BEATO CRISTOBAL GONZALEZ CARCEDO
23 de octubre
1936 d.C.
Estudió hasta tercero
de latín en las escuelas apostólicas de la Congregación
de la Misión de Tardajos y Guadalajara, pero en la Navidad de 1928
cambió el matiz de su vocación y dejó los estudios de
la carrera sacerdotal para ser Hermano Coadjutor. Terminado el noviciado,
recién cumplidos los 18 años, el H. Cristóbal González
fue destinado a la casa estudiantado de Villafranca del Bierzo (León).
Era un joven muy firme en su vocación y estaba bien considerado por
sus formadores, de otro modo no le hubieran destinado a aquella casa seminario
de filosofía, habitada por estudiantes de su misma edad, que se preparaban
para ser sacerdotes. En 1933, apenas cumplidos los 20 años, dispusieron
los superiores su traslado a la casa de Lope de Vega de Madrid para el servicio
de la portería y para sacristán de la iglesia del noviciado
de las Hijas de la Caridad, anexo a la casa de los Padres. Tenía el
H. Cristóbal 23 años en octubre de 1936 cuando entregó
su vida al Señor. Según testifican sus compañeros de
curso, el H. Cristóbal era muy piadoso, amante del trabajo, poco hablador
y amable con todos. De tal manera edificaba su porte en el servicio divino
que las Hermanas del noviciado decían de él que parecía
un San Luis Gonzaga. Estaba animado del celo por la salvación de las
almas, gozaba escuchando de labios de los Padres sus triunfos apostólicos.
En cierta ocasión dijo a este propósito: ¡Cómo
me gustaría contribuir yo en lo que pudiese!
MARTIRIO: Cuando el H. Cristóbal González hizo
los votos, en España ya sufrían persecución los religiosos.
Durante el noviciado se lo hizo saber el director y, a la pregunta de si
quería marcharse hasta que cambiara la situación, el H. Cristóbal
dijo que no se iba, que si tenían que matarlos moriría allí.
En los momentos más álgidos de 1936 los superiores le dieron
facilidades para marchar a casa de su familia y evitar el peligro, sin embargo,
él prefirió permanecer con la comunidad. Fue detenido y hecho
prisionero el 25 de julio de 1936 en su residencia con el P. José
María Fernández, el P. Roque Guillén y el H. Cesáreo
Elexgaray para ser martirizados en Vallecas el 23 de octubre de 1936 después
de tres meses de reclusión y tormentos.