermanos al buque
Cabo San Agustín y es asesinado al día siguiente por la
noche, en el cementerio de Montcada.
Era un hombre silencioso servidor del Señor y de
todos cuantos necesitaban su ayuda. Los testimonios de la vida del
hermano Leopoldo abundan en dos direcciones fundamentales: su vida
interior y sus actitudes de servicio y observancia de la Regla.
Guardaba el silencio de regla rigurosamente. Pero esto, en vez de
volverlo brusco y extraño en sus modales y en su relación
con los demás, le hacía simpático y atrayente. Una
sonrisa franca y perpetua llenaba de encanto su rostro y su persona, de
tal manera que su trato y servicio resultaban siempre agradables. Los
alumnos lo llamaban “el santo”.
Escribía en una carta a su hermana Leonor: Un
consejo te voy a dar y es que mucho más tiempo debes gastar en
dar gracias a Dios Nuestro Señor, por los beneficios sin cuento
que has recibido que el gastado en pedir nuevos favores y gracias; y
esto por ser la cosa que más agrada a Dios; y además,
sabido es que el mejor modo de pedir es dar gracias, esto aún
entre hombres.