BEATO BRAULIO
MARÍA CORRES DIAZ
DE CERIO Y COMPAÑEROS
30 de julio
1936 d.C.
En Calafell, pueblo cercano a Tarragona, en la costa de
España, beatos mártires Braulio María (Pablo)
Corres Díaz de Cerio, presbítero, y catorce
compañeros, miembros todos de la Orden de San Juan de Dios, que,
hechos prisioneros durante la persecución desencadenada contra
los religiosos, perdonaron a sus enemigos y merecieron la
felicísima corona del martirio.
Braulio María nació
en Torralba del Río (Navarra). A los 13 años
ingresó en la Escuela Apostólica de Ciempozuelos y tuvo
como director espiritual al beato Juan Jesús Adradas.
Profesó como religioso hospitalario de San Juan de Dios en 1916
y fue ordenado sacerdote en El Escorial en 1922. En 1931, fue nombrado
maestro de novicios, pasando a Calafell, donde fue nombrado consejero
provincial. Gran sacerdote, era sabio director de almas, daba
ejercicios espirituales y trabajó mucho por la promoción
de las vocaciones hospitalarias.
Vivió con entereza la incautación del
sanatorio de Calafell, por los milicianos. Su preocupación fue
salvar la vida de los novicios, que pudieran pasar a Marsella, pero
todo fue inútil. Ante el peligro les invitó a prepararse
con actos de desagravio, oración, visitas al Santísimo.
El 30 de Julio, les repartió la comunión, y les
animó al martirio, les dio la absolución. Les
instó a que mirasen al cielo y perdonasen a sus asesinos. En el
momento en que comenzaron los primeros disparos, él mismo
rezó “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”,
muriendo con las manos juntas. Mártir en Calafell (Tarragona).
Eran: Eusebio Forcades Ferrate, Constancio
Roca Huguet, Benito José Labré
Mañoso González, Vicente de
Paúl Canelles Vives, Tomás
Urdánoz Aldaz, Rafael Flamarique Salinas, Antonio
Llauradó Parisi, Manuel López
Orbara, Ignacio Tejero Molina, Enrique
Beltrán Llorca, Domingo Pitarch Gurrea, Antonio
Sanchis Silvestre, Manuel Jiménez Salado.