BEATO BENINCASA
10 de enero
1194 d.C.
Abad
de la abadía de la Santísima Trinidad de Cava (Salerno,
Campania) (1171-1194), sucedió a san Marino. Su gobierno fue
importantísimo ya que coincide con el periodo de mayor explendor
de esta abadía. Fue un hombre devoto, prudente y un excelente
pastor. En 1172 asistió al rey de Sicilia Guillermo II el Bueno
que había enfermado en Salerno, éste en agradecimiento,
en 1176, puso a disposición de la Congregación de Cava,
un monasterio había terminado de construir en Monreale, el abad
envió a Sicilia un centenar de monjes para habitarlo.
Dos años
después embarcó en la nave del monasterio (en esto se ve
la importancia de la abadía) para visitar las casas de la
Congregación, en esta ocasión, el rey Guillermo II puso
bajo su protección la Congregación de Cava, y en
particular la abadía de la Santísima Trinidad, dando al
abad la facultad de crear vasallos. El rey de Jerusalén Balduino
IV, en 1181, concedió a la nave de Cava el derecho de atracar en
cualquier puerto del Levante, concediéndole plena libertad de
exportación e importación sin tener que pagar aranceles.
En 1182, el rey Guillermo resolvió a favor de la abadía
en la disputa con el obispo de Salerno, Nicolás, sobre la
posesión del puerto de Vietri. Benincasa hospedó en su
abadía al antipapa Inocencio III para que hiciera penitencia;
los obispos deseaban tener en sus diócesis a los monjes cavenses
por el gran bien que realizaban; los papas concedieron una
autonomía espiritual a los abades de Cava, de forma que su
jurisdicción se extendía sobre tierras e iglesias que le
eran donadas, dando cuentas solamente a los papas; la abadía fue
un centro importantísimo para los papas, de la cual se
podían fiar completamente. Benincasa murió después
de 23 años de gobierno, fue sepultado en la cripta de Arsicia y
en 1675 sus reliquias fueron trasladas en la capilla de los Santos
Padres. El título de beato fue confirmado por Pío XI
el 16 de mayo de 1928.