Nació en
Nesus (Messina) en la familia patricia de Anselmo Novacita. Desde muy
joven entró en un monasterio basiliano, renunciando a sus bienes
y a su herencia como primogénito. Fue abad de su convento, y
después renunció haciéndose eremita en Rocca
d'Alamo.
En la
oración y en la penitencia no olvidó sus deberes en la
caridad. Ayudó y consoló, protestó y
combatió. Condenó a los malos religiosos y sobre todo la
prepotencia de los tiranos. Su figura ascética fue calumniada,
pero el soportó los insultos sin defenderse, ni lamentarse.
Peregrinó a Tierra Santa. En los últimos años de
su vida se retiró al eremitorio de San Miguel en Nesu o Naso,
donde murió. Urbano VIII confirmó su culto en 1630.