HISTORIA DE LA IGLESIA
EL HOMBRE DE LA EDAD MODERNA
Del 1300 al 1500 d.C.
A
principios del siglo XIV
se advertía en muchos cristianos el deseo de una vida espiritual
más profunda, como se puede ver en el caso de "las beguinas", de
los predicadores de penitencia y de las jóvenes piadosas que
construyeron nuevos conventos. Desde el año 1300 en adelante,
surgieron diferentes grupos cristianos que deseaban ser mejores. En
algunos casos, estos cristianos no se inspiraban en la vida tradicional
de la Iglesia, sino que buscaban nuevos caminos, que a veces eran
equivocados. De aquí provinieron los movimientos
heréticos (contrarios a la Iglesia).
Pero no era fácil distinguir en esos grupos
cuándo se trataba de un verdadero cristianismo y cuándo
eran manifestaciones de rebeldía. "Las beguinas" vivían
en grupos pequeños y se dedicaban a hacer obras de caridad y
beneficencia. Era un movimiento muy difundido, sobre todo en el norte
de Europa. Las autoridades eclesiásticas se procuparon por estas
agrupaciones, porque a veces se desviaban de la auténtica
doctirna cristiana. Durante este tiempo abundaban "los predicadores de
penitencia". Iban vestidos como los mendigos, viajaban de país
en país y predicaban la necesidad de tomar en serio el
cristianismo. El pueblo los escuchaba, lloraba sus pecados y se
arrepentía de ellos.
Finalmente, en esta época abundaron las devociones
femeninas. Las mujeres cristianas querían instruirse y ser
más atendidas por la Iglesia. Las mujeres jóvenes, con
ayuda de príncipes y autoridades, construyeron conventos para
dedicarse a una vida más santa. En resumen, a pesar de
ciertos errores, había un deseo de vida cristiana más
profunda.
Catalina de Siena, viva y tenaz desde pequeña,
entró a los 16 años en la Tercera Orden de los Dominicos.
Durante el carnaval tuvo una visión, en que Nuestro Señor
le confió una misión en la Iglesia. Santa Catalina
escribió muchas cartas y aconsejó a toda clase de
personas, pues era "la servidora de los siervos de Cristo" y
sentía la responsabilidad de dar a conocer los demás el
amor de Dios. Catalina contribuyó definitivamente a que los
Papas, desterrados en Aviñòn (Francia) durante 70
años, volvieran finalmente a Roma.
Catalina nació en Siena (Italia) en 1347. Su madre
insistía en que se casara, pero ella quería ser
religiosa. A los 16 años se hizo terciaria dominica: no vivia en
un convento, sino en el mundo, siguiendo el reglamento de los dominicos
y dedicada a la oración y obras de caridad. A los 20 años
tuvo una visión de Jesucristo, que le confió una
misión en la Iglesia. Su vida ejemplar conquistó a los
habitantes de Siena, algunos de los cuales formaron con ella un grupo,
en el que había funcionarios, embajadores, pintores, artesanos y
religiosos.
Esta santa mujer escribió cientos de cartas a toda
clase de personas, en que les daba profundos y espirituales consejos.
Estos escritos, muy valiosos por su profundidad humana, intelectual y
literaria son un testionio vivo de la contribución de las
mujeres a la vida de la Iglesia y de la sociedad contemporánea.
Santa Catalina contribuyó de un modo definitivo a
que el Papa regresara de Aviñón (Francia) a Roma en 1377,
después de 70 años de ausencia. Se esforzó,
además, en fomentar la paz interna en la Iglesia, que, junto con
la sociedad, vivía en un clima de divisiones y peleas.
Murió en Roma a los 33 años de edad. Al morir ella, no
habían cambiado mucho las cosas en los países
cristianos, que se hallaban divididos; pero ya había
indicios de una nueva cristiandad, que viviría la paz predicada
por Catalina. Es una de las grandes mujeres del siglo XIV.
Al morir el Papa Gregorio XI, el pueblo romano
exigió un Pontifice italiano y entró en tumulto en el
lugar donde estaban reunidos los Cardenales para elegir Papa. En
realidad, los Cardenales, conociendo la opinión popular,
habían elegido a Urbano VI de Bari (Italia). Pero los Cardenales
huyeron y considerando que la elección de Urbano VI había
sido forzada e inválida, eligieron a Clemente VII. Así
pues, durante 40 años hubo simultáneamente dos Papas.
Al morir el Papa Gregorio XI, la situación era
alarmante: de los 16 Cardenales, 11 eran franceses. Parecía muy
lógico que se eligiera como sucesor a un francés. Se
reunieron, pues, los Cardenales. El pueblo exigía un Papa romano
o por lo menos italiano. Entonces los sustados Cardenales eligieron
precipitadamente al Arzobispo de Bari (Italia), que tonmó el
nombre de Urbano VI. El pueblo entró precipitadamente en el
sitio donde estaban reunidos los Cardenales y éstos huyeron.
Urbano VI (1378-1389) no tuvo la prudencia necesaria y,
con su modo brusco y orgulloso, se enemistó con los Cardenales.
Llegaron a tal grado las cosas, que los Cardenales emitieron una
declaración en la cual afirmaban que la elección de
Urbano VI había sido forzada y, por lo tanto, inválida.
Entonces eligieron un nuevo Papa, que tomó el nombre de Clemente
VII y se estavleció en Aviñón (Francia).
Así pues, la Iglesia de Europa se dividió, siguiendo unos
al Papa romano y otros, al francés. ¿Quién era el
verdadero Papa?....Los mismos Cardenales habían elegido primero
a Urbano VI y después, a Clemente VII...
La situación resultó un verdadero caos. Cada
Papa nombró a sus Cardenales y a los Obispos. En algunas
ciudades había dos Obispos al mismo tiempo, cada uno de ellos
designado por el respectivo Papa. Cuando murieron Urbano VI y Clemente
VII, cada uno de ellos tuvo un sucesor. Para resolver el problema de
los dos Papas, en 1409 se reunió un pseudoconcilio en Pisa, el
cual depuso a ambos y eligió a un tercero, con el nombre de
Alejandro V, al que sucedió Juan XIII, quien convocó el
Concilio de Constanza. Este Concilio, con la huida y renuncia de uno de
los Papas, la abdicación del otro y la condenación del
tercero, eligió por unanimidad a Martín V. Con esto
terminó la peligrosa división de la Iglesia llamada
"Cisma de Occidente".
Hacia fines del siglo XIV, un profesor de la universidad
de Oxford y párroco de Londres, "Juan Wiclif", criticó la
corrupción de la Iglesia y llegó a negar la autoridad del
Papa. Fue declarado hereje. Pero sus ideas se difundieron en el pueblo.
En otras religiones de Europa se critivaba también a la Iglesia.
En Bohemia (Checoeslovaquia), un profesor universitario, "Juan Hus",
quería introducir reformas en la Iglesia, dándole un
carácter nacionalista. Hus fue excomulgado por defender las
ideas de Wiclif. Sin embargo, se sometió al juicio del Concilio
de Constanza, que lo condenó a morir en la hoguera.
En aquel tiempo había poca moralidad en muchos
sacerdotes, religiosos y Obispos. La grave crisis provocada por la
existencia de dos Papas al mismo tiempo y la ausencia de reformas
necesarias en la Iglesia, provocó movimientos de crítica
de la Iglesia misma. El inglés, Juan Wiclif (1320-1384),
sacerdote y profesor de la universidad de Oxford, difundió sus
ideas predicando y escribiendo. Según él, las riquezas de
la Iglesia eran incompatibles con la enseñanza de Jesucristo y
los Apóstoles. Los monjes y religiosos perjudicaban la vida de
la Iglesia. La limosna para obtener "indulgencias" era un
tráfico comercial. Hasta aquí Wiclif.
Llegó a desconocer al Papa, afirmando que el
único Papa es Jesucristo y que la verdadera Iglesia no es la que
veìan, sino la invisible, de la que forman parte solamente "los
elegidos" por Dios...Y aunque una reunión de Obispos, celebrada
en Londres en 1382, condenó las ideas de Wiclif como
herejías, la perjudicial semilla había quedado ya
sembrada entre las clases populares.
En la universidad de Praga (Checoeslovaquia), Juan Hus,
profesor universitario, siguió las ideas de Wiclif, pero les dio
un matiz nacionalista, contra los alemanes. Fue excomulgado.
Voluntariamente se presentó en el Concilio de Constanza para
responder a las acusaciones. Fue juzgado, pero en su proceso se
mezclaron intereses políticos. Se le acusó de cosas que
no había dicho y se le condenó a ser quemado por hereje.
En Bohemia, como venganza, se organizó una "iglesia
nacional"...Era un indicio de que algo muy grave iba a pasar muy
pronto...
En Eurpa occidental se habían formado poderosas
naciones, cuyos reyes rivales. Francia e Inglaterra luchaban entre
sí en una guerra prolongada y cruel ("Guerra de los Cien
Años). Una joven campesina francesa, Juana de Arco, impulsada
solamente por su fe en Dios, reunió un ejército,
libró la ciudad de Orleans y condujo al joven Carlos hasta
Reims, donde fue coronado como rey. Más tarde, capturada por los
ingleses, Juan Aarco fue condenada a morir en la hoguera.
Los reyes de las naciones europeas de Occidente se
habían ido haciendo cada vez más fuertes. Habían
hecho más grandes sus ejércitos y habían
acrecentado el número de sus funcionarios y cortesanos.
Querían engrandecer sus dominios a expensas de los otros
países, con lo cual habia choques de intereses internacionales.
El más granve de estos choques fue "la Guerra de
los Cien Años", entre Francia e Inglesterra, motivada por
intereses de sucesión en el trono, de prestigio y de poder. Los
franceses estaban a punto de perder la guerra, cuando una joven
campesina francesa, Juana de Arco, impulsada por revelaciones
celestiales, reunió un ejército, libró la ciudad
de Orleans de los ataques ingleses y condujo al titubeante Carlos VII a
la ciudad de Reims, donde fue coronado rey en 1429.
Un año más tarde, Juana de Arco cayó
en poder de los ingleses, que le entablaron un juicio. Durante todo su
proceso, Juana de Arco se abandonó en manos de Dios: "Sino fuera
por la gracia de Dios, yo no sabría hacer nada. No he hecho nada
que no fuera por mandato de Dios y de sus ángeles. Dios ha
querido actuar así, por medio de una pobre jovencita"... El
tribunal de la Inquisición, para defender los intereses de
Inglaterra, que quería apoderarse del trono de Francia,
abrió contra Juana de Arco un proceso construido a base de
mentiras y la condenó a morir quemada en la hoguera "por hereje
y hechicera". En mayo de 1431, Juana de Arco murió quemada en la
plaza de la ciudad de Rouen. Esto dio a los franceses nuevas
energías para luchar. Juana de Arco fue proclamada Santa por la
Iglesia en 1920.
Los turcos sitiaron Constantinopla. Su emperador no
recibió ayuda económica ni militar de part de Occidente.
En 1453, "el Gran Turco", Mohamed III, atacó Constantinopla y la
conquistó. Hueron los sabios de la ciudad y llevaron al
Occidente la riqueza del pensamiento de los griegos de la antiguedad
("los clásicos") y de los primitivos cristianos. El Imperio de
Oriente (de Constantinopla a Bizancio) se había arruinado
lentamente. Estaba a merced de los turcos, mahometanos, quienes
habían sitiado la ciudad. Los emperadores bizantinos pidieron
ayuda a los países de Europa Occidental, que estaban demasiado
ocupados en combatirse los uos a los otros. Los Papas quisieron ayudar,
pero no tenían soldados ni fuerza política.
El 29 de mayo de 1453 Constantinopla cayó en manos
de los turcos. Para muchos historiadores esta fecha señala la
división entre la Edad Media y la Edad Moderna. Especialmente
desde entonces los países cristianos tendrían que
enfrentarse, por tierra y por mar, con poderosísimas fuerzas
turcas. Por otra parte, la caída de Constantinopla obligó
a muchos sabios a salir de la ciudad. Así llegaron a los
países occidentales la riqueza del pensamiento de los griegos
antiguos ("los clásicos) y muchos documentos de la Iglesia
primitiva y de los Padres de la Iglesia.
Algunos monjes que abandonaron Constantinopla se
refugiaron en Rusia, donde los monjes vivían una intesa vida
espiritual . Esos monjes que escaparon, transmitieron a los
países eslavos la riqueza de la cultura bizantina. Dichos
países se habían puesto del lado de la Iglesia bizantina,
cuando, en 1054 ocurrió la separación entre la Iglesia
romana y la Iglesia bizantina, que desde entonces se llamó
"ortodoxa". Con la caída de Constantinopla terminó el
sueño del emperador Constantino, que había fundado la
ciudad en el siglo IV, para que fuera la capital del Imperio Romano.
Los autores griegos y latinos de la antiguedad volvieron a
ser descubiertos. De Constantinopla se llevaron a Occidente cajones
enteros de documentos griegos. Por dondequiera se buscaban ruinas e
inscripciones antiguas. Los autores griegos y latinos eran considerados
como los modelos del hombre. Por este motivo, muchos se alejaron de
Dios; otros, en cambio, aprovecharon la grandeza y la bondad de Dios.
Florencia (Italia) e convirtió en el centro del "humanismo" (el
fenómeno descrito anteriormente): era una ciudad rica en dinero,
artesanos y artistas. Los príncipes de Florencia, los
Médicis, fueron muy capaces y espléndidos.
Desde 1434 y durante unos 60 años, la familia
Médicis gobernó la ciudad de Florencia. Desarrollaron
mucho el comercio y los bancos. Florencia se convirtió en un
centro riquísimo, capaz de ayudar con sus recursos a Papas y
reyes. Pero lo más importante de la ciudad de Florencia fue una
excepcional vitalidad artística y cultural. Cosme y Lorenzo de
Médicis dedicaron parte de sus riquezas a conseguir manuscritos.
Los Médicis fueron los mayores "mecenas" (protectores de los
artistas) de los tiempos modernos. Por eso, toda clase de artistas y
artesanos concluyeron en Florencia.
El principal objetivo del "humanismo" es imitar en el arte
al hombre y a la naturaleza. El símbolo de la Florencia
humanista es la cúpula de Santa María de las Flores,
construida por Brunelleschi. La cultura humanista se difundió
gracias a un formidable invento contemporáneo, la imprenta. Los
libros se habían venido reproduciendo a mano, con lentitud,
errores y oscuridades...Juan Gutenberg (alemán) fue el primero
en lograr la edición de libros con la imprenta. En 1454,
Gutenberg imprimió la Biblia en Maguncia (Alemania). Y la
imprenta se difundió rápidamente en otras ciudades
alemanas y europeas.El libro no resultaba ya tan caro, y las obras no
se publicaban ya únicamente en latín, sino en
traducciones, que la gente del pueblo podía comprender.
Un joven holandés de Rotterdam, Erasmo, se
apasionó por el estudio de la Biblia y decidió dedicar su
vida a la investigación de los orígenes de la
tradición cristiana. Fue ordenado sacerdote y viajó
por todo Europa. En 1514, la ciudad suiza de Basilea lo recibió
triunfalmente; ahí mismo se publicó su traducción
latina del Nuevo Testamento. Erasmo de Rotterdam nació en 1467.
Desde muy joven admiró a San Jerónimo, quien
combinó el cristianismo con la cultura clásica (autores
griegos y latinos de la antiguedad). Siendo ya sacerdote,
conoció en Inglaterra a Tomás Moro y a Juan Fisher,
quienes le enseñaron un humanismo cristiano y una
teología basada en los Padres de la Iglesia y en la Biblia.
Entonces Erasmo sintió la necesidad de consagrarse al estudio de
la Biblia.
Así pues, se ocupó de la edición
latina del Nuevo Testamento, de las obras de los Santos
Jerónimo, Cipriano, Ireneo, Ambrosio, Agustín y Juan
Crisóstomo.....Erasmo pensaba que el estudio de estos textos
tendría como efecto la renovación de la Iglesia. Pero no
contaba con la realidad de que el Cristianismo es un hecho visible y
tangible, que se encuentra en una comunidad de personas y que es
posible experimentar.
Erasmo se concentraba casi exclusivamente en lo anterior,
en el corazón, en lo invisible. De lo externo y visible de la
Iglesia sólo se ocupó para criticar duramente las malas
costumbres. Una de sus obras más famosas es "El elogio de la
Locura". Por otra parte, en diferentes partes de Europa se
producían serios esfuerzos esfuerzos por profundizar en los
conocimientos tanto humanistas, como verdaderamente cristianos. En
España, el Cardenal Francisco Jiménez y Cisneros
fundó la Universidad de Alcalá de Henares, en 1509, muy
cerca de Madrid. Dicha universidad se convirtió muy pronto en
una de las mejores de Europa. Se estudiaba en ella la forma de renovar
los estudios teológicos utilizando las fuentes originales. El
Cardenal Cisneros proyectó una Biblia en hebreo, arameo, griego
y latín, que apareció, ya muerto él, en 1522.
La Iglesia sufría, mientras tanto, una gran crisis:
los Papas eran "humanistas", protectores de artistas y buenos
generales, pero lograron poner en práctica las necesarias
reformas ni satisfacer los anhelos de renovación del pueblo
cristiano. Con eso, la Iglesia perdía autoridad moral.
El movimiento humanista afectó profundamente los
Papas. Aproximadamente desde 1450, los Sumos Pontífices se
convirtieron en protectores ("mecenas") de artistas, escritores y
sabios. Más aún, en algunos casos, ellos mismos fueron
grandes estudiosos de los autores antiguos, griegos y latinos, como
Eneas Silvio Piccolomini, que fue elegido Papa en 1458 y tomó el
nombre de Pío II. Siendo ya Papa, siguó escribiendo
estudios, comentarios y poesías. Pero los más famosos
"mecenas" de principios del siglo XVI fueron Julio II y Léon X,
quienes invitaron a los más grandes artistas de la época
a trabajar en Roma.
Durante este período, además, los Papas
estuvieron muy mezclados en política. Querían que los
Estados Pontificios, alrededor de Roma, se convirtieran en un fuerte
Estado. Julio II dirigió las tropas pontificias, como buen
general, para reconquistar militarmente algunos dominios que se le
estaban escapando. Para completar la situación, la conducta de
algunos Papas no era precisamente la que los cristianos esperaban de
ellos (un caso típico fue el Papa Alejandro VI,
famosísimo en la historia...).
Quizá lo más grave de todo aquel cuadro era
la incapacidad de los Papas para corresponder a las esperanzas de
renovación extendidas en toda la cristiandad. Desde la mitad del
siglo XV se habían hecho numerosos proyectos de reforma en el
Papado, la Curia Pontificia y en toda la Iglesia, pero ninguno se
llevó a la práctica. Ni los Papas "mecenas", ni los Papas
guerreros, ni los Papas humanistas supieron encauzar con su propia vida
y ejemplo los anhelos de los cristianos hacia una vida profundamente
religiosa. Ya se sentían terribles presagios en Europa.
El Renacimiento
En esta época se da un pleno florecimiento de las
artes, es decir, estamos en pleno "Renacimiento". Tres genios del arte
produjeron sus obras maravillosas en Florencia y en Roma: fueron Rafael
Sanzio, Miguel Ángel Buonarotti y Leonardo da Vinci. Plasmaron
en sus obras el ideal del hombre contemporáneo. Con Miguel
Ángel, Rafael y Leonardo se olvidó un apego excesivo a la
antiguedad greco-latino y se expresó el arte con una nueva y
gran libertad. Los tres fueron grandes artistas, que representaron el
idel del hombre de la época.
Rafael, con riquísimo colorido y movimiento en sus
pinturas, cargadas de belleza y gracia, expresó el ideal del
hombre que se entusiasma creando. Ilustró mejor que nadie la
vida alegre y refinada de los nobles e intelectuales de entonces.
Leonardo fue un genio artístico y científico. Era pintor,
arquitecto, ingeniero, astrónomo, filósofo y escritor.
Impresionó a sus contemporáneos con sus proyectos de
máquinas voladoras. Estudió botánica y
anatomía. Sus obras de arte impulsaron hacia lo profundo, hacia
un misterio...
Miguel Ángel, pintor, escultor y arquitecto, fue el
último gran genio de Florencia. Tosa su vida permaneció
ligado a la gran familia de los Médicis, tanto en Florencia,
como en Roma (con los Papas Médicis). Miguel desarrolló
una gran libertad en la creación artística, aún
dentro de las reglas del arte. En sus obras hay un amor
incondicional por la belleza absoluta y un ansia profunda de
salvación eterna, junto con un sentido de incapacidad humana
para lograrla. Sus estatuas de mármol reproducen una realidad
más profunda y misteriosa que la expresada por sus predecesores.
Miguel Ángel murió a los 90 años. Con él
terminó la edad de oro. Un ejemplo de sus obras de arte: en
pintura, los frescos de la Capilla Sixtina; en escultura, el David, el
Moisés, La Piedad; en arquitectura, la maravillosa cúpula
de la Basílica de San Pedro, tan asombrosamente proporcionada,
que no parece gigantesca.
En España, el año 1469, se casaron el rey de
Aragón, Fernando e Isabel, reina de Castilla. Fueron llamados
los "Reyes Católicos". Con su boda se unifico España y
nació la España moderna. Los Reyes Católicos
reconquistaron paso a paso todos los dominios ocupados hasta entonces
por los moros (árabes, musulmanes, mahometanos) durante
más de siete siglos. Finalmente, en 1492, tomaron la ciudad de
Granada, última fortaleza de los moros.
Al casarse Isabel de Castilla con Fernando de
Aragón, España quedó prácticamente
unificada bajo una sola monarquía. El primer efecto importante
de esta unificación fue la reconquista de todo el sur de
España, ocupado por los moros desde el año 711. En las
llanuras de Andalucía acamparon las tropas de Isabel u de
Fernando y sitiaron la última fortaleza de los moros, la ciudad
de Granada. Boabdil, último califa moro, huyó con sus
árabes y lloró por la caida de Granada en poder de los
Reyes Católicos, en 1492. Los Reyes Católicos pudieron
así, darles un nuevo destino a sus ejércitos y al dinero
que la guerra les costaba y los ocuparon en fortalecer su
posición y, en menor escala, a favorecer la empresa del
genovés Cristobal Colón.
En el interior de España habían quedado
muchos árabes (musulmanes) y judíos, que se habían
mezclado con la población cristiana durante todos aquellos
siglos de ocupación árabe. Eran agricultores y
comerciantes, médicos, abogados y escritores. Fernando e Isabel
fueron muy duros con estas minorías: obtuvieron del Papa una
Bula que les permitía conducir al tribunal de la
Inquisición a los judíos que no hubieran abandonado sus
antiguas creencias. Era una Inquisición directamente dependiente
de los Reyes de España y fue tan severa, que mereció una
reprensión del Papa a Isabel y Fernando. Entonces, en 1492, los
Reyes Católicos decretaron la expulsión de los
judíos que no se hubieran convertido al cristianismo, y un poco
más tarde se les impuso a los árabes o la
conversión al cristianismo o el destierro.
Cristóbal Colón convenció a la Reina Isabel
la Católica de que financiara su proyecto de llegar a las
"Indias" por el mar occidental (el Atlántico). Colón
descubrió un nuevo continente, América. Comenzó la
aventura de la conquista de ese Nuevo Mundo, en donde había
riquezas fabulosas. Los españoles y los portugueses entraron en
conflicto, porque unos y otros querían conquistar las mismas
tierras. El Papa Alejandro VI les señaló una línea
divisoria.
Los navegates portugueses habían udo explorando la
ruta hacia "las Indias", siguiendo el litoral de África. La ruta
por el mar occidental (el Atlántico) se consideraba muy
peligrosa, pero no imposible, pues los geógrafos aseguraban que
la tierra era redonda. Cristóbal Colón, hombre convencido
y navegante genial, proyectó llegar a las "Indias", por el mar
occidental. Rechazado en varias cortes europeas, Colón
encontró apoyo en Isabel la Católica, reina de Castilla.
Consiguió tres carabelas (naves muy modernas, pero muy
pequeñas para la travesía transatlántica) y
zarpó de España el 3 de agosto de 1492.
El 12 de octubre de 1492 se escuchó el grito de
"¡Tierra a la vista!". Colón estaba convencido de que se
había llegado a la "India", pero en realidad sus barcos estaban
anclados en la actual Isla de Santo Domingo. Volvió Colón
a España con muestras de oro, animales desconocidos en Europa y
con algunos indígenas.
No tardaron los conquistadores españoles y
portugueses en lanzarse al Nuevo Mundo en busca de riquezas. Dichos
conquistadores entraron en frecuentes conflictos, pues unos y otros
querían dominar los mismo territorios, hasta que el Papa
Alejandro VI, elegido como árbitro internacional,
señaló un límite que evitaba las interferencias.
Inicialmente, la conquista de América fue una empresa comercial,
de la cual se pensaba obtener grandes utilidades económicas.
Pero no hay que olvidar que desde el principio comenzó la obra
evangelizadora, pues, junto con los marinos, soldados y aventureros,
casi nunca faltó un sacerdote (por lo menos), capellán
del barco, que pronto se puso en contacto con los pobladores
indígenas.
La imagen que los hombres tenían
del universo (=cosmos) iba a cambiar. Utilizando los instrumentos y
métodos de la astronomía de la Edad Media, Nicolás
Copérnico demostró una idea revolucionaria: la tierra es
la que gira alrededor del Sol, y no al contrario. Es decir
nuestro mundo es "heliocéntrico" (tiene como centro al Sol) y
no, "geocéntrico" (no tiene como centro a la Tierra). Desplazar
a la Tierra del centro del universo, era darle a la Tierra su verdadera
posición y, consiguientemente, también al hombre. De
aquí se originó la tendencia de investigar más a
fondo lo que hay en el interior, en el corazón del hombre.
La actitud "humanista" de los siglos XV y XVI permitió
comprender, y no simplemente reproducir, la herencia del pasado. Se
buscaron nuevas soluciones con la misma libertad que se tomaron los
pensadores clásicos antiguos, como decía Copérnico.
Nicolás Copérnico, es el último gran
exponente de la tradición astronómica de la Edad Media.
Utilizó métodos de las astronomía
matemática para demostrar una teoría totalmente
desconocida, la Tierra se mueve con un movimiento rotatorio alrededor
del Sol, como los demás planetas. Copérnico era polaco.
Estudió la medicina y matemáticas en su patria; luego,
astronomía, medicina y derecho canónico en Italia. De
vuelta en Polonia, se dedicó apasionadamente a la
Investigación y elaboró un sistema sencillo y
armónico. Demostró que la hipótesis de poner al
Sol en el centro del universo no era matemáticamente absurda ni
menos exacta que la antigua. En sus investigaciones científicas,
Copérnico no sólo buscaba las respuestas
matemáticamente seguras, sino también las más
probables: "¿Qué era más probable; que en el
centro de la esfera celeste se encontrara la pequeña Tierra o el
inmenso Sol lleno de luz y de calor?". La investigación de
Copérnico se publicó en 1543. Se inauguraba un nuevo modo
de considerar el universo ("el cosmos"). La Tierra dejó de ser
el centro y se hundió, así, una de las visiones
medievales del "cosmos". Se abrieron, con ello, nuevas perspectivas
eclesiales, en los siglos venideros hacia todo lo que hay en el
interior, en el corazón del hombre.