BEATO CARLOMAGNO
28 de enero
814 d.C.



   Hijo de Pipino el Breve. Rey de los francos y emperador del Sacro Imperio Romano. Fundó muchos monasterios. Pero en su vida espiritual existen muchos puntos negros; así pues, se hizo culpable de graves pecados de lascivia. Su devoción se hizo obligatoria en Francia a raíz de la lucha entre el Papado y Federico Barbarroja.

   No parece que se le haya tributado ningún culto antes del año 1166, época en que empezó a introducirse, bajo los siniestros auspicios de Federico Barbarroja. El antipapa Pascual III ratificó dicho culto. Es digno de notarse que santa Juana de Arco asociaba a «San Carlomagno» en su devoción a San Luis de Francia, y que en 1475, la fiesta de Carlomagno empezó a ser de obligación en toda Francia. Próspero Lambartini, que fue más tarde Benedicto XIV, discute el punto con cierta extensión en su obra sobre la beatificación y canonización, y concluye diciendo que puede atribuirse con justicia el título de bienaventurado (es decir: Beato) a tan gran defensor de la Iglesia y del Papado. Sin embargo, en la actualidad sólo celebran la fiesta de Carlomagno la diócesis de Aquisgrán y dos abadías suizas.

   Se incluye en el santoral más bien por tratarse de una curiosidad, ya que, aunque su culto fue aprobado por un antipapa, nunca fue, en realidad, del todo desaprobado; la fórmula oficialmente utilizada es «culto tolerado, no reconocido». 

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)