BEATO ESTEBAN BELLESINI
2 de febrero
1840 d.C.
Nació en Trento, en el seno de una familia acomodada. A los
dieciocho años viste el hábito agustiniano en el convento
de San Marcos. Poco después hace el noviciado en Bolonia, de
donde es trasladado a Roma y de nuevo a Bolonia para el estudio de la
Filosofía y de la Teología. Emitió sus votos
religiosos en la Orden Agustiniana en 1794. Obligado por las tropas
napoleónicas a abandonar los Estados pontificios, regresó
a su ciudad de origen, en la que fue ordenado sacerdote en 1797,
viviendo en el convento de San Marcos hasta su supresión en
1809.
Vivió tiempos
difíciles. Suprimidas por el gobierno las casas religiosas en su
región, vuelve al seno familiar, donde se dedicó
intensamente a la actividad docente para cuidar de la formación
cultural y cristiana de la juventud, en un ambiente adverso a la
religión, abriendo en la propia casa una escuela gratuita.
Conquistó en breve tiempo la estima y la confianza de la
población, e incluso de la misma autoridad civil, que lo
nombró inspector general de las escuelas de todo el territorio
trentino. Si al inicio sus alumnos no llegaban al centenar, ahora
fueron miles los que de alguna manera dependían de él.
Sin embargo, el P.
Esteban deseaba mantenerse fiel su profesión religiosa. Ante la
imposibilidad de realizar este deseo en Trento, ya que el gobierno no
permitía volver a abrir el convento, en 1817 abandonó la
docencia, y, burlando la vigilancia, se refugió en Bolonia, bajo
dominio pontificio, donde ya se había restablecido la vida
comunitaria. A las autoridades civiles de Trento, que le conminaron a
volver para continuar en su puesto, respondió claramente que el
vínculo que le une a Dios por los votos “y a mi amadísima
Madre, que es la Religión que yo he profesado solemnemente”, es
mucho más fuerte que cualquier otro. Aún más:
“Esta invitación no me sería hecha ciertamente por vd.,
si conociera la fuerza de los vínculos sagrados de los
religiosos unidos a Dios y al Rey de los reyes, a quien juré
fidelidad perpetua ante el altar con los más sagrados votos”.
Llamado a Roma por el P. General de la Orden, fue nombrado maestro de
novicios y párroco del santuario de Nuestra Señora de
Genazzano, donde dedicó los últimos años de su
vida al ministerio parroquial, atendiendo con solicitud a los pobres y
a los niños, su ya viejo pero aún gran amor. Fue un gran
educador de conciencias. Murió como consecuencia de su
dedicación a las víctimas del cólera. Los restos
del P. Esteban reposan en el Santuario de la Virgen del Buen Consejo de
Genazzano. Fue beatificado el 27 de diciembre de 1904 por San
Pío X.