Nació en
Francia, probablemente cerca de Chartres, pues ahí se
desarrolló toda su vida. Pertenecía a una familia de la
aristocracia local. Como era costumbre en la época, su padre la
casó muy joven. Tuvo la mala fortuna Eloísa de enviudar
al poco tiempo de haberse casado. Y esto fue el inicio de una larga
serie de cargas que tuvo que soportar. Ya desde ese momento le
nació la idea de desprenderse de todos sus bienes.
Quiso la
providencia que se volviera a casar. Pero de nueva cuenta vuelve a
quedarse viuda al poco tiempo. Eloísa tomó esta muerte
como señal, y tomó la determinación de retirarse
como religiosa a la abadía benedictina de Notre Dame de Coulombs
en Normandía. Cedió a la abadía todas sus
posesiones y todas sus herencias. Solamente mandó que le
construyeran una celda a un costado de la iglesia, donde vivió
recluida en santidad hasta su muerte. Sus restos se conservan en la
actualidad en la catedral de Chartres, donde todavía son
venerados.