BEATO BARTOLOMÉ
PUCCI-FRANCESCHI
6 de mayo
1330 d.C.
Nació en Montepulciano, hijo de Puccio di Francesco, nombres que
fueron unidos para formar el apellido familiar. En su juventud
casó con Milla, de la cual tuvo cuatro hijos, que hacia 1290,
cuando él, a los 45 años de edad, decidió ingresar
entre los Hermanos Menores del convento de San Francisco de
Montepulciano, ya habían llegado a la mayoría de edad.
Las crónicas exaltan su memorable renuncia a la familia y al
rico patrimonio, su caridad para con los pobres en los tiempos de
carestía, y varios milagros. El Señor le había
inspirado consagrarse a su servicio y él, dócil a la
divina llamada, proveyó al porvenir de sus hijos y con el
consentimiento de su mujer se hizo religioso hermano.
En la vida de convento llegó a ser modelo de
perfección. Durante la oración a menudo era arrobado en
éxtasis, su rostro se volvía radiante con una luz
celestial, su alma encendida en un fuego divino. Se reputaba tan
pequeño y pobre que no se atrevió a ser sacerdote, pero
los superiores se lo impusieron y, después de un tiempo de
estudios filosóficos y teológicos fue ordenado sacerdote
y de inmediato se entregó humilde y devotamente al sagrado
ministerio con fervor y santa vida. También entonces era tanta
su humildad, que hubiera deseado vivir ignorado de todos.
Su amor por el prójimo y especialmente por los
más pobres y desdichados era grandísimo. Por sus
oraciones a menudo Dios multiplicó el alimento para su comunidad
y a favor de los necesitados. Frecuentes apariciones de la
Santísima Virgen, de ángeles y de santos lo llenaban de
tanta alegría que parecía estar ya en el paraíso.
Fue para toda la comunidad modelo de observancia exacta de la regla de
San Francisco, del espíritu de pobreza, de castidad y de
penitencias con las cuales martirizaba su cuerpo.
Generalmente se dice de él que "fue un loco por
amor de Cristo". Bartolomé se durmió serenamente en la
paz de los justos. Fue sepultado en la iglesia de San Francisco, donde
permaneció hasta 1930. Luego fue trasladado a la iglesia de San
Agustín. León XIII confirmó su culto el 24 de
junio de 1880.