BEATO DIONISIO DE LA
NATIVIDAD BERTHELOT
29 de noviembre
1638 d.C.
Dionisio de la Navidad había
nacido en Honfleur (Calvados, Francia) y se llamaba Pedro Berthelot.
Sus padres eran muy pobres, por ello Pedro, en cuanto tuvo 12
años, se enroló en la marina mercante para ayudar a la
precaria situación económica de la familia. Durante siete
años recorrió varios puertos de diferentes naciones:
España, Inglaterra y hasta América.
A los 17 años
salió una flota rumbo hacia las Indias Orientales. Sufrieron
mucho durante la travesía, pero de todo salió ileso
nuestro marino. Durante este tiempo demostró tantas cualidades,
tanta seriedad y responsabilidad, que el capitán del
navío, el señor Beailieux, le nombró primer piloto
del navío, cuando todavía era un joven inexperto. Era el
1618, cuando piso tierra de las Indias, como piloto mayor y
especialista como cosmógrafo de los reyes de Francia y Portugal,
para estudiar cuantos países descubriesen y visitasen. Recuerdo
de aquellos viajes y prueba fidedigna de su pericia y valor, es el
testimonio de su obra “Tabulae maritimae” que se conserva en el museo
Británico de Londres.
Mientras estaba en Goa, igual que en todas partes, procuraba llevar una
vida de generosa entrega al Señor por medio de la oración
y vida de sacrificio y caridad; sirviendo a sus hermanos en cuanto le
era posible. Estos días, su director espiritual, Fernando de la
Santísima Trinidad, le animó a dejar el mundo y hacerse
carmelita descalzo. Así lo hizo emitiendo los votos en 1636 con
el nombre de fray Dionisio de la Natividad. Dos años
después fue ordenado sacerdote. Tanto durante el tiempo del
noviciado, como durante sus estudios y el poco tiempo que pudo ejercer
el sacerdocio, fue siempre modelo de todas las virtudes. El embajador
del rey de Portugal, Francisco de Souza de Castro, quiso llevarse a
Dionisio con él, como guía a Achén (Sumatra). Fray
Dionisio tomó como compañero a Tomás
Rodríguez, que es nuestro mártir Redento.