BEATO CLAUDIO JOSÉ JOUFFRET DE BONNEFONT
10 de agosto
1794 d.C.

   En el brazo de mar que une a Rochefort en la costa francesa, beatos Claudio José Jouffret de Bonnefont, de la Compañía de los sacerdotes de San Sulpicio, Francisco François, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchios, y Lázaro Tiersot, de la Orden Cartuja, sacerdotes y mártires, que, durante la revolución francesa fueron recluidos en una sórdida galera y sufrieron el martirio por su sacerdocio.

   El 10 de agosto de 1794 perecieron en los pontones de Rochefort, por su fidelidad a Cristo y a su Iglesia, tres sacerdotes: Claudio José Jouffret de Bonnefont, perteneciente a la Sociedad de San Sulpicio, Francisco Francois, franciscano capuchino, y Lázaro Tiersot, monje cartujo. Los tres fueron beatificados el 1 de octubre de 1995 por Juan Pablo II. Éstos son sus datos personales:

   Claudio José Jouffret De Bonnefont nació en Gannat, Allier, Francia, en 1752. Con 23 años entró en el seminario diocesano de Clermont, del que pasó muy pronto a la Sociedad de San Sulpicio, en la que se ordenará sacerdote. Fue superior del filosofado en el seminario de Orleáns, hizo su tiempo de soledad en la casa sulpiciana de Issy, luego pasó a Tulle y luego a Clermont; por fin el 23 de febrero de 1790 fue nombrado superior del seminario menor de Autun. Al llegar el «obispo constitucional» en 1791, los superiores y alumnos de su seminario lo recibieron muy mal y terminan por irse, yéndose Claudio José el 10 de mayo. Seguidamente abandona Autun y se instala en Moulins.

   En carta suya del 16 de septiembre de 1792 explica al ministro de Justicia por qué no se le puede exigir el juramento de fidelidad a la “Constitución Civil del Clero”. Jouffret estaba bajo sospecha, se interceptaba su correspondencia y, al descubrirse que se carteaba con un deportado, fue arrestado y llevado a la cárcel de Moulins. Para impedir que lo envíen a Rochefort, alega su mala salud y pide que se le haga un examen médico. El médico que lo examina determina que tiene una doble hernia y que no debe ser deportado, pero pese a ello sale para Rochefort en el convoy que deja Moulins el 25 de noviembre de 1793. Pasa un tiempo en Saintes, y está en abril en Rochefort. Llevado al barco “Les Deux Associés”, se preparó a la muerte con total entrega a la voluntad de Dios y gran paciencia. Persona afable y de dulce carácter, prudente y pacífico, dejó por sus virtudes una honda impresión en sus compañeros. Fue enterrado en la isla de Aix.

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(Parroquia San Martín de Porres)