HISTORIA DE LA IGLESIA
EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO
Del 381 al 600 d.C.



   Gracias a los esfuerzos del emperador Teodosio, casi todos los pueblos del Mediterráneo, tanto de Europa como de Oriente, eran súbditos del Imperio romano-cristiano, que tenía su capital en Constantinopla. Esta nueva ciudad era extraordinaria, rica en iglesias y monumentos. Juan Crisóstomo, el predicador más grande su tiempo, fue Arzobispo de Constantinopla. El pueblo lo admiraba por la sencillez de su vida, pero la Emperatriz Eudoxia lo aborrecía por el Arzobispo Juan predicaba contra el lujo y las malas costumbres. Juan fue desterrado a Armenia, en donde murió.

   El emperador Constantino mandó construir una ciudad extraordinaria, Constantinopla, en el estrecho que une al Mar Mediterráneo con el Mar Negro, donde se cruzaba el comercio de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur. Constantino mandó que se construyeran exclusivamente iglesias cristianas, pues el emperador había declarado el cristianismo como religión oficial. Pero, debido al descontento que reinaba en diferentes zonas del Imperio, éste no pudo permanecer suficientemente unido. El emperador Teodosio (379-395) volvió a restaurar la unidad.

   San Juan Crisóstomo nació en 344, de una familia rica y respetada. Fue educado por su madre. Estudió oratoria con un famoso filósofo, Libanio. Durante un tiempo, la vida de Juan fue frívola. Pero los consejos de su amigo Basilio lo llevaron a buscar una vida muy espiritual, de sacrificio y privaciones. Durante cuatro años se dedicó al estudio de la Sagrada Escritura y en 386 fue ordenado sacerdote. En 397, el emperador de Oriente, Arcadio, lo nombró Arzobispo de Constantinopla. Predicó contra el lujo y las malas costumbres, con lo cual se ganó el favor del pueblo, que admiraba la sencillez de su Obispo. Pero esa misma predicación le atrajo el odio de la corte y de los poderosos, especialmente de la emperatriz Eudoxia, esposa del emperador Arcadio. Eudoxia reunió un conjunto de 35 Obispos, el año 403, y acusó ante ellos a Juan de haberla ofendido públicamente. Entonces Juan Crisóstomo fue condenado al destierro. Tras un doloroso viaje a la frontera con Armenia, Juan vivió tres años en una pequeña población. Con razón se le llamó "Crisóstomo", que quiere decir "boca de oro". Fue un predicador excepcional.

   Durante la segunda parte del siglo IV y a principios del V, San Ambrosio fue uno de los grandes Santos de la Iglesia. Primero ejerció como funcionario del Imperio en Milán: actuó con justicia y ejecutó las obras públicas de la ciudad. Mientras tanto era "catecúmeno" (se estaba preparando para recibir el Bautismo). Poco después, siendo gobernador de Milán, fue nombrado Obispo. Hubo una discusión entre cristianos y arrianos (herejes), y Ambrosio intervino para calmarlos. Entonces el pueblo lo aclamó como Obispo, acabó aceptando. Fue un gran Obispo.

   El Occidente europeo era presionado por los bárbaros invasores, pero la Iglesia seguía creciendo gracias a la influencia de grandes hombres, entre ellos, Ambrosio, Obispo de Milán. Nació en Tréveris, en 340, de una familia noble y cristiana. En Roma asistió a la escuela de gramática y de oratoria. Demostró gran habilidad como abogado y orador. Fue nombrado gobernador de Milán y gobernó con gran justicia y misericordia, defendiendo siempre a los débiles y oprimidos. El pueblo acudía a Ambrosio para pedirle consejo y él se preocupaba de todos los asuntos públicos.

   A la muerte del Obispo anterior, cristianos y arrianos no se ponían de acuerdo para elegir al nuevo Obispo. Cuando Ambrosio se enteró de la discusión, se presentó, y entonces todo el pueblo lo proclamó Obispo de la ciudad. Ambrosio, que no había recido todavía el bautismo (era catecúmeno), quiso huir para que no lo hicieran Obispo. Pero el deseo unánime del pueblo y el parecer del emperador lo hicieron comprender cuál era la voluntad de Dios. Aceptó y se preparó para el bautismo. El 30 de noviembre de 374 recibió el bautismo, la semana siguiente fue ordenado sacerdote y el 7 de diciembre fue consagrado Obispo. Se dedicó a estudiar las Sagradas Escrituras, a la predicación y a la instrucción religiosa de su pueblo. También dio gran importancia a la renovación litúrgica y compuso himnos bellísimos.

   Durante el episcopado de Ambrosio, la Iglesia consiguió mayor independencia del poder imperial. Un ejemplo: cuando el emperador Teodosio fue responsable de una matanza, Ambrosio le impidió la entrada en el templo hasta que el emperador hizo penitencia y demostró su arrepentimiento. Ambrosio y Teodosio se hicieron amigos, y cuando murió el emperador, Ambrosio consoló al hijo de éste y compuso un himno bellísimo sobre la muerte del amigo. En 397 murió San Ambrosio.

   En tiempos del Obispo Ambrosio, nació en un pueblito africano Agustín, que iba a ser un Santo extraordinario. Cuando era joven, vivía muy desordenadamente y, aunque buscaba a Dios, no lo encontraba. Sus viajes y sus estudios lo llevaron a Milán, en donde conoció a San Ambrosio. Se convirtió y fue bautizado por el Obispo.

   El 15 de noviembre de 354 nació en Tagaste, pueblito cercano a Cartago (África), Agustín, uno de los Santos más grandes de la Iglesia. Su padre era pagano y su madre, Mónica, profundamente cristiana. Fue educado por su madre, quien esperaba la madurez de Agustín para bautizarlo. Fue a estudiar a Cartago y se apasionó por la verdad, que ni siquiera en los grandes filósofos encontraba. En 383 fue a Roma y a Milán, donde se dedicó a enseñar. Vivía con una muer, de la que tuvo un hijo; decidió abandonarla, y ella volvió al África. Un día, Alipio, amigo suyo, le prestó un libro y en él encontró Agustín una frase de San Pablo en que exhorta a acabar con todo desenfreno  y a revestirse de Jesucristo. Los dos meditaron profundamente aquellas palabras y todo el contenido de su fe. Agustín escribió una confesión de su vida al Obispo Ambrosio y le pidió que le concediera el bautismo. Entre el 25 y 25 de abril de 387, Agustín, su hijo y Alipio fueron bautizados por Ambrosio.

   Agustín decidió volver al África con su madre, Mónica, y con algunos amigos. Pero Mónica murió en Roma. Entonces Agustín regresó a su patria, con un grupo de amigos, y construyó un monasterio, en el cual llevaron una vida común de oración y pobreza. En el año 391 fue a Hipona a visitar a un amigo enfermo y durante la homilía, en la iglesia, el pueblo lo invitó a que se hiciera sacerdote. El Obispo Valerio le confirió las órdenes sagradas.

   Cuatro años después de su ordenación sacerdotal, en 395, Agustín fue consagrado Obispo de Hipona. Predicaba más de una vez al día. Se enfrentó con una herejía que ponía en peligro la unidad de la fe, el donatismo. El fundador de esta eherjía había sido Donato, Obispo de Cartago. Afirmaba que la Iglesia era una comunidad sin errores y que los pecadores estaban excluidos de ella. Por tanto, los sacramentos administrados por sacerdotes pecadores no eran válidos. Agustín luchó incansablemente contra esta herejía y refutó cada una de sus palabras. La validez de los sacramentos no depende de la santidad del ministro, sino de Cristo, autor de todos ellos. Agustín prosiguió sus obras de caridad y catequesis. Reflexionó sobre su vida y, en un libro bellísmo: "Las Confesiones", agradece al Señor que lo haya apartado de los vicios y lo haya llamado a servirle.

   Después e la invasión de Roma por los bárbaros, el año 410, Pelagio se puso a salvo en la tierra de Agustín. Pelagio quería que en la Iglesia todos renunciaran a formar una familia y vivieran en absoluta ponbreza. Pensaba y enseñaba que, como el hombre no había sido influido por el pecado original, era capaz de vivir rectamente sin la ayuda de la gracias divina. Se oponía al bautismo de los niños, porque decía que no tenían necesidad de él. Agustín combatió sus errores, porque sabía que el hombre es débil y que sólo la ayuda continua de Dios puede salvarlo.

   Pelagio había nacido en Britania (Inglaterra). Vivía en Roma como un penitente cristiano. Su modo de predicar y la seriedad de su vida le consiguieron admiración y simpatía. Exigía una rígida vida moral. Pero suponía que el hombre podía vivir rectamente sin la ayuda de Dios. Huyó al África y sus ideas se difundieron en la Iglesia de Agustín. Según Pelagio, el pacedo de Adán no influye en sus descendientes, por eso el bautismo de los niños no es necesario. Los sacramentos y la oración son secundarios. Lo único fundamental es la conducta moral rigurosa...Agustín combatió toda esta serie de herejías, consciente de que el amor gratuito de Dios es el que nos salva.

   Desde 413 a 426 Agustín a escribir "La Ciudad de Dios". Es una magnífica defensa del Cristianismo y el primer intento de interpretar la historia humana según un criterio cristiano. En su libro dice Agustín que existen dos ciudades: la de Dios, de la que forman parte los buenos, y la terrena, que está construida por los malos. Pero, en esta vida, no podemos separarlas totalmente, porque los buenos y los malos viven juntos hasta el día del juicio.

   Los bárbaros, que habían invadido toda Europa, llegaron también al África y a Hipona, sede episcopal de Agustín. Este se dio cuenta de que iba a morir muy pronto. Cuando los bárbaros llevaban ya tres meses de sitiar la ciudad, Agustín cayó enfermo y después de diez días de continua oración, murió el 28 de agosto del año 430. Agustín es uno de los Santos más grandes de la Iglesia, que dejó un mensaje capaz de inflamar el corazón del hombre moderno: la persona humana ha sido creada por Dios y para Dios y nuestro corazón sólo conseguirá la paz hasta encontrar a Dios.

   San Jerónimo fue contemporáneo de Ambrosio. Nació en Panonia (actual Yugoslavia). Siendo muy joven, fue a estudiar a Roma. Hizo muchos viajes y se retiró al desierto. Aprendió la lengua hebrea, en la cual está escrito el Antiguo Testamento. Fue ordenado sacerdote y volvió a Roma como secretario del Papa. Al morir éste, se fue a Palestina, fundó varios monasterios y realizó su gran obra: la traducción de la Biblia directamente del hebreo (Antiguo Testamento) y del griego (Nuevo Testamento) a la lengua vernácula de entonces, el latín.

   Nació en 347 y muy joven fue enviado a estudiar a Roma. Formó una notable biblioteca, y los libros fueron los fieles compañeros de su vida. Durante cinco años se retiró al desierto, donde, en medio de una vida de privaciones, comenzó a estudiar la lengua hebrea. Volvió a Roma llamado por el Papa Dámaso I. Pero la vida lujosa de la alta sociedad romana lo exasperó. Así, pues, al morir el Papa Dámaso, volvió a Palestina. Fundó en Belén dos monasterios, uno para hombres, dirigido por el mismo Jerónimo, y otro para mujeres, bajo la dirección de Santa Paula, su discípula.

   Los últimos años de su vida trabscurrieron en el estudio y la meditación. La obra más importante de su vida fue la traducción de la Biblia al latín. Dicha traducción se llama "La Vulgata" (la traducción divulgada, popular), que sustituyó a todas las anteriores y que ha sido utilizada por la Iglesia hasta nuestros días, con ligeras modificaciones. San Jerónimo escribió numerosas cartas, en las cuales refleja su vida, y compuso diversas vidas de Santos y de escritores cristianos.

   En el año 431 el Concilio de Éfeso proclamó a la Santísima Virgen "Madre de Dios". El pueblo, devoto de María, organizó una procesión nocturna. Nestorio, Obispo de Constantinopla, sostenía una grave herejía: María es madre de Jesús en cuanto hombre, no en cuanto Dios. Eso conduce a afirmar que en Cristo hay dos personas, la divina y la humana....Cirilo, Obispo de Alejandría, se opuso virogosamente a Nestorio. El Papa Celestino pidió a Nestorio que se retractara de sus afirmaciones heréticas. Nestorio insistió en defender sus afirmaciones y entonces se convocó a un Concilio en la ciudad de Éfeso en el año 431. Nestorio no se presentó. Los Obispos reunidos comenzaron leyendo el símbolo (Credo) nicenoconstantinopolitano. Leyeron además la correspondencia entre Cirilo y Nestorio, y la carta del Papa al Obispo de Constantinopla. Unánimemente, los Obispos aprobaron la doctrina de Cirilo y condenaron las afirmaciones de Nestorio. Con gran alegría, los Obispos, en un sólo día, habían declarado a María "Madre de Dios". El pueblo de Éfeso recibió con júbilo la declaración de los Obispos y, siendo ya noche, organizó una procesión con antorchas por toda la ciudad. Todos alababan a Jesús y a María, "Madre de Dios".

   Después del Concilio de Éfeso, se extendió otra gran herejía, que sostenía que Jesús no era verdadero hombre, sino únicamente verdadero Dios. Se reunió entonces otro Concilio en Calcedonia, al cual el Papa León I envió un documento en que afirmaba que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. Los herejes que afirmaban que Jesús era solamente verdadero Dios, fueron llamados "monofisitas" (que afirmaban que en Cristo sólo había una naturaleza), y el portavoz de esa herejía fue Eutiques. Lo condenó un Sínodo en 448, pero el emperador Teodosio lo defendió. Entonces, en 451, se reunó un Concilio en Calcedonia, ciudad situada frente a Constantinopla. Después de muchas deliberaciones, los Obispos congregados afirmaron solemnemente que Nuestro Señor Jesucristo posee al mismo tiempo la naturaleza divina, como el Padre, y la naturaleza humana, como nosotros, y que se ha hecho igual a nosotros en todo, menos en el pecado.

   Durante estos años se afirmaba con frecuencia que el Obispo de Roma, es decir, el Papa, tenía primacía sobre los demás Obispos. El Papa León Magno subrayó especialmente esta idea. La verdad de que el Obispo de Roma tiene primacía sobre los demás Obispos era una cosa admitida en la Iglesia desde antes del año 400. Pero, entre el 400 y el 460, con los Papas Inocencio I y León I, el Magno, se hizo todavía más clara. Inocencio I afirmó que el Papa era cabeza de todos los Obispos y que tenía poder para juzgarlos y solucionar sus conflictos. Se preocupó por la obediencia de la Iglesia de Oriente. León I, Papa desde 460-661, sostuvo que sólo Cristo es el Obispo eterno de su Iglesia y que él comunica su poder al Obispo de Roma. León I ejerció su poder supremo en el Concilio de Calcedonia, resolvió las dudas y conflictos de las Iglesias locales y aconsejó o reprendió a los Obispos particulares. Afirmó también que el Papa es la señal visible de la presencia de Cristo en su Iglesia.

   León Magno se daba cuenta de su importante tarea; se preocupaba de que la doctrina auténtica, transmitida por los Apóstoles, se conservara en toda la Iglesia y, además, de proteger contra los peligros externos a las poblaciones cristianas, amenazadas por la invasión de los bárbaros. León Magno se dedicó cuidadosamente a la educación del pueblo de Dios. Tal vez ningún Papa anterior había tenido una idea tan alta de su porpia dignidad. Pero protegió también a la Cristiandas contra los ataques de los bárbaros. Atila, rey de los Hunos, había sembrado la destrucción y el pánico en la parte oriental del Imperio y en la Galias (Francia). Penetró en Italia. Cuenta la tradición que el Papa, preocupado por la amenaza de los invasores, salió al encuentro de Atila hasta el río Po y con sólo un crucifijo en la mano convenció a Atila de que respetara Roma y retirara su ejército.

   Patricio, un inglés, después de una vida de aventuras, se dedicó a predicar en Irlanda. Se le llamaría después "el Apóstol de la Isla Verde". A un lado de Inglaterra se encuentra una isla cubierta de prados y bosques, que es Irlanda. A principios del siglo V, las poblaciones celtas irlandesas estaban divididas en cinco reinos. Patricio mismo nos cuenta su vida. Nació en Inglaterra, de padres religiosos. A los 16 años lo raptaron y lo llevaron a Irlanda como esclavo. Fue entonces cuando encontró el camino que lo conducíría a Dios. Después de seis años de esclavitud, logró escapar y regresar a vivir con su familia.

   Tuvo una visión en que se le pedía que volviera a Irlanda para predicarles el Evangelio a los irlandeses. En el año 423 retornó a Irlanda como Obispo-misionero. Pero antes de llegar por segunda vez a Irlanda, viajó por Europa y se enteró de la actividad misionera de la Iglesia en diversos países.

   Al volver a Irlanda, éste era un país casi totalmente pagano. Patricio trabajó intensamente y logró convertir a muchos irlandeses, especialmente entre la gente humilde. La división en reinos sirvió de base a la organización eclesiástica y un siglo más tarde los monasterios llegaron a ser muy importantes. Sus abades se convirtieron en los Obispos de las zonas circundantes. Patricio murió en 461, casi a los 70 años de edad. Su obra fue definitivamente importante en el catolicismo irlandés, y él se convirtió en una figura legendaria.

   Muchos pueblos germanos eran cristianos, pero seguían enseñanzas heréticas. Los francos, por su parte, seguían siendo paganos. Pero su rey, Clodoveo, empezó a interesarse por el Cristianismo. Buscaba pruebas convincentes sobre el poder del Dios cristiano. Encontró la prueba decisiva en una batalla contra una tribu de bárbaros: invocó la ayuda de Jesucristo, y sus enemigos huyeron. Clodoveo se hizo bautizar y con él, sus francos. Fue el primer pueblo germánico que se convirtió al cristianismo.

   Los francos fueron unos de los primeros pueblos que se establecieron en las Galias (Francia) y mucho tiempo fueron aliados de los romanos. Conservaron su religión tradicional, el paganismo. Vivían en pequeños reinos, en lo que actualmente es el norte de Francia. Hacia el año 481 Clodoveo se impuso a los demás reyes y formó un reino único. Clodoveo era pagano y, para extender sus dominios, se casó con una joven princesa católica, Clotilde. Nació el primer hijo, y Clotilde quiso que lo bautizaran, pero después de ser bautizado, el niño murió. Clodoveo, angustiado, afirmaba que no se habría muerto el niño, si hubiera sido consagrado a los dioses paganos. Nació el segundo hijo, y Clotilde hizo que lo bautizaran. El niño enfermó y Clodoveo empezó a despreciar la religión de los cristianos. Pero el niño se curó. Sin embargo, Clodoveo no estaba muy convencido de que Jesucristo fuera Dios. Pero un poco más tarde, en el año 497, cuando se enfrentó con una tribu bárbara, el rey de los francos, viendo que sus tropas comenzaban a huir, levantó los ojos al cielo y suplicó a Jesucristo, Dios de Clotilde, que lo ayudara y prometió que si le concedía la victoria, creería en él y se haría bautizar. No había terminado su oración, cuando sus enemigos huyeron.

   Clodoveo y todo su pueblo creyeron en el Dios de los cristianos. La noche de Navidad del año 498, recibió el bautismo de manos de San Remigio. Los francos fueron el primer reino germánico que se convirtió al cristianismo. Desde Francia la religión cristiana, por influencia de la Iglesia de los francos, se extendería hacia otros pueblos germanos y los reyes francos serían un pilar del cristianismo.

   Gelasio fue un gran Papa de fines del siglo V (492-496). Siendo secretario del Papa anterior a él, lo animó a seguir una política decidia con el emperador y con el Patriarca de Constantinopla. Ya siendo Papa, afirmó la supremacía del Papa en la cristiandad y distinguió claramente entre el poder temproal y el poder espiritual. Gelasio escribió oraciones y cánticos litúrgicos que todavía se recitan actualmente en Misa.

   Siendo secretario de su predecesor, Gelasio apoyó en su valerosa posición frente al emperador. Por encargo del Papa, Gelasio escribió al emperador. "En las cuestiones de fe tú tienes que aprender y no enseñae". Esta actitud, que Gelasio confirmó siendo Papa, era muy impirtante, pues frecuentemente los emperadores y sus funcionarios se entremetían en las cuestiones eclesiásticas. Gelasio estebleció claramente que los emperadores gobiernan el Imperio, mientras que los Obispos, especialmente el de Roma, gobiernan la Iglesia.

   Gelasio comprendió muy claramente la responsabilidad del Obispo de Roma en todo lo relacionado con la conservación y defensa de las verdades cristianas. Sostenía que el Obispo de Roma, como sucesor de Pedro, debía mantener la verdad transmitida por los Apóstoles y explicada por los Concilios. Pero no descuidó las obras de caridad con los pobres, los prisioneros y los extranjeros, con lo cual cumplió la enseñanza de Jesús: "Quien quiera ser el primero, que sepa servir primero". El Papa Gelasio también se interesó mucho en la liturgia de la Misa.

   Benito fue el fundador de los monjes de Occidente. Nació en una pequeña población de Italia, de familia noble. Estudió en Roma, pero, hastiado de la vida de la ciudad, decidió hacerse monje. Fue a Subiaco y vivió ayunando a pan y agua. Su fama se extendió, y algunos monjes le pidieron que fuera su abad. Como la vida de Benito era muy severa, los monjes trataron de envenenarlo; pero el vaso en que pusieron el veneno se rompió antes de que Benito probara el contenido.

   San Benito es una de las figuras más nobles en la historia de la Iglesia. Nació hacia el año 480. A los 16 años fue a Roma para estudiar. La corrupción de la ciudad lo desilucionó y se retiró al monasterio de Subiaco. Allí vivió ayunando rigurosamente durante tres años. Pero no pudo ocultarse, y unos monjes le pidieron que fuera el abad de ellos. Estos monjes, acostumbrados a la comodidad, no aguantaron el severo régimen de Benito y quisieron envenenarlo. Benito se retiró entonces  a su antiguo refugio solitario.

   Fundó doce monasterios en los alrededores de Subiaco. Se dirigió al sur y en Montecasino fundó su monasterio más famoso. Era tan grande su fama, que el rey de los godos fue a visitarlo. Cuando los primeros discípulos se presentaron a Benito y manifestaron su deseo de vivir como él, Benito pensó inmediatamente en los monjes de Orientes. Decidió construir monasterios, donde él y sus discípulos pudieran vivir en soledad y en oración. Estableció ciertas reglas: ningún monje debía andar de vago: todos debían resistir en el monasterio y dedicarse no sólo a la oración, sino también al trabajo para ganarse el sustento. Exigió una absoluta obediencia de sus monjes. Fundó Montecasino, su más famoso monasterio, el año 529, el cual durante muchos siglos fue uno de los centros más importantes de cultura y devoción en Europa occidental.

   El buen funcionamiento de un monasterio exige un reglamento o "Regla", es decir unas normas espirituales., libremente aceptadas por los monjes para vivir santamente. Utilizando las "Reglas" anteriores, San Benito compuso una "Regla" que tendría enorme influjo en la historia. Lo esencial para Benito era que el monje hiciera oración, trabajara y viviera para Cristo.

   La grandeza del Imperio de Justiniano, que consolidó en uno solo el Imperio de Oriente, se releva en las formas artísticas, en el empleo del lugar y del espacio, en la abundancia del color y la decoración. La visión cristiana impulsó a los artistas bizantinos, los hizo enfocar las cosas creadas en forma optimista y positiva y los ayudó a plasmar espléndidas visiones del mundo, glorificado por la presencia de Dios.

   Los arquitectos produjeron las obras más importantes de la época e hicieron interesantes innovaciones. Se constuyeron muchísimoas iglesias, especialmente en Constantinopla. La forma tradicional de la Iglesia siguió siendo la misma que durante la época de Constantino, cuando se permitió la construcción de edificios públicos, llamados "basílicas", donde los cristianos pudieran reunirse para orar. La basílica era una derivación del edificio civil romano, utilizando como sala de asambleas, en donde se reunían muchas personas bajo techo.

   El ejemplo más extraordinario de la nueva arquitectura imperial se encuentra en la catedral de Santa Sofía (dedicada a la "sabiduría de Dios). Este templo monumental, coronado por una enorme cúpula de 31 metros de diámetro, fue consagrado el 27 de diciembre del año 537.

   El arte de la época de Justiniano se manifestó también en los marfiles historiados, como las placas que recubren en trono del Obispo de Ravena; en las imágenes sagradas (iconos), los mosaicos y la orfebrería, que produjo bellísimas joyas esmaltadas.

   El arte en la época de Justianiano recobró la tradición clásica romana, pero la renovó y la transformó. La escultura clásica romana fue abandonada, porque se la sonsideraba paganas. La expresión más característica de la época es la pintura: miniatura de códices, imágenes (iconos), frescos, mosaicos. Los "iconos" son pinturas sobre tablas de madera, que representan a Cristo, a la Virgen, a un Santo. Los mosaicos son decoraciones hechas a base de cubitos de vidrio de diferentes colores. El reflejo de la luz produce un efecto esplenderoso. El arte bizantino se expresó también en trabajos de joyería y de esmalte. Todo esto quiere decir que el mundo clásico antiguo se reelaboró a la luz del cristianismo nuevo.

   Durante la época de los emperadores bizantinos, como Justiniano, la Iglesia estuvo formada por pueblos muy diversos. Poco a poco, como Justiniano, la Iglesia estuvo formada por pueblos muy diversos. Poco a poco, los emperadores se entrometieron en las cuestiones religiosas, intentando imponer sus deseos. Esta actitud provocó que algunos pueblos se separaran no sólo del Imperio, sino también de la Iglesia. En siria surgió una Iglesia nacional llamada "jacobita".

   En Europa occidental el tipo de vida romana contribuyó al nacimiento de una mentalidad práctica. De ahí que entre los cristianos del Imperio Romano Occidental no surgieron discusiones sobre las verdades de la religión cristiana. En Oriente, en cambio, cuna de las grandes civilizaciones y del cristianismo primitivo, siempre se conservó el hábito del estudio y de las discusiones culturales y religiosas. Estos pueblos del Oriente amaban su libertad e independencia. Por eso, cuando los emperadores bizantinos quisieron concentrar en sus manos el poder político y religioso, aquellos pueblos se rebelaron y buscaron su independencia tanto política como religiosa. Esto sucedio en Egipto, Siria, Armenia y Persia, donde se crearon iglesias nacionales. Tales iglesias eran activas y capaces de predicar el Evangelio, pero mientras más activas, provocarían una más grande división en el seno de la Iglesua única de Cristo. Así se explica que el Islam (religión creada por Mahoma) hubiera podido conquistar el sur del Mediterráneo (África), debido a las divisiones de los cristianos de aquellas tierras. En Siria, un tal Jacobo, consagrado Obispo por el Patriarca de Alejandría, que profesaba la herejía "monofisita" (Jesucristo es sólo Dios, no es hombre) predicó activamente el cristianismo en regiones no cristianas, y con su predicación contagió a los nuevos cristianos con el error "monofisita". Teodora, esposa del emperador Justiniano, ayudó a aquel Jacobo en su predicación y en la fundación de la "Iglesia Jacobita".

   En Egipto nació la Iglesia copta, o sea "separada" de la Iglesia universal. Pero una parte de estos "coptos" volvieron más tarde a la Iglesia. En Armenia, San Gregorio Taumaturgo fundó y consolidó la Iglesia Armenia, que terminó profesando la herejía "monofisita". Finalmente, en Persia se fundó una Iglesia Nestoriana, que se difundió por la India y que, aún actualmente, cuenta con muchos adeptos en Rusia.

   El gran reino de los visigodos ocupó la península ibérica. El rey Leovigildo quiso imponer en su reino la herejía arriana (Cristo es sólo una creatura semejante a Dios), pero su hijo Hermenegildo, se le opuso. Entonces el rey mandó matar a su hijo.

   El emperador Justiniano había conquistado la parte sur de España, pero no había podido penetrar en ella, donde estaban establecidos dos reinos: el de los suevos y el de los visigodos. El reino de los suevos abarcaba Portugal y Galicia. Se habían convertido al "arrianismo", pero hacia el año 550, el rey Cararico y todo su reino se convirtieron al catolicismo.

   Los visigodos ocupaban el resto de España, excepto la costa sur del Mediterráneo, dominada por las tropas imperiales, y las tierras de los vascos, en el norte, que eran prácticamente independientes. Llegaban, además, a algunas regiones del sur de Francia.

   El reino de los visigodos era fuerte y estaba bien organizado. Durante mucho tiempo vivieron según sus propias leyes y no se  mezclaron con los demás. Pero, poco a poco, sobre todo en el sur, los nobles y los militares visigodos empezaron a relacionarse con la aristocracia romana, y algunos personajes se convirtieron al cristianismo. El año 568 Leovigildo fue nombrado rey. Quiso unificar el país: conquistó a los suevos, no pudo cometer a los vascos y empezó a reconquistar la costa sur del Mediterráneo, dominada por las fuerzas imperiales. Quiso imponer el cristianismo con la herejía "arriana" (Cristo es sólo una creatura semejante a Dios), pero el cristianismo auténtico atraía cada vez más a los visigodos. El hijo mayor del rey, que había recibido los territorios andaluces, con capital en Sevilla, se había casado con una princesa católica de Francia y se convirtió al cristianismo auténtico. Esto molestó mucho a su padre, Leovigildo, quien declaró la guerra a su hijo. El año 584 Leovigildo conquistó Sevilla y Córdoba. Hermenegildo fue hecho prisionero, y como no quiso renunciar a su fe, fue ajusticiado en la Pascua del año 585.

   En el desierto de la península de Arabia, situada al sureste del imperio bizantino, entre el Mar Rojo y el Océano Indico, vivían muchas tribus vagabundas de pastores y comerciantes. Adoraban a los árboles, a las piedras y a los astros...; eran "politeísts". Desde Etiopía y desde Siria el cristianismo se había extendido entre las tribus árabes. A estos hombres del desierto los atraían los monjes solitarios, que llevaban una vida austera. Hubo algunos monjes árabes y quizá un Obispo errante, que acompañaban a aquellas tribus vagabundas.

   La influencia del cristianismo en las tribus árabes fue sólo fragmentaria, reducida a pequeños grupos o a personas aisladas. Pero un día apareció un comerciante de La Meca, bien relacionado con las tribus de su pueblo, que conocía su religiosidad, al mismo tiempo que las tradiciones hebreas y el cristianismo "monofisita" (Cristo tiene una sola naturaleza: es sólo Dios y no hombre). Se llamaba Mahoma.

   Mahoma rechazó el politeísmo (muchos dioses) de sus conciudadanos. Reflexionó, oró y meditó y, según la tradición de los árabes, llegó a tener revelaciones. Influenciado por el conocimiento que tenía del cristianismo, proclamó la existencia de un sólo Dios, creador del universo, que todo lo puede y todo lo conoce. Era necesario abandonarse en él, porque él es bueno y misericordioso, recompensará a los buenos y castigará a los malos. Mahoma rezaba inclinándose hacia La Meca. Inicialmente creyeron en él unos pocos, pero otros intentaron asesinarlo. Vivió en el destierro y entonces fue aumentando el número de sus seguidores, dispuestos a abandonarlo todo por la fe en un Dios único. Mahoma volvió victorioso a La Meca y, al morir (632), las ciudades más grandes de Arabia y muchas tribus del desierto habían aceptado la nueva fe. Mahoma propició un mejor conocimiento de Dios entre su pueblo, pues le enseñó la existencia de un sólo Dios y la necesidad que el hombre tiene de vivir de la fe en este Dios.

   Después de su muerte, la predicación de Mahoma fue recogida en "El Corán" y en "Los Dichos", donde se transcribieron los recuerdos de todos los que lo habían escuchado. Mahoma predicó que existía un sólo Dios, que era inalcanzable para los hombres, y que cuentos quisieran obedecerlo, deberían seguir "los cinco pilares" o preceptos fundamentales.

   "El Corán" es el libro sagrado de los musulmanes, que lo consideran obra de Dios. Contiene las enseñanzas de Mahoma. Junto con "El Corán", los musulmanes redactaron una vida de Mahoma y una coleccion, "Los dichos", de palabras y respuestas de Mahoma a las más variadas preguntas.

   La enseñanza de Mahoma contiene algunos puntos básicos que nunca han sido abandonados. 1) Mahoma es un gran profeta, el último de toda una serie: Abraham, Moisés y Jesús, que es el más grande de todos. 2) Dios es único e inalcanzable para el hombre, pero está muy cerca de su corazón. El islamismo se opone al Dios-Trinidad del cristianismo. No tiene la noción de sacramento, en cuanto comunicación entre Dios y el hombre.

   En su vida diaria, el creyente tiene que observar "los cinco pilares": 1) La profesión de fe; 2) La oración ritual en horas establecidas, junto con los demás, de preferencia en un lugar determinado (la mezquita); 3) Peregrinación a La Meca; 4) El ayuno en el mes del "Ramadán", para reconstruir el equilibrio entre cuerpo y alma; 5) La limosna a los pobres y para los gastos comunes.

   En poco tiempo, el Islam se extendió hacia el norte. Conquistó el antiguo imperio persa y las tierras bizantinas del Medio Oriente y de África y convirtió a Damasco en una nueva capital. Con la difusión del Islam terminó una época y comenzó otra. Terminó el suelo de un imperio cristiano único, y el Mediterráneo se convirtió en un lugar de encuentro de tres grandes religiones. El enfrentamiento del Islam, del judaísmo y del cristianismo contribueron en una forma muy importante a la civilización de la Edad Media.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)