BEATA EUGENIA PICCO
1921 d.C.
7 de septiembre
Nació en Crescenzago, Milán, en el seno de una familia
burguesa. Su padre era un excelente músico de la Scala de
Milán, ciego. Su madre era una mujer frívola, que no
amó a su marido, y a la que le atraía el dinero, el
éxito y los viajes. De Eugenia cuidaron sus abuelos, ya que sus
padres generalmente siempre estaban fuera, hasta que un día
llegó su madre sola sin su padre y le dio por muerto. Su madre
se la llevó a vivir con ella y con su amante. Eugenia
creció en un ambiente totalmente amoral que la hizo sufrir
mucho. Pidió ayuda a Dios, del que apenas tenía noticias
y un día de 1886, sintió dentro de sí la llamada a
la santidad.
Con 20 años ingresó en las Pequeñas
Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María,
huyendo de su casa en 1887, siendo inmediatamente acogida por el
fundador el venerable Agustín Chieppi. En 1894 realizó su
profesión perpetua. Fue humilde, fiel y generosa, se
entregó sin reservas a las alumnas del colegio de las que era
maestra de música, canto y francés; también fue
maestra de novicias, archivera del convento, secretaria general y
consejera. En 1911 fue elegida superiora general y no abandonó
el cargo hasta su muerte. Durante su mandato fue siempre una madre para
todas las hermanas. Organizó la nueva fundación siendo
fiel a las directrices del fundador. Se preocupó por los
más pobres y desvalidos y por los desheredados que generó
la I Guerra Mundial. Fue una mujer de oración y en ella
vivió su santidad. De salud débil, con un cuerpo
consumido por una tuberculosis ósea, en 1919, la tuvieron que
amputar la pierna derecha. Eugenia se ofreció, por los
demás, siempre sonriente. Murió con fama de santidad. El
7 de octubre del 2001, Juan Pablo II la proclama Beata.