BEATO FEDERICO OZANAM
1853 d.C.
8 de septiembre
Nació en Milán, en el seno de una familia acomodada de
origen francés y judía. Su juventud transcurrió en
Lyon, ciudad natal de sus padres, donde atravesó una crisis
religiosa superada cuando llegó a París e ingresó
en la universidad de La Sorbona, donde estudió Humanidades y
Derecho. Allí, tuvo ocasión de descubrir la miseria
material y moral que existía en grandes sectores de la sociedad
que se edificaba fuera de la influencia cristiana. Además de las
clases universitarias asistió a las reuniones de un grupo
de “Les bonnes etudes”, dirigidas por el profesor Bailly y que en
1832 se transformó en las Conferencias de la Historia. En una de
estas reuniones un joven de ideología santsimoniana, le
lanzó un reto en el que afirmaba que la acción cristiana
estaba anticuada y abocada a la extinción. Esto le animó
a pasar de la fe a la acción de la propia fe.
A los 20 años fundó con seis
compañeros las Conferencias de San Vicente de Paúl en
1833. La caridad de Federico con sus primeros compañeros se
ejerció con la ayuda de una Hija de la Caridad, la hermana la
beata Rosalía Rendu, en la calle Mouffetard, en pleno
corazón del barrio latino de París. Estas Conferencias
pronto se extendieron por el mundo formando una red de caridad con la
que el joven estudiante deseaba envolver al mundo. Federico dijo:
“Quiero encerrar al mundo entro en una red de caridad. La sociedad es
una asociación cristiana, siempre en comunión estrecha
con la Iglesia, siempre a su sombra pero sin dependencia de la
jerarquía eclesiástica, con un protagonismo propio”.
Para defender la fe, Ozanam fue el promotor de las famosas
conferencias cuaresmales de Notre Dame que inauguró el padre
Lacordaire. Su intensa actividad espiritual fue unida a la vida normal
de un laico. Sus diversos títulos universitarios le llevaron a
la cátedra de Derecho comercial en Lyon. Más tarde la de
Literatura extranjera en la Sorbona. En 1841 se casó con Amelie
Soulacroix, de esta unión nacerá su única hija
Marie. Se hizo Terciaro franciscano. Pronto, minado por la
tuberculosis, abandonó la enseñanza.
Murió en Marsella. Fue un precursor de la doctrina
social de la Iglesia. En 1848 fundó con el padre Lacordaire un
periódico “L´ere nouvelle”, al tiempo que intervino en
debates políticos de la época. San Juan Pablo II lo
beatificó el 22 de agosto de 1997.