BEATO CARLOS DE DIOS MURIAS
18 de julio
1976 d.C.
Carlos Murias nació
en San Carlos Minas, provincia de Córdoba, el 10 de octubre de 1945.
Su madre era maestra en el pueblo de Villa Giardino y su padre, un rico agente
de bienes raíces y político radical muy conocido en la zona,
proyectó para su hijo una carrera militar con la cual él no
estaba de acuerdo.
Así, Carlos cursó la escuela superior en el Liceo
Militar General Paz de Córdoba. En esa época conoció
al obispo Enrique Angelelli en el hogar sacerdotal ubicado en La Cañada.
Tras la secundaria, Carlos quiso estudiar veterinaria pero esa carrera no
existía en Córdoba.
Comenzó a cursar la carrera en ingeniería civil,
pero al poco tiempo la abandonó y eligió ayudar en el campo
a su padre. Al distanciarse de él regresó a la ciudad y comenzó
a trabajar en el Registro de la Propiedad. Carlos manifestaba ya su preocupación
por el egoísmo de la burguesía y su estima por Angelelli, primer
asesor de la Juventud Obrera Cristiana.
Su ministerio sacerdotal
Murias comenzó su vida como fraile en el Seminario menor
ubicado en las afueras de Moreno (Buenos Aires), y continuó luego
en los barrios más pobres de una parroquia franciscana en José
León Suárez (Buenos Aires), pero terminó por solicitar
a sus superiores la autorización para trasladarse a la diócesis
de La Rioja a fin de colaborar con Angelelli. En 1975, consiguió dicha
autorización del Custodio provincial, fray Jorge Morosinotto.3
La situación en la provincia de La Rioja se caracterizaba
por las fuertes diferencias sociales: por una parte, unas pocas familias
ricas y poderosas, poseedoras de grandes extensiones de tierra y dueñas
de yacimientos mineros; por otra, la gran mayoría de la población
pobre, con alto porcentaje de peones o minifundistas que trabajaban parcelas
de tierra pequeñas con implementos muy rudimentarios, que vivían
del pastoreo de ganado ovino o caprino, o que eran empleados estatales, provinciales,
o municipales. Murias y el presbítero francés Gabriel Longueville
fueron designados por Angelelli como vicario y párroco respectivamente
de Chamical, por entonces un pequeño pueblo conformado fundamentalmente
por agricultores.
Luego de iniciada la dictadura militar de 1976, Murias comenzó
a recibir avisos y citaciones en los cuarteles, donde los soldados explicaban
que «La tuya no es la Iglesia en la que creemos».En una de sus
últimas homilías, fray Carlos de Dios Murias dijo: “Podrán
callar la voz de este sacerdote. Podrán callar la voz del obispo,
pero nunca podrán callar la voz del Evangelio”. Carlos de Dios
Murias fue un fraile franciscano argentino secuestrado, torturado y asesinado
junto con el presbítero francés Gabriel Longueville poco después
de iniciarse la última dictadura militar en ese país..