Te damos gracias, Señor, por todos tus
beneficios. A Tí, que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén. Me
he cansado, Señor, descubriendo la verdad entre mis libros.
Te doy gracias porque me diste el uso de la inteligencia y me
hiciste comprender tantas cosas bellas. Gracias por la
ciencia y por los maestros que me ayudan.
Tengo las manos manchadas de grasa; pero estoy contento, porque sé un poco más y porque puedo presentarte estas horas de trabajo, hechas por Ti y en tu compañía.
Te damos gracias, Señor, por estas horas de trabajo. Gracias, porque son nueva riqueza de saber y porque, habiendo otros que no pueden estudiar, nos has dado esta nueva oportunidad, sin nosotros merecerlo.