BEATO FEDERICO
JANSSOONE
4 de agosto
1916 d.C.
Nació en Ghyvelde (Lille) en el seno de una familia modesta
campesina. Entró en el seminario para hacerse sacerdote, pero
por dificultades familiares tuvo que salir. Desde niño quiso ser
ordenado sacerdote, sin embargo debido a las dificultades
económicas ocurridas tras la muerte de su padre, en 1848, tuvo
que ponerse a trabajar como vendedor ambulante. Fue la muerte de su
madre -que se ofreció como víctima a Dios por el
sacerdocio de su hijo- la que le liberó de la obligación
de mantener a la familia. A los 26 años ingresó en los
franciscanos en Amiens en 1864.
Fue ordenado sacerdote
en 1870. A causa de la guerra entre Francia y Alemania, partió
como capellán militar; luego, fue nombrado maestro de novicios.
En 1873 fue destinado a Burdeos donde fundó un convento
franciscano. En 1875 marchó a Egipto y luego fue enviado a
París para ocupar se de la obra de Tierra Santa, y a partir de
ahora, su misión será extender la devoción y
conservación de los Santos Lugares. Fue vicario de la custodia
franciscana en Palestina, donde se ganó el afecto de los
habitantes del país, tanto cristianos como musulmanes. Se
entregó a todos, fundando nuevas iglesias, escuelas, orfanatos y
hospederías para peregrinos y distribuyendo entre los miembros
de todas las comunidades religiosas, ante la sequía y
carestía de aquellos años, lo recaudado en las colectas
que organizó, especialmente en dos viajes a Francia y
Canadá.
En 1888 fue nombrado Comisario de Tierra Santa para
Canadá, con sede en Trois-Riviéres, con el encargo de
ocuparse de socorrer las necesidades económicas de la Custodia
de Oriente. Permaneció en Canadá hasta su muerte,
desempeñando con eficacia su cargo: escribió varios
libros de espiritualidad y de catequesis, fundó y dirigió
revistas religiosas, reorganizó, según los principios de
la nueva regla leonina el Tercer Orden franciscano canadiense,
así como toda la presencia de los franciscanos en aquellas
tierras, y se destacó como predicador. Luego desarrolló
su misión propagando las peregrinaciones a Tierra Santa en
Marianópolis, Canadá. Murió en Montreal. El
papa san Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988.