DEMONIO
Vocabulario bíblico
Estos misteriosos personajes
aparecen en la Biblia como seres en los que se personifica el mal. Se habla,
pues, de ellos como espíritus maléficos (Tob 3, 8; 6, 8.14),
a quienes en ciertos momentos rindió culto el pueblo israelita (Dt
32, 17; Bar 4, 17; 1 Cor 10, 20). Una antigua tradición pensaba que
en realidad eran ángeles que habían perdido su condición
de tales como castigo por haberse rebelado contra Dios (Ap 12, 7-9; Jds 6).
Al frente de los demonios aparece un personaje singular -el
Demonio con mayúscula- que recibe también los nombres de Satán
o Satanás (Job 1, 6, 2-7; Lc 22, 3.31), Belzebú (Mt 12, 24-27),
Beliar (2 Cor 6, 15) y Diablo (Jn 8, 44; Ef 4, 27). Satán significa
"adversario" y personifica la oposición frontal e irreductible a los
planes de Dios. En el mundo semita se le consideraba la fuente y origen de
todo mal; de ahí que con frecuencia, cuando se desconocía el
origen preciso de una enfermedad, sobre todo mental, se pensara que el sujeto
en cuestión estaba poseído por el demonio (Mc 5, 1-20; 9, 14-29).
Por eso, cuando se dice que Jesús sana a un enfermo o
expulsa a un demonio, lo que sobre todo está haciendo es luchar contra
el mal en todas sus dimensiones y vencerlo como anticipo de la llegada en
plenitud del reino de Dios (Mt 8, 28; Lc 10, 17-20; Ap 20, 1-10).