CLEMENTE IX
1667-1669 d.C.
El nuevo
Papa, elegido con el consentimiento de todos, no defruadó
a nadie. Julio Rospigliosi, antiguo Secretario de Estado de Alejandro
VII, antiguo nuncio en España, donde había vivido nueve
años, cultivador de las artes y espíritu equilibrado y
puro, fue un verdadero cristiano en medio de sun siglo que empezaba a
ignorar los valores cristianos. Clemente IX tuvo un sólo
defecto, el de morir dos años después de su
elección. La pasión de su juventud había sido el
teatro y la ópera, que evolucionó rápidamente
hacia formas modernas debido al directo apoyo del Cardenal Rospigliosi.
Su conjero teatral en Madrid había sido Lope de Vega. En 1634
fue estrenada en Roma la ópera San Alessio, con música de
Esteban Landi, sobre texto de Julio Rospigliosi. Los decorados eran de
Bernini. En 1635 fueron estrenadas otras óperas del futuro Papa,
Santa Teodora, San Bonifacio y San Eustaquio, y en 1639, en presencia
del poeta inglés Miltón, fue estrenada Chi sofre, speri,
con música de Mazzochi y Marazzoli, marcando el comienzo de la
ópera buffa o cómica, que dominará los escenarios
durante dos siglos.
En 1669, debido a la bondad y a la clemencia del Papa,
pudo llegarse a un compromiso con los jansenistas. Las monjas de
Port-Royal aceptaron la condenación de parte de sus tesis y una
declaración de sumisión fu enviada al Papa, que la
aceptó. Bossuet había también intervenido en el
asunto. La paz interior reinaba otra vez en Francia y fue llamada "paz
clementina", en honor al Papa. Arnault y sus discípulos
también se sometieron. Henry de Montherlant ha dedicado
últimamente uno de sus dramas al conflicto que estalló en
Port-Royal y que fue una consecuencia directa del influjo espiritual
que el protestantismo lograba ejercer hasta en el interior del mundo
católico, influjo que cambiaría varias veces de
máscara a lo largo de los siglos siguientes.
El Papa intervino también en el nuevo conflicto que
seàraba a España y a Francia. A la muerte de Carlos II,
hijo de Felipe IV, hubo dos candidatos al trono de España: Luis
XIV, hijo de Ana de Austria y marido de María Teresa, hija de
reyes españoles, y Leopoldo de Austria, cuya madre y mujer,
María Ana y Margarita Teresa, eran también hijas menores
de reyes españoles. Los derechos de Luis XIV eran, por
consiguientes, superiores a los del emperador, según los
principios del derecho sucesorio. Un tratado fue firmado por los dos
soberanos en 1668 con el fin de arreglar los asuntos relacionados con
la sucesión de España. Luis XIV había penetrado en
Flandes y conquistado varias plazas en nombre del "Derecho de
devolución", que permitía a los hijos de un primer
matrimonio (en esta circunstancia, a María Teresa, reina de
Francia) apoderarse de los bienes de sus padres, excluyendo de la
sucesión a los hijos nacidos de un segundo matrimonio (en este
caso, Carlos II). La paz fue firmada en Aix-la Chapelle, en 1668 y Luis
se quedó con varias de las ciudades que había conquistado.
Por un momento se pensó en que Francia iba a
cambiar su política de colaboración con los turcos,
cuando Luis XIV envió tropas con ayuda a los venecianos sitiados
por los infieles en Creta. Venecia luchaba con heroísmo, apoyada
por el Papa y por el emperador, que también había enviado
tropas. Pero la isla cayó en 1669, después de una
dramática y larga resistencia. Treinta mil venecianos y cien mil
turcos habían muerto en la sangrienta batalla. Tres meses
después, entristecido por la caída de Creta, Clemente IX
falleció en Roma, sin asistir a otra humillación: el rey
de Francia recibía en Versalles, con todos los honores, el
embajador sultán.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)