BEATO FACUNDO FERNANDEZ RODRIGUEZ
1936 d.C.
4 de septiembre
Nacido en la humilde panadería
de sus padres, fue bautizado un día después en la Iglesia Parroquial
de san José de su pueblo natal. Segundo vástago de una familia
de siete hermanos, su padre solicitó que fuera admitido en la sección
económica del colegio de san Fernando de: «Por ser familia numerosa
y de escasísimos recursos.»
Seminarista desde 1884, concluyó sus estudios eclesiásticos
en el Seminario de san Cecilio de Granada y recibió el presbiterado
el quince de mayo de 1897. A las Alpujarras, su comarca natal, entregaría
más de tres décadas de su ministerio. Primero fue Coadjutor
de Torvizcón, después ocupó la coadjutoría de
Mecina Alfahar y la Parroquia de Nechite. Finalmente fue nombrado Cura Propio
de la Parroquia del Santo Ángel de Darrícal y Encargado del
Santo Cristo del Consuelo de Lucainena.
Doña Dolores Ruiz, que asistía a las visitas que
realizaba a su paisano el siervo de Dios don Juan Moreno en la próxima
localidad de Benínar, lo recordaba así «Era un sacerdote
mayor, algo sordo, lo que le obligaba a hablar en voz alta. Su imagen era
la de un hombre bueno, muy humano.»
El siete de agosto de 1936, ante la violencia de la Persecución
Religiosa, no tuvo más remedio que abandonar Darrícal e internarse
en la fragosidad de la sierra. Como le aseguraron de que no sufriría
ningún daño en atención a su edad, regresó a
Válor y se refugió en casa de unos sobrinos. Al día
siguiente fue detenido y, tras sufrir cárcel en Ugíjar, fue
arrastrado a la prisión de Berja. Fue martirizado, a sus sesenta y
siete años, junto a otros dos presbíteros en el cementerio
virigitano. Monseñor Matarín escribió: «Pudo librarse
de morir y no lo hizo. Prefirió perder su vida antes que negar a su
Señor, del que se confesó discípulo y sacerdote.»