BEATO CEFERINO JIMENEZ
MALA "EL PELE"
2 de agosto
1936 d.C.
Nació en Benavent de Segriá, Lérida. Era gitano y
totalmente analfabeto, pero tenía una gran memoria y pronto
aprendió a fabricar cestos. La familia era muy pobre y muchas
veces tenía que pedir limosna para poder comer. En su viaje por
los Monegros, conoció al famoso bandido "Cucaracha" que le daba
de comer.
A los 18 años
se casó con Teresa Giménez Castro, por el rito gitano; su
padre se fugó con otra mujer, y el tuvo que hacerse cargo de
toda la familia. A comienzos de siglo se estableció en
Barbastro, en el barrio de San Hipolito, y allí se
distinguió por su honradez en los tratos con caballerías
y su espíritu religioso. Alquiló una casa, donde
vivió realquilado el famoso anarquista Eugenio Sopena Buil. No
tuvo hijos en su matrimonio, pero adoptó a una sobrina de su
mujer, a la que le dio toda la educación, matriculandola en un
colegio de las Hijas de la Caridad. En 1915 empezó a destacarse
por su religiosidad y comenzó a ir a misa diaria. En 1912, se
casó por la Iglesia en Lérida.
Un hecho providencial
cambió su fortuna cuando ayudó al ex alcalde de
Barbastro, en el momento que caía al suelo enfermo de
tuberculosis, esto le llevó a tener el aprecio de todo el
vecindario y que el hermano de Rafael Jordán, el ex alcalde, le
propusiera un buen trato con caballerías que vendía el
gobierno francés. Pasó de pobre a rico, pero sin olvidar
sus orígenes, ayudó siempre a todos los pobres de la
comarca, sin que se sintieran minusvalorados. Su mejor amigo fue el
abogado, Nicolás Santos de Otto, al que acompañó a
Madrid en los acontecimientos nacionales como la consagración de
España al Corazón de Jesús por el rey Alfonso
XIII; también allí oyó hablar a Joaquín
Costa, y al oirle hablar de la politica hidráulica, de canales y
pantanos que necesitaba España, especialmente Aragón, se
convenció de que aquel político era bueno y pidió
a gitanos y payos que lo votasen.
Fue un hombre
tremendamente honrado y religioso, admirado por todo Barbastro.
Catequizaba, como sabía, a los niños y los exhortaba a
respetar a los animales. En 1922 murió su mujer y se
quedó muy solo, aunque tenía ya nietos. Perteneció
a la Adoración Nocturna, se inscribió en la Tercera Orden
Franciscana y en la Archicofradía del Corazón de
María. Su situación económica se vino abajo, y
aceptó la pobreza con la misma indiferencia con la que
había sabido tener dinero. Aún así, dio cuantas
limosnas pudo.
Cuando en 1936, el frente popular ocupó Barbastro, detuvo a
todos los sacerdotes que encontró, cuando el Pele, vió
que detenían a un sacerdote, les increpó, y fue detenido
porque tenía un rosario. El anarquista Sopena y su sobrina
Pepita, hicieron todo lo posible para salvarlo, si entregaba el
rosario, pero él no quiso: “Hija mía, me lo han quitado
todo. ¿Qué me queda? Rezar y rezar el rosario”.
Murió de un balazo en el entrecejo en el cementerio de
Barbastro, gritando “¡Viva Cristo Rey!” y con el rosario en las
manos. Fue enterrado en una fosa común.