BEATO CRESCENCIO
GARCÍA POBO
1936 d.C.
3 de octubre
En Madrid,
capital de España, beato Crescencio García Pobo,
presbítero de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los
Dolores y mártir, que derramó su sangre durante la
persecución contra la fe.
Nace Crescencio el 15 de abril de 1903 en el pueblo
turolense de Celadas, y es bautizado al día siguiente, en la
iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos. Son sus padres Lorenzo y
María, naturales también de Celadas. Fallecido su buen
padre, él es internado en el Asilo San Nicolás de Bari,
Teruel, regentado por los Terciarios Capuchinos de Nuestra
Señora de los Dolores. Andando el tiempo, Crescencio siente la
llamada del Señor a la vida religiosa.
El 15 de septiembre de 1921, festividad de la Virgen de
los Dolores, emite sus primeros votos como religioso amigoniano y, en
la misma festividad, seis años más tarde profesa
perpetuamente. La ordenación sacerdotal la recibe de manos del
Venerable Luis Amigó, su Padre Fundador, en Godella (Valencia)
el 16 de septiembre del año siguiente.
Su ministerio sacerdotal lo desarrolla generalmente en escuelas de
reforma, llevando a la práctica el mandato del Señor de
ir en pos de la oveja descarriada hasta devolverla al aprisco del Buen
Pastor. Los primeros días de julio de 1936 regresa de la Casa
Tutelar Nuestra Señora de Covadonga, en Asturias, al
Reformatorio del Príncipe de Asturias, en Carabanchel Bajo
(Madrid), en cuyo centro le sorprende a los pocos días la
contienda civil española.
El P. Crescencio era de mediana estatura, cara redonda,
moreno, joven. De carácter alegre, se mostraba como
extrovertido, Sin embargo su interior era sencillo, humilde,
mortificado y buen religioso. Espíritu ordenado y
metódico, se distinguió especialmente por su entrega
generosa y sacrificada a la recuperación personal y
reinserción social de los jóvenes con problemas.
El 20 de julio de 1936 fue asaltado el Reformatorio
del Príncipe de Asturias. Ocupado el centro es detenido el padre
Crescencio por primera vez pero, merced a la intervención de don
Luis San Martín, juez del Tribunal Tutelar de Menores,
juntamente con los demás religiosos de la fraternidad reciben
sus correspondientes salvoconductos. El padre Crescencio no
huyó, sino que prefirió buscar refugio en Madrid.
Halló piadosa acogida en la pensión de
doña Pilar Torres, en plaza del Ángel, nº 3, donde
se hace pasar por estudiante de medicina. Apresado, por segunda vez, el
2 de agosto cuando marchaba por la calle de la Montera
acompañado de fray Pedro Gil Sáez, al hallarle sin
documentación alguna, el Beato fue llevado a la Dirección
General de Seguridad primero, y a la cárcel de Ventas
después.
En la cárcel de Ventas el padre Crescencio fue
destinado al departamento llamado de intelectuales, donde tiene
ocasión de intimar, entre otros, con el escritor Ramiro de
Maeztu, así como también con Federico Santander,
periodista de ABC, con quién llegó a intimar.
Finalmente, después de varios interrogatorios
y malos tratos por los milicianos, pretendiendo que abjurara de su fe y
carácter sacerdotal, fue sacado, en unión con otros
presos, el día 3 de octubre y asesinado en el cementerio de
Aravaca, según la documentación que se conserva sobre el
mártir.