BEATO BASILIO ANTONIO
MARÍA MOREAU
20 de enero
1873 d.C.
Nació en Laigné-en-Bélin (Le Mans, Francia) en el
seno de una familia piadosa. En 1821 recibió la
ordenación sacerdotal. En su corazón ardía el
deseo de ir de misiones, pero su obispo, que le quería como
profesor, le envió a estudiar a los seminarios de San Sulpicio
de París, y después en la “Solitude D’Issy”. Al volver a
Le Mans, enseñó Filosofía, Teología
dogmática y Sagrada Escritura.
En 1833 participó en
la fundación del Buen Pastor de Le Mans, institución
destinada a la reeducación de delicuentes juveniles. En 1835 su
obispo, le encargó la dirección espiritual de la
Congregación de los Hermanos de San José, constituida pr
laicos fervorosos que tenían como misión instruir a la
gente del campo de Le Mans. En este mismo año fundo la sociedad
de Sacerdotes Auxiliares, con la finalidad de ayudar a los
párrocos mediante retiros espirituales, predicaciones de
misiones populares y cursillos. En 1937 unió los Sacerdotes
Auxiliares con los Hermanos de San José en una única
comunidad, que tomó el nombre de Congregación de la Santa
Cruz.
Completó su
obra en 1841, fundando la rama femenina de las Marianias de la Santa
Cruz. De este modo, realizó su ideal de una única
congregación religiosa con tres secciones, siguiendo el ejemplo
de la Sagrada Familia: a los sacerdotes les dio el nombre de
Salvatoristas; a los hermanos, el de Josefinos; y a las religiosas, el
de Marianitas.
La finalidad de la
Congregación era: la educación, la predicación,
sobre todo en las zonas rurales y en las misiones extranjeras, el
ministerio parroquial, la difusión de la buena presa, así
como la dirección de casas destinadas a la acogida de
delincuentes jóvenes o de personas abandonas.
La vida del P. Basilio estuvo marcada por el sufrimiento y la
incomprensión, pero él se sintió siempre
instrumento en manos de Dios. Dio como lema a su comunidad el verso de
un himno litúrgico: “Salve, oh cruz, nuestra única
esperanza”. Murió lleno de méritos en Le Mans. Fue
beatificado el 15 de septiembre de 2007 por SS. Benedicto XVI.