BEATO BENITO PARADELA NOVOA
23 de octubre
1936 d.C.
Hizo la carrera brillantemente
en Hortaleza y Madrid. Su primer destino fue Limpias. Nombrado archivero
de la Congregación en junio de 1922, se trasladó a la casa
central de Madrid. Dirigió la revista Anales de la Congregación
de la Misión y de las Hijas de la Caridad. Destacó como investigador
incansable, notable historiador y cronista de la Congregación, con
la finalidad no solo de evangelizar por medio de la pluma, sino también
de proporcionar materiales sencillos que pudieran utilizar sus hermanos de
Congregación dedicados especialmente a la predicación. Se conserva
una relación mecanografiada por él mismo, en la que va dejando
referencia de sus principales publicaciones. En la vida del P. Paradela brilla
la integridad de su alma, el amor a la Congregación y la devoción
mariana que vivió desde niño en el santuario de los Milagros.
Era un hombre de gran paciencia, fortaleza y constancia, sumamente trabajador,
prudente, callado, observante, fiel a la regla y al cumplimiento del deber.
Su gran inteligencia no le permitía hacer las cosas a medias.
MARTIRIO: Para evitar que se perdiera el archivo de la Congregación
y la buena biblioteca de la comunidad, imprescindible para la preparación
de los misioneros, antes de agudizarse la persecución religiosa, el
P. Benito Paradela fue llevando personalmente los mejores libros y documentos
al n.º 4 de la calle de S. Felipe Neri. También se trasladaron
allí los ficheros y documentos importantes de la provincia. Él
mismo se refugió en ese lugar con otros hermanos de la Congregación
y allí permaneció arriesgando su vida. Hacían una vida
completamente de recogimiento y estudio. Durante algún tiempo pudo
atender su capellanía del colegio de Santa Isabel en la calle Hortaleza.
Descubierto por los perseguidores el refugio del P. Benito Paradela
y del H. Juan Núñez, los dejaron en el piso en concepto de
detenidos y fueron llevando al mismo lugar al P. José María
Fernández y compañeros cuya muerte tenían decidida,
pero les interesaba demorar, pensando conseguir noticias del refugio de los
otros religiosos a fuerza de torturas. El P. Paradela forma parte del grupo
de mártires de Vallecas que entregaron su vida el 23 de octubre de
1936, viernes anterior al domingo de Cristo Rey.