HISTORIA DE LA IGLESIA
EL FINAL DEL MUNDO ANTIGUO
Del 381 al 600 d.C.
Gracias a
los esfuerzos del
emperador Teodosio, casi todos los pueblos del Mediterráneo,
tanto de Europa como de Oriente, eran súbditos del Imperio
romano-cristiano, que tenía su capital en Constantinopla. Esta
nueva ciudad era extraordinaria, rica en iglesias y monumentos. Juan
Crisóstomo, el predicador más grande su tiempo, fue
Arzobispo de Constantinopla. El pueblo lo admiraba por la sencillez de
su vida, pero la Emperatriz Eudoxia lo aborrecía por el
Arzobispo Juan predicaba contra el lujo y las malas costumbres. Juan
fue desterrado a Armenia, en donde murió.
El emperador Constantino mandó construir una ciudad
extraordinaria, Constantinopla, en el estrecho que une al Mar
Mediterráneo con el Mar Negro, donde se cruzaba el comercio de
Oriente y Occidente, del Norte y del Sur. Constantino mandó que
se construyeran exclusivamente iglesias cristianas, pues el emperador
había declarado el cristianismo como religión oficial.
Pero, debido al descontento que reinaba en diferentes zonas del
Imperio, éste no pudo permanecer suficientemente unido. El
emperador Teodosio (379-395) volvió a restaurar la unidad.
San Juan Crisóstomo nació en 344, de una
familia rica y respetada. Fue educado por su madre. Estudió
oratoria con un famoso filósofo, Libanio. Durante un tiempo, la
vida de Juan fue frívola. Pero los consejos de su amigo Basilio
lo llevaron a buscar una vida muy espiritual, de sacrificio y
privaciones. Durante cuatro años se dedicó al estudio de
la Sagrada Escritura y en 386 fue ordenado sacerdote. En 397, el
emperador de Oriente, Arcadio, lo nombró Arzobispo de
Constantinopla. Predicó contra el lujo y las malas costumbres,
con lo cual se ganó el favor del pueblo, que admiraba la
sencillez de su Obispo. Pero esa misma predicación le atrajo el
odio de la corte y de los poderosos, especialmente de la emperatriz
Eudoxia, esposa del emperador Arcadio. Eudoxia reunió un
conjunto de 35 Obispos, el año 403, y acusó ante ellos a
Juan de haberla ofendido públicamente. Entonces Juan
Crisóstomo fue condenado al destierro. Tras un doloroso viaje a
la frontera con Armenia, Juan vivió tres años en una
pequeña población. Con razón se le llamó
"Crisóstomo", que quiere decir "boca de oro". Fue un predicador
excepcional.
Durante la segunda parte del siglo IV y a principios del
V, San Ambrosio fue uno de los grandes Santos de la Iglesia. Primero
ejerció como funcionario del Imperio en Milán:
actuó con justicia y ejecutó las obras públicas de
la ciudad. Mientras tanto era "catecúmeno" (se estaba preparando
para recibir el Bautismo). Poco después, siendo gobernador de
Milán, fue nombrado Obispo. Hubo una discusión entre
cristianos y arrianos (herejes), y Ambrosio intervino para calmarlos.
Entonces el pueblo lo aclamó como Obispo, acabó
aceptando. Fue un gran Obispo.
El Occidente europeo era presionado por los
bárbaros invasores, pero la Iglesia seguía creciendo
gracias a la influencia de grandes hombres, entre ellos, Ambrosio,
Obispo de Milán. Nació en Tréveris, en 340, de una
familia noble y cristiana. En Roma asistió a la escuela de
gramática y de oratoria. Demostró gran habilidad como
abogado y orador. Fue nombrado gobernador de Milán y
gobernó con gran justicia y misericordia, defendiendo siempre a
los débiles y oprimidos. El pueblo acudía a Ambrosio para
pedirle consejo y él se preocupaba de todos los asuntos
públicos.
A la muerte del Obispo anterior, cristianos y arrianos no
se ponían de acuerdo para elegir al nuevo Obispo. Cuando
Ambrosio se enteró de la discusión, se presentó, y
entonces todo el pueblo lo proclamó Obispo de la ciudad.
Ambrosio, que no había recido todavía el bautismo (era
catecúmeno), quiso huir para que no lo hicieran Obispo. Pero el
deseo unánime del pueblo y el parecer del emperador lo hicieron
comprender cuál era la voluntad de Dios. Aceptó y se
preparó para el bautismo. El 30 de noviembre de 374
recibió el bautismo, la semana siguiente fue ordenado sacerdote
y el 7 de diciembre fue consagrado Obispo. Se dedicó a estudiar
las Sagradas Escrituras, a la predicación y a la
instrucción religiosa de su pueblo. También dio gran
importancia a la renovación litúrgica y compuso himnos
bellísimos.
Durante el episcopado de Ambrosio, la Iglesia
consiguió mayor independencia del poder imperial. Un ejemplo:
cuando el emperador Teodosio fue responsable de una matanza, Ambrosio
le impidió la entrada en el templo hasta que el emperador hizo
penitencia y demostró su arrepentimiento. Ambrosio y Teodosio se
hicieron amigos, y cuando murió el emperador, Ambrosio
consoló al hijo de éste y compuso un himno
bellísimo sobre la muerte del amigo. En 397 murió San
Ambrosio.
En tiempos del Obispo Ambrosio, nació en un
pueblito africano Agustín, que iba a ser un Santo
extraordinario. Cuando era joven, vivía muy desordenadamente y,
aunque buscaba a Dios, no lo encontraba. Sus viajes y sus estudios lo
llevaron a Milán, en donde conoció a San Ambrosio. Se
convirtió y fue bautizado por el Obispo.
El 15 de noviembre de 354 nació en Tagaste,
pueblito cercano a Cartago (África), Agustín, uno de los
Santos más grandes de la Iglesia. Su padre era pagano y su
madre, Mónica, profundamente cristiana. Fue educado por su
madre, quien esperaba la madurez de Agustín para bautizarlo. Fue
a estudiar a Cartago y se apasionó por la verdad, que ni
siquiera en los grandes filósofos encontraba. En 383 fue a Roma
y a Milán, donde se dedicó a enseñar. Vivía
con una muer, de la que tuvo un hijo; decidió abandonarla, y
ella volvió al África. Un día, Alipio, amigo suyo,
le prestó un libro y en él encontró Agustín
una frase de San Pablo en que exhorta a acabar con todo
desenfreno y a revestirse de Jesucristo. Los dos meditaron
profundamente aquellas palabras y todo el contenido de su fe.
Agustín escribió una confesión de su vida al
Obispo Ambrosio y le pidió que le concediera el bautismo. Entre
el 25 y 25 de abril de 387, Agustín, su hijo y Alipio fueron
bautizados por Ambrosio.
Agustín decidió volver al África con
su madre, Mónica, y con algunos amigos. Pero Mónica
murió en Roma. Entonces Agustín regresó a su
patria, con un grupo de amigos, y construyó un monasterio, en el
cual llevaron una vida común de oración y pobreza. En el
año 391 fue a Hipona a visitar a un amigo enfermo y durante la
homilía, en la iglesia, el pueblo lo invitó a que se
hiciera sacerdote. El Obispo Valerio le confirió las
órdenes sagradas.
Cuatro años después de su ordenación
sacerdotal, en 395, Agustín fue consagrado Obispo de Hipona.
Predicaba más de una vez al día. Se enfrentó con
una herejía que ponía en peligro la unidad de la fe, el
donatismo. El fundador de esta eherjía había sido Donato,
Obispo de Cartago. Afirmaba que la Iglesia era una comunidad sin
errores y que los pecadores estaban excluidos de ella. Por tanto, los
sacramentos administrados por sacerdotes pecadores no eran
válidos. Agustín luchó incansablemente contra esta
herejía y refutó cada una de sus palabras. La validez de
los sacramentos no depende de la santidad del ministro, sino de Cristo,
autor de todos ellos. Agustín prosiguió sus obras de
caridad y catequesis. Reflexionó sobre su vida y, en un libro
bellísmo: "Las Confesiones", agradece al Señor que lo
haya apartado de los vicios y lo haya llamado a servirle.
Después e la invasión de Roma por los
bárbaros, el año 410, Pelagio se puso a salvo en la
tierra de Agustín. Pelagio quería que en la Iglesia todos
renunciaran a formar una familia y vivieran en absoluta ponbreza.
Pensaba y enseñaba que, como el hombre no había sido
influido por el pecado original, era capaz de vivir rectamente sin la
ayuda de la gracias divina. Se oponía al bautismo de los
niños, porque decía que no tenían necesidad de
él. Agustín combatió sus errores, porque
sabía que el hombre es débil y que sólo la ayuda
continua de Dios puede salvarlo.
Pelagio había nacido en Britania (Inglaterra).
Vivía en Roma como un penitente cristiano. Su modo de predicar y
la seriedad de su vida le consiguieron admiración y
simpatía. Exigía una rígida vida moral. Pero
suponía que el hombre podía vivir rectamente sin la ayuda
de Dios. Huyó al África y sus ideas se difundieron en la
Iglesia de Agustín. Según Pelagio, el pacedo de
Adán no influye en sus descendientes, por eso el bautismo de los
niños no es necesario. Los sacramentos y la oración son
secundarios. Lo único fundamental es la conducta moral
rigurosa...Agustín combatió toda esta serie de
herejías, consciente de que el amor gratuito de Dios es el que
nos salva.
Desde 413 a 426 Agustín a escribir "La Ciudad de
Dios". Es una magnífica defensa del Cristianismo y el primer
intento de interpretar la historia humana según un criterio
cristiano. En su libro dice Agustín que existen dos ciudades: la
de Dios, de la que forman parte los buenos, y la terrena, que
está construida por los malos. Pero, en esta vida, no podemos
separarlas totalmente, porque los buenos y los malos viven juntos hasta
el día del juicio.
Los bárbaros, que habían invadido toda
Europa, llegaron también al África y a Hipona, sede
episcopal de Agustín. Este se dio cuenta de que iba a morir muy
pronto. Cuando los bárbaros llevaban ya tres meses de sitiar la
ciudad, Agustín cayó enfermo y después de diez
días de continua oración, murió el 28 de agosto
del año 430. Agustín es uno de los Santos más
grandes de la Iglesia, que dejó un mensaje capaz de inflamar el
corazón del hombre moderno: la persona humana ha sido creada por
Dios y para Dios y nuestro corazón sólo conseguirá
la paz hasta encontrar a Dios.
San Jerónimo fue contemporáneo de Ambrosio.
Nació en Panonia (actual Yugoslavia). Siendo muy joven, fue a
estudiar a Roma. Hizo muchos viajes y se retiró al desierto.
Aprendió la lengua hebrea, en la cual está escrito el
Antiguo Testamento. Fue ordenado sacerdote y volvió a Roma como
secretario del Papa. Al morir éste, se fue a Palestina,
fundó varios monasterios y realizó su gran obra: la
traducción de la Biblia directamente del hebreo (Antiguo
Testamento) y del griego (Nuevo Testamento) a la lengua
vernácula de entonces, el latín.
Nació en 347 y muy joven fue enviado a estudiar a
Roma. Formó una notable biblioteca, y los libros fueron los
fieles compañeros de su vida. Durante cinco años se
retiró al desierto, donde, en medio de una vida de privaciones,
comenzó a estudiar la lengua hebrea. Volvió a Roma
llamado por el Papa Dámaso I. Pero la vida lujosa de la alta
sociedad romana lo exasperó. Así, pues, al morir el Papa
Dámaso, volvió a Palestina. Fundó en Belén
dos monasterios, uno para hombres, dirigido por el mismo
Jerónimo, y otro para mujeres, bajo la dirección de Santa
Paula, su discípula.
Los últimos años de su vida trabscurrieron
en el estudio y la meditación. La obra más importante de
su vida fue la traducción de la Biblia al latín. Dicha
traducción se llama "La Vulgata" (la traducción
divulgada, popular), que sustituyó a todas las anteriores y que
ha sido utilizada por la Iglesia hasta nuestros días, con
ligeras modificaciones. San Jerónimo escribió numerosas
cartas, en las cuales refleja su vida, y compuso diversas vidas de
Santos y de escritores cristianos.
En el año 431 el Concilio de Éfeso
proclamó a la Santísima Virgen "Madre de Dios". El
pueblo, devoto de María, organizó una procesión
nocturna. Nestorio, Obispo de Constantinopla, sostenía una grave
herejía: María es madre de Jesús en cuanto hombre,
no en cuanto Dios. Eso conduce a afirmar que en Cristo hay dos
personas, la divina y la humana....Cirilo, Obispo de Alejandría,
se opuso virogosamente a Nestorio. El Papa Celestino pidió a
Nestorio que se retractara de sus afirmaciones heréticas.
Nestorio insistió en defender sus afirmaciones y entonces se
convocó a un Concilio en la ciudad de Éfeso en el
año 431. Nestorio no se presentó. Los Obispos reunidos
comenzaron leyendo el símbolo (Credo) nicenoconstantinopolitano.
Leyeron además la correspondencia entre Cirilo y Nestorio, y la
carta del Papa al Obispo de Constantinopla. Unánimemente, los
Obispos aprobaron la doctrina de Cirilo y condenaron las afirmaciones
de Nestorio. Con gran alegría, los Obispos, en un sólo
día, habían declarado a María "Madre de Dios". El
pueblo de Éfeso recibió con júbilo la
declaración de los Obispos y, siendo ya noche, organizó
una procesión con antorchas por toda la ciudad. Todos alababan a
Jesús y a María, "Madre de Dios".
Después del Concilio de Éfeso, se
extendió otra gran herejía, que sostenía que
Jesús no era verdadero hombre, sino únicamente verdadero
Dios. Se reunió entonces otro Concilio en Calcedonia, al cual el
Papa León I envió un documento en que afirmaba que
Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. Los herejes que
afirmaban que Jesús era solamente verdadero Dios, fueron
llamados "monofisitas" (que afirmaban que en Cristo sólo
había una naturaleza), y el portavoz de esa herejía fue
Eutiques. Lo condenó un Sínodo en 448, pero el emperador
Teodosio lo defendió. Entonces, en 451, se reunó un
Concilio en Calcedonia, ciudad situada frente a Constantinopla.
Después de muchas deliberaciones, los Obispos congregados
afirmaron solemnemente que Nuestro Señor Jesucristo posee al
mismo tiempo la naturaleza divina, como el Padre, y la naturaleza
humana, como nosotros, y que se ha hecho igual a nosotros en todo,
menos en el pecado.
Durante estos años se afirmaba con frecuencia que
el Obispo de Roma, es decir, el Papa, tenía primacía
sobre los demás Obispos. El Papa León Magno
subrayó especialmente esta idea. La verdad de que el Obispo de
Roma tiene primacía sobre los demás Obispos era una cosa
admitida en la Iglesia desde antes del año 400. Pero, entre el
400 y el 460, con los Papas Inocencio I y León I, el Magno, se
hizo todavía más clara. Inocencio I afirmó que el
Papa era cabeza de todos los Obispos y que tenía poder para
juzgarlos y solucionar sus conflictos. Se preocupó por la
obediencia de la Iglesia de Oriente. León I, Papa desde 460-661,
sostuvo que sólo Cristo es el Obispo eterno de su Iglesia y que
él comunica su poder al Obispo de Roma. León I
ejerció su poder supremo en el Concilio de Calcedonia,
resolvió las dudas y conflictos de las Iglesias locales y
aconsejó o reprendió a los Obispos particulares.
Afirmó también que el Papa es la señal visible de
la presencia de Cristo en su Iglesia.
León Magno se daba cuenta de su importante tarea;
se preocupaba de que la doctrina auténtica, transmitida por los
Apóstoles, se conservara en toda la Iglesia y, además, de
proteger contra los peligros externos a las poblaciones cristianas,
amenazadas por la invasión de los bárbaros. León
Magno se dedicó cuidadosamente a la educación del pueblo
de Dios. Tal vez ningún Papa anterior había tenido una
idea tan alta de su porpia dignidad. Pero protegió
también a la Cristiandas contra los ataques de los
bárbaros. Atila, rey de los Hunos, había sembrado la
destrucción y el pánico en la parte oriental del Imperio
y en la Galias (Francia). Penetró en Italia. Cuenta la
tradición que el Papa, preocupado por la amenaza de los
invasores, salió al encuentro de Atila hasta el río Po y
con sólo un crucifijo en la mano convenció a Atila de que
respetara Roma y retirara su ejército.
Patricio, un inglés, después de una vida de
aventuras, se dedicó a predicar en Irlanda. Se le
llamaría después "el Apóstol de la Isla Verde". A
un lado de Inglaterra se encuentra una isla cubierta de prados y
bosques, que es Irlanda. A principios del siglo V, las poblaciones
celtas irlandesas estaban divididas en cinco reinos. Patricio mismo nos
cuenta su vida. Nació en Inglaterra, de padres religiosos. A los
16 años lo raptaron y lo llevaron a Irlanda como esclavo. Fue
entonces cuando encontró el camino que lo
conducíría a Dios. Después de seis años de
esclavitud, logró escapar y regresar a vivir con su familia.
Tuvo una visión en que se le pedía que
volviera a Irlanda para predicarles el Evangelio a los irlandeses. En
el año 423 retornó a Irlanda como Obispo-misionero. Pero
antes de llegar por segunda vez a Irlanda, viajó por Europa y se
enteró de la actividad misionera de la Iglesia en diversos
países.
Al volver a Irlanda, éste era un país casi
totalmente pagano. Patricio trabajó intensamente y logró
convertir a muchos irlandeses, especialmente entre la gente humilde. La
división en reinos sirvió de base a la
organización eclesiástica y un siglo más tarde los
monasterios llegaron a ser muy importantes. Sus abades se convirtieron
en los Obispos de las zonas circundantes. Patricio murió en 461,
casi a los 70 años de edad. Su obra fue definitivamente
importante en el catolicismo irlandés, y él se
convirtió en una figura legendaria.
Muchos pueblos germanos eran cristianos, pero
seguían enseñanzas heréticas. Los francos, por su
parte, seguían siendo paganos. Pero su rey, Clodoveo,
empezó a interesarse por el Cristianismo. Buscaba pruebas
convincentes sobre el poder del Dios cristiano. Encontró la
prueba decisiva en una batalla contra una tribu de bárbaros:
invocó la ayuda de Jesucristo, y sus enemigos huyeron. Clodoveo
se hizo bautizar y con él, sus francos. Fue el primer pueblo
germánico que se convirtió al cristianismo.
Los francos fueron unos de los primeros pueblos que se
establecieron en las Galias (Francia) y mucho tiempo fueron aliados de
los romanos. Conservaron su religión tradicional, el paganismo.
Vivían en pequeños reinos, en lo que actualmente es el
norte de Francia. Hacia el año 481 Clodoveo se impuso a los
demás reyes y formó un reino único. Clodoveo era
pagano y, para extender sus dominios, se casó con una joven
princesa católica, Clotilde. Nació el primer hijo, y
Clotilde quiso que lo bautizaran, pero después de ser bautizado,
el niño murió. Clodoveo, angustiado, afirmaba que no se
habría muerto el niño, si hubiera sido consagrado a los
dioses paganos. Nació el segundo hijo, y Clotilde hizo que lo
bautizaran. El niño enfermó y Clodoveo empezó a
despreciar la religión de los cristianos. Pero el niño se
curó. Sin embargo, Clodoveo no estaba muy convencido de que
Jesucristo fuera Dios. Pero un poco más tarde, en el año
497, cuando se enfrentó con una tribu bárbara, el rey de
los francos, viendo que sus tropas comenzaban a huir, levantó
los ojos al cielo y suplicó a Jesucristo, Dios de Clotilde, que
lo ayudara y prometió que si le concedía la victoria,
creería en él y se haría bautizar. No había
terminado su oración, cuando sus enemigos huyeron.
Clodoveo y todo su pueblo creyeron en el Dios de los
cristianos. La noche de Navidad del año 498, recibió el
bautismo de manos de San Remigio. Los francos fueron el primer reino
germánico que se convirtió al cristianismo. Desde Francia
la religión cristiana, por influencia de la Iglesia de los
francos, se extendería hacia otros pueblos germanos y los reyes
francos serían un pilar del cristianismo.
Gelasio fue un gran Papa de fines del siglo V (492-496).
Siendo secretario del Papa anterior a él, lo animó a
seguir una política decidia con el emperador y con el Patriarca
de Constantinopla. Ya siendo Papa, afirmó la supremacía
del Papa en la cristiandad y distinguió claramente entre el
poder temproal y el poder espiritual. Gelasio escribió oraciones
y cánticos litúrgicos que todavía se recitan
actualmente en Misa.
Siendo secretario de su predecesor, Gelasio apoyó
en su valerosa posición frente al emperador. Por encargo del
Papa, Gelasio escribió al emperador. "En las cuestiones de fe
tú tienes que aprender y no enseñae". Esta actitud, que
Gelasio confirmó siendo Papa, era muy impirtante, pues
frecuentemente los emperadores y sus funcionarios se entremetían
en las cuestiones eclesiásticas. Gelasio estebleció
claramente que los emperadores gobiernan el Imperio, mientras que los
Obispos, especialmente el de Roma, gobiernan la Iglesia.
Gelasio comprendió muy claramente la
responsabilidad del Obispo de Roma en todo lo relacionado con la
conservación y defensa de las verdades cristianas.
Sostenía que el Obispo de Roma, como sucesor de Pedro,
debía mantener la verdad transmitida por los Apóstoles y
explicada por los Concilios. Pero no descuidó las obras de
caridad con los pobres, los prisioneros y los extranjeros, con lo cual
cumplió la enseñanza de Jesús: "Quien quiera ser
el primero, que sepa servir primero". El Papa Gelasio también se
interesó mucho en la liturgia de la Misa.
Benito fue el fundador de los monjes de Occidente.
Nació en una pequeña población de Italia, de
familia noble. Estudió en Roma, pero, hastiado de la vida de la
ciudad, decidió hacerse monje. Fue a Subiaco y vivió
ayunando a pan y agua. Su fama se extendió, y algunos monjes le
pidieron que fuera su abad. Como la vida de Benito era muy severa, los
monjes trataron de envenenarlo; pero el vaso en que pusieron el veneno
se rompió antes de que Benito probara el contenido.
San Benito es una de las figuras más nobles en la
historia de la Iglesia. Nació hacia el año 480. A los 16
años fue a Roma para estudiar. La corrupción de la ciudad
lo desilucionó y se retiró al monasterio de Subiaco.
Allí vivió ayunando rigurosamente durante tres
años. Pero no pudo ocultarse, y unos monjes le pidieron que
fuera el abad de ellos. Estos monjes, acostumbrados a la comodidad, no
aguantaron el severo régimen de Benito y quisieron envenenarlo.
Benito se retiró entonces a su antiguo refugio solitario.
Fundó doce monasterios en los alrededores de
Subiaco. Se dirigió al sur y en Montecasino fundó su
monasterio más famoso. Era tan grande su fama, que el rey de los
godos fue a visitarlo. Cuando los primeros discípulos se
presentaron a Benito y manifestaron su deseo de vivir como él,
Benito pensó inmediatamente en los monjes de Orientes.
Decidió construir monasterios, donde él y sus
discípulos pudieran vivir en soledad y en oración.
Estableció ciertas reglas: ningún monje debía
andar de vago: todos debían resistir en el monasterio y
dedicarse no sólo a la oración, sino también al
trabajo para ganarse el sustento. Exigió una absoluta obediencia
de sus monjes. Fundó Montecasino, su más famoso
monasterio, el año 529, el cual durante muchos siglos fue uno de
los centros más importantes de cultura y devoción en
Europa occidental.
El buen funcionamiento de un monasterio exige un
reglamento o "Regla", es decir unas normas espirituales., libremente
aceptadas por los monjes para vivir santamente. Utilizando las "Reglas"
anteriores, San Benito compuso una "Regla" que tendría enorme
influjo en la historia. Lo esencial para Benito era que el monje
hiciera oración, trabajara y viviera para Cristo.
La grandeza del Imperio de Justiniano, que
consolidó en uno solo el Imperio de Oriente, se releva en las
formas artísticas, en el empleo del lugar y del espacio, en la
abundancia del color y la decoración. La visión cristiana
impulsó a los artistas bizantinos, los hizo enfocar las cosas
creadas en forma optimista y positiva y los ayudó a plasmar
espléndidas visiones del mundo, glorificado por la presencia de
Dios.
Los arquitectos produjeron las obras más
importantes de la época e hicieron interesantes innovaciones. Se
constuyeron muchísimoas iglesias, especialmente en
Constantinopla. La forma tradicional de la Iglesia siguió siendo
la misma que durante la época de Constantino, cuando se
permitió la construcción de edificios públicos,
llamados "basílicas", donde los cristianos pudieran reunirse
para orar. La basílica era una derivación del edificio
civil romano, utilizando como sala de asambleas, en donde se
reunían muchas personas bajo techo.
El ejemplo más extraordinario de la nueva
arquitectura imperial se encuentra en la catedral de Santa Sofía
(dedicada a la "sabiduría de Dios). Este templo monumental,
coronado por una enorme cúpula de 31 metros de diámetro,
fue consagrado el 27 de diciembre del año 537.
El arte de la época de Justiniano se
manifestó también en los marfiles historiados, como las
placas que recubren en trono del Obispo de Ravena; en las
imágenes sagradas (iconos), los mosaicos y la orfebrería,
que produjo bellísimas joyas esmaltadas.
El arte en la época de Justianiano recobró
la tradición clásica romana, pero la renovó y la
transformó. La escultura clásica romana fue abandonada,
porque se la sonsideraba paganas. La expresión más
característica de la época es la pintura: miniatura de
códices, imágenes (iconos), frescos, mosaicos. Los
"iconos" son pinturas sobre tablas de madera, que representan a Cristo,
a la Virgen, a un Santo. Los mosaicos son decoraciones hechas a base de
cubitos de vidrio de diferentes colores. El reflejo de la luz produce
un efecto esplenderoso. El arte bizantino se expresó
también en trabajos de joyería y de esmalte. Todo esto
quiere decir que el mundo clásico antiguo se reelaboró a
la luz del cristianismo nuevo.
Durante la época de los emperadores bizantinos,
como Justiniano, la Iglesia estuvo formada por pueblos muy diversos.
Poco a poco, como Justiniano, la Iglesia estuvo formada por pueblos muy
diversos. Poco a poco, los emperadores se entrometieron en las
cuestiones religiosas, intentando imponer sus deseos. Esta actitud
provocó que algunos pueblos se separaran no sólo del
Imperio, sino también de la Iglesia. En siria surgió una
Iglesia nacional llamada "jacobita".
En Europa occidental el tipo de vida romana
contribuyó al nacimiento de una mentalidad práctica. De
ahí que entre los cristianos del Imperio Romano Occidental no
surgieron discusiones sobre las verdades de la religión
cristiana. En Oriente, en cambio, cuna de las grandes civilizaciones y
del cristianismo primitivo, siempre se conservó el hábito
del estudio y de las discusiones culturales y religiosas. Estos pueblos
del Oriente amaban su libertad e independencia. Por eso, cuando los
emperadores bizantinos quisieron concentrar en sus manos el poder
político y religioso, aquellos pueblos se rebelaron y buscaron
su independencia tanto política como religiosa. Esto sucedio en
Egipto, Siria, Armenia y Persia, donde se crearon iglesias nacionales.
Tales iglesias eran activas y capaces de predicar el Evangelio, pero
mientras más activas, provocarían una más grande
división en el seno de la Iglesua única de Cristo.
Así se explica que el Islam (religión creada por Mahoma)
hubiera podido conquistar el sur del Mediterráneo
(África), debido a las divisiones de los cristianos de aquellas
tierras. En Siria, un tal Jacobo, consagrado Obispo por el Patriarca de
Alejandría, que profesaba la herejía "monofisita"
(Jesucristo es sólo Dios, no es hombre) predicó
activamente el cristianismo en regiones no cristianas, y con su
predicación contagió a los nuevos cristianos con el error
"monofisita". Teodora, esposa del emperador Justiniano, ayudó a
aquel Jacobo en su predicación y en la fundación de la
"Iglesia Jacobita".
En Egipto nació la Iglesia copta, o sea "separada"
de la Iglesia universal. Pero una parte de estos "coptos" volvieron
más tarde a la Iglesia. En Armenia, San Gregorio Taumaturgo
fundó y consolidó la Iglesia Armenia, que terminó
profesando la herejía "monofisita". Finalmente, en Persia se
fundó una Iglesia Nestoriana, que se difundió por la
India y que, aún actualmente, cuenta con muchos adeptos en Rusia.
El gran reino de los visigodos ocupó la
península ibérica. El rey Leovigildo quiso imponer en su
reino la herejía arriana (Cristo es sólo una creatura
semejante a Dios), pero su hijo Hermenegildo, se le opuso. Entonces el
rey mandó matar a su hijo.
El emperador Justiniano había conquistado la parte
sur de España, pero no había podido penetrar en ella,
donde estaban establecidos dos reinos: el de los suevos y el de los
visigodos. El reino de los suevos abarcaba Portugal y Galicia. Se
habían convertido al "arrianismo", pero hacia el año 550,
el rey Cararico y todo su reino se convirtieron al catolicismo.
Los visigodos ocupaban el resto de España, excepto
la costa sur del Mediterráneo, dominada por las tropas
imperiales, y las tierras de los vascos, en el norte, que eran
prácticamente independientes. Llegaban, además, a algunas
regiones del sur de Francia.
El reino de los visigodos era fuerte y estaba bien
organizado. Durante mucho tiempo vivieron según sus propias
leyes y no se mezclaron con los demás. Pero, poco a poco,
sobre todo en el sur, los nobles y los militares visigodos empezaron a
relacionarse con la aristocracia romana, y algunos personajes se
convirtieron al cristianismo. El año 568 Leovigildo fue nombrado
rey. Quiso unificar el país: conquistó a los suevos, no
pudo cometer a los vascos y empezó a reconquistar la costa sur
del Mediterráneo, dominada por las fuerzas imperiales. Quiso
imponer el cristianismo con la herejía "arriana" (Cristo es
sólo una creatura semejante a Dios), pero el cristianismo
auténtico atraía cada vez más a los visigodos. El
hijo mayor del rey, que había recibido los territorios
andaluces, con capital en Sevilla, se había casado con una
princesa católica de Francia y se convirtió al
cristianismo auténtico. Esto molestó mucho a su padre,
Leovigildo, quien declaró la guerra a su hijo. El año 584
Leovigildo conquistó Sevilla y Córdoba. Hermenegildo fue
hecho prisionero, y como no quiso renunciar a su fe, fue ajusticiado en
la Pascua del año 585.
En el desierto de la península de Arabia, situada
al sureste del imperio bizantino, entre el Mar Rojo y el Océano
Indico, vivían muchas tribus vagabundas de pastores y
comerciantes. Adoraban a los árboles, a las piedras y a los
astros...; eran "politeísts". Desde Etiopía y desde Siria
el cristianismo se había extendido entre las tribus
árabes. A estos hombres del desierto los atraían los
monjes solitarios, que llevaban una vida austera. Hubo algunos monjes
árabes y quizá un Obispo errante, que acompañaban
a aquellas tribus vagabundas.
La influencia del cristianismo en las tribus árabes
fue sólo fragmentaria, reducida a pequeños grupos o a
personas aisladas. Pero un día apareció un comerciante de
La Meca, bien relacionado con las tribus de su pueblo, que
conocía su religiosidad, al mismo tiempo que las tradiciones
hebreas y el cristianismo "monofisita" (Cristo tiene una sola
naturaleza: es sólo Dios y no hombre). Se llamaba Mahoma.
Mahoma rechazó el politeísmo (muchos dioses)
de sus conciudadanos. Reflexionó, oró y meditó y,
según la tradición de los árabes, llegó a
tener revelaciones. Influenciado por el conocimiento que tenía
del cristianismo, proclamó la existencia de un sólo Dios,
creador del universo, que todo lo puede y todo lo conoce. Era necesario
abandonarse en él, porque él es bueno y misericordioso,
recompensará a los buenos y castigará a los malos. Mahoma
rezaba inclinándose hacia La Meca. Inicialmente creyeron en
él unos pocos, pero otros intentaron asesinarlo. Vivió en
el destierro y entonces fue aumentando el número de sus
seguidores, dispuestos a abandonarlo todo por la fe en un Dios
único. Mahoma volvió victorioso a La Meca y, al morir
(632), las ciudades más grandes de Arabia y muchas tribus del
desierto habían aceptado la nueva fe. Mahoma propició un
mejor conocimiento de Dios entre su pueblo, pues le
enseñó la existencia de un sólo Dios y la
necesidad que el hombre tiene de vivir de la fe en este Dios.
Después de su muerte, la predicación de
Mahoma fue recogida en "El Corán" y en "Los Dichos", donde se
transcribieron los recuerdos de todos los que lo habían
escuchado. Mahoma predicó que existía un sólo
Dios, que era inalcanzable para los hombres, y que cuentos quisieran
obedecerlo, deberían seguir "los cinco pilares" o preceptos
fundamentales.
"El Corán" es el libro sagrado de los musulmanes,
que lo consideran obra de Dios. Contiene las enseñanzas de
Mahoma. Junto con "El Corán", los musulmanes redactaron una vida
de Mahoma y una coleccion, "Los dichos", de palabras y respuestas de
Mahoma a las más variadas preguntas.
La enseñanza de Mahoma contiene algunos puntos
básicos que nunca han sido abandonados. 1) Mahoma es un gran
profeta, el último de toda una serie: Abraham, Moisés y
Jesús, que es el más grande de todos. 2) Dios es
único e inalcanzable para el hombre, pero está muy cerca
de su corazón. El islamismo se opone al Dios-Trinidad del
cristianismo. No tiene la noción de sacramento, en cuanto
comunicación entre Dios y el hombre.
En su vida diaria, el creyente tiene que observar "los
cinco pilares": 1) La profesión de fe; 2) La oración
ritual en horas establecidas, junto con los demás, de
preferencia en un lugar determinado (la mezquita); 3)
Peregrinación a La Meca; 4) El ayuno en el mes del
"Ramadán", para reconstruir el equilibrio entre cuerpo y alma;
5) La limosna a los pobres y para los gastos comunes.
En poco tiempo, el Islam se extendió hacia el
norte. Conquistó el antiguo imperio persa y las tierras
bizantinas del Medio Oriente y de África y convirtió a
Damasco en una nueva capital. Con la difusión del Islam
terminó una época y comenzó otra. Terminó
el suelo de un imperio cristiano único, y el Mediterráneo
se convirtió en un lugar de encuentro de tres grandes
religiones. El enfrentamiento del Islam, del judaísmo y del
cristianismo contribueron en una forma muy importante a la
civilización de la Edad Media.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)