EL SANTÍSIMO
NOMBRE DE JESÚS
3 de enero
«Le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). El nombre
se imponía a los niños hebreos, a los 8 días de su
nacimiento, por medio de la circuncisión, realizada, la mayor
parte de las veces por el padre de familia. Si contamos los días
desde el nacimiento de Jesús (25 de diciembre) ocho días
después sería el 3 de enero, por ello se ha puesto esta
fecha como memoria litúrgica del Santísimo Nombre de
Jesús.
El nombre de
Jesús nos recuerda todo lo que está simbolizado en
él: «Para que al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua
confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios
Padre» (Flp 2,10-11), que es la cita evocada en el elogio del
Martirologio. «Hablando de él, nos sentimos iluminados;
pensando en él, recibimos el alimento de nuestras almas;
invocándole, encontramos la paz», decía san
Bernardo de Claraval, uno de los hombres que han hablado más
sentida y profundamente del nombre de Jesús.
"IHS":
monograma del nombre de Jesucristo. Desde el principio de la
cristiandad, la “nomina sacra (nombre sagrado) de Iesous Christos”
(Jesucristo) se abrevia de varias formas. Las tres primeras
letras de la palabra "Jesús" en griego son: IHC. Estas se
transliteraron al latín como IHS. Sentido latino: "I":
Iesus (Jesús), "H": Hominum (de los hombres), "S": Salvator"
(Salvador) = Jesús, Salvador de los hombres.
Aunque esta no representa el significado original griego,
felizmente se refiere y honra al mismo Jesucristo.
El Santísimo Nombre de Jesús fue siempre honrado y
venerado en la Iglesia desde los primeros tiempos. El Concilio de Lyon
prescribió en 1274 una devoción especial al nombre de
Jesús, y el beato Gregorio X comisionó especialmente a la
Orden de Predicadores para propagarla, pero sólo en el siglo XIV
comenzó el culto litúrgico. San Benardino, ayudado por
sus cohermanos, sobre todo de los beatos Alberto de Sarteano y
Benardino de Feltré, difundió con gran fervor tal
devoción que finalmente fue instituida como fiesta
litúrgica. En el 1530 el papa Clemente VII autorizó a la
Orden franciscana recitar el Oficio del Santísimo Nombre de
Jesús. En 1721, se convirtió en fiesta universal de la
Iglesia de occidente; pero pocos años después, la
comisión encargada de la reforma del Breviario recomendó
al Papa Benedicto XIV que la suprimiera del calendario general. San
Juan Pablo II instituyó el 3 de Enero el día de la
memoria facultativa en el Martirologio
Romano.