CALIXTO
III
1455-1458 d.C.
Alfonso de
Borja había sido catedrático de la Universidad de
Lérida y se trasladó a Italia al servicio del rey Alfonso
V de Aragón (Alfonso I de Nápoles). Pasado al servicio de
Martín V, recibió el obispado de Valencia. Realizada la
reconciliación entre Alfonso I y Martín V, el Papa le
hizo Cardenal. Pertenecía a una familia que le dio a la Iglesia
uno de sus Santos más ilustres, San Francisco de Borja, y uno de
los peores Papas, Alejandro VI.
Educado en España y formado en la atmósfera
antimusulmana de la reconquista, Calixto III era menos humanista que
guerrero, animado desde el principio de su pontificado por la idea de
la cruzada. Para mejor realizarla, creó una flota, que se hizo a
la mar en 1456, bajo el mando del Cardenal Luigi Scarampo, y
atacó a los turcos en el archipiélago griego. Ante la
total indiferencia de los soberanos europeos, preocupados por sus
pequeños conflictos locales o por la manera de mejor consumir en
casa el dinero destinado a la cruzada, Calixto III se levantó
sólo contra el único verdadero peligro mortal que
amenazaba a la Cristiandad; envió a Belgrado, donde Juan Corvino
de Hunyady (príncipe rumano de Transilvania, cuyo hijo
Matías llegará a ocupar el trono de Hungría)
combatía a los turcos con un ejército personal, al
Cardenal Juan Carvajal y a San Juan de Capistrano.
Los turcos fueron vencidos y la Cristiandad pudo respirar
tranquila. Mientras tanto, el príncipe de Moldavia, Esteban el
Grande, derrotaba a los infieles, que habían enviado un
ejército contra él. La Moldavia de Esteban y la
Hungría de los Hunyady fueron, en quel peligroso período
de la historia europea, los únicos países que tomaron en
serio a los turcos y se dedicaron a resistirles. Constantinopla
había caído en su poder, pero los príncipes
cristianos se dedicaban a otras empresas, y Venecia comerciaba con los
infieles. Otro héroe antiturco había aparecido en
Albania, el príncipe Skanderberg, al que Calixto III
ayudó como mejor pudo. La cruzada ya no era posible. La
única política antiturca eficaz era el apoyo era el apoyo
a aquellos héroes nacionales que luchaban en sus propios
países, levantando ejércitos y derrotando a los turcos en
sus primeros intentos de pasar el Danubio y de infiltrarse en Europa
central. Juan Corvino, Esteban el Grande y Skanderbeg, héroes de
la resistencia antimusulmana en el siglo XV, gozaron del apoyo material
y espiritual de los Papas.
Desgraciadamente, el nepotismo dominó en la
política interior de Calixto. Otorgó la púrpura
cardenalicia a sus dos nietos, Rodrigo y Luis Juan de Borja, y en 1457
nombró a Rodrigo vicecanciller de la Iglesia. Ordenado sacerdote
en 1456, Rodrigo no dejó de seguir una vida completamente
opuesta a los principios del sacerdocio. En 1492 ceñirá
la tiara. El 7 de julio de 1456, Calixto III promulgó la
rehabilitación de Juan de Arco. En Siena se le apareció
la Virgen, acontecimiento pintado por Sano di Pietro en un hermoso
cuadro visible hoy en la Academia de aquella ciudad.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)