ESTEBAN IX
1057-1058 d.C.
El abad de
Monte Cassino y Cardenal Federico de Lorena estaba emparentado con la
familia de Tosacana, que había combatido al emperador. Sus
mértios y virtudes fueron grandes y supo proseguir la obra
reformadora de su predecesor, otorgando a Pedro Damiano plenos poderes
y nombrándole cardenal y Obispo de Ostia.
En una carta dirigida a los Obispos, el nuevo cardenal
denunció la investidura laica como fuente de todos los abusos.
Una vigorosa campaña fue dirigida por él contra la
simonía y la inmoralidad del clero. El Papa compartió el
puntode vista de Damiano. El pueblo apoyó la reforma y se
rebeló contra los nobles aliados del clero corrompido en el
norte de Italia. Los llamados "patarios" o "patares" (palabra de
desprecio que designaba de este modo a los revolucionarios con el
nombre de "traperos") penetraron en las casas de los clérigos y
echaron a sus concubinas. El Papa tuvo que intervenir para poner fin a
los excesos. Mientras tanto, Hildebrando recorría Europa para
ganar el clero francés y alemán a las ideas de la
reforma. Antes de morir, Esteban IX hizo la siguiente profecía,
que se relizó: "Se que después de mi muerte hombres
llenos de sí mismos se alzarán entre vosotros y
tratarán de apoderarse de esta Sede con la ayuda de los laicos y
en contradicción de los antiguos decretos".
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)