BEATO BERNARDO DE HOYOS
29 de noviembre
1735 d.C.
Nació en Torrelobatón (Valladolid, España). Su
padre don Manuel de Hoyos era secretario del ayuntamiento de
Torrelobatón, pero su familia era originaria de Hoyos. A los 14
años, con el permiso de su familia, fue admitido en el noviciado
de los Jesuitas en Villa García de Campos.
Terminó el
noviciado con casi 17 años, y emitió los votos simples
perpetuos. Desde los 17 hasta los 20 años, Bernardo
estudió Filosofía en el colegio de los santos Pedro y
Pablo en Medina del Campo. A los 20 años Bernardo comenzó
los estudios de Teología en el colegio de San Ambrosio de
Valladolid.
Cuando
pronunció la fórmula de los votos simples perpetuos, con
casi 17 años, escribe el mismo Bernardo lo que sintió en
ese momento: “Al empezar a leer la fórmula de los votos
ví en la sagrada eucaristía al mismo Jesucristo, que me
oía, como juez en su trono, muy afable. Quedé al
principio como fuera de mí, al ver tan gran Majestad, mas no fue
tanto, que se conociese en lo exterior. Vile venir, y entrar en mi
dichosa boca: causó mayor reverencia amorosa, y amor reverente,
al verle entrar y estar en mi lengua. Después que pasó la
Sagrada Forma, me dijo el Señor estas palabras intelectuales:
“desde hoy me uno más estrechamente contigo por el amor que te
tengo ".
En 1733, cuando
Bernardo tenía 21 años y era estudiante de
teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid,
recibió una carta de su amigo Agustín Cadaveraz que era
sacerdote y profesor de gramática en Bilbao. A Agustín le
habían pedido un sermón para la octava de Corpus, y
recordaba Agustín que en Valladolid había leído un
libro escrito en latín cuyo título era “De cultu
Sacratissimi Cordis Iesu”, del P. José de Gallifet, sobre la
devoción al Corazón de Jesús. Para preparar el
sermón, Agustín le pedía a Bernardo que copiase
determinados fragmentos de ese libro y que se los enviase. Bernardo
tomó el libro de la biblioteca y lo llevó a su
habitación para copiar los párrafos pedidos.
Esto es lo que relata
Bernardo: "Yo que no había oído jamás tal cosa,
empecé a leer el origen del culto del Corazón de nuestro
amor Jesús, y sentí en mi espíritu un
extraordinario movimiento fuerte, suave y nada arrebatado ni impetuoso,
con el cual me fui luego al punto delante del Señor Sacramentado
a ofrecerme a su Corazón para cooperar cuanto pudiese a lo menos
con oraciones a la extensión de su culto".
"Todo el día
anduve en notables afectos al Corazón de Jesús, y ayer
estando en oración, me hizo el Señor un favor muy
semejante al que hizo a la primera fundadora de este culto, que fue una
hija de nuestro santo director, san Francisco de Sales, la venerable
madre Margarita Alacoque, y lo trae el mismo autor en su vida:
“mostróme su Corazón todo abrasado en amor, y condolido
de lo poco que se le ama. Repitióme la elección que
había hecho de este su indigno siervo para adelantar su culto, y
sosegó aquel generillo de turbación que dije,
dándome a entender que yo dejase obrar a su providencia, que
ella me guiaría, que todo lo tratase con el P. Juan de Loyola
que sería de singular agrado suyo, que esta provincia de su
compañía tuviese el oficio y celebrase la fiesta de su
Corazón, como se celebra en tan innumerables partes”.
“El domingo pasado
(dice) inmediato a la fiesta de nuestro San Miguel, después de
comulgar, sentí a mi lado a este santo Arcángel que me
dijo cómo extender el culto del Corazón de Jesús
por toda España, y más universalmente por toda la
Iglesia, aunque llegará día en que suceda, ha de tener
gravísimas dificultades, pero que se vencerán, que
él, como Príncipe de la Iglesia, asistirá a esta
empresa; que en lo que el Señor quiere se extienda por nuestro
medio, también ocurrirán dificultades, pero que
experimentaremos su asistencia". "Después de esto quedé
un poco recogido, cuando por una admirable visión imaginaria, se
me mostró aquel divino Corazón de Jesús todo
arrojando llamas de amor, de suerte que parecía un incendio de
fuego abrasador de otra especie que este material".
(Bernardo escribe al
P. Juan de Loyola); quiere este Divino Dueño que yo sea
discípulo del Corazón Sagrado de Jesús, y
discípulo amado: así la obra de Bernardo de Hoyos. En sus
pocos años de vida escribió varios centenares de cartas
principalmente a su director espiritual, el P. Juan de Loyola, con el
fin de difundir por toda España la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús, entre ellos: escritos espirituales,
apuntes y sermones. La principal fuente para conocer estos escritos de
Bernardo es el libro “Vida del angelical joven P. Bernardo Francisco
de Hoyos de la Compañía de Jesús” escrito por Juan de Loyola.
A
los 23 años le correspondía a Bernardo comenzar el cuarto
curso de Teología, y aunque no tenía edad para ordenarse,
sus superiores pidieron dispensa para que pudiese hacerlo durante ese
curso, y con esta dispensa pudo ordenarse de diácono. Poco
después se ordenó de Presbítero, y unos
días después celebró la primera misa en el colegio
de san Ignacio de Valladolid. A los 24 años, pocos meses
después de haber sido ordenado sacerdote, enfermó de
tifus y falleció, habiendo recibido el viático y la santa
unción. Fue beatificado el 18 de abril de 2010 por SS
Benedicto XVI.