BEATO BARTOLOMÉ GELABERT PERICÁS
27 de noviembre
1936 d.C.



   Salvo un paréntesis en Baracaldo (Vizcaya)  estuvo siempre en la casa de Hortaleza ocupándose de la administración de la labranza. Fue un religioso humilde, sacrificado, bueno con todos y amante de la comunidad, siempre sonriente y servicial.

   Su fuerte musculatura no se rendía ante el trabajo por abrumador que este fuera. Sin entender de política sufría por las ofensas a la religión y rezaba mucho por el triunfo de la causa de Dios. La convicción de estar contribuyendo a ello con su oración y su sacrificio, fue la mejor preparación para el martirio. Se mostraba muy valiente, más que los jóvenes. Decía que moriría si fuera preciso.

   MARTIRIO: El H. Gelabert es uno de los 13 religiosos detenidos en Hortaleza el 20 de julio de 1936 según se detalla en el martirio del P. Eleuterio Castillo. En un minucioso registro de la cárcel Modelo le sacaron un rosario del bolsillo del chaleco y el miliciano después de una blasfemia le dijo: ¿Pero no ves que no existe Dios? ¿Para qué quieres esto? El H. Gelabert contestó: Porque yo creo que esto triunfará. Le dejó el rosario tirándoselo. La tarde del 22 de agosto los milicianos ayudados por los presos comunes quemaron la leñera del horno de la segunda galería. Aquella noche de terror todos se prepararon para morir y, salvo raras excepciones, todos (religiosos y seglares) se confesaron. Dice la crónica del Muruzábal: “El efecto fue como el de una misión que después se notó mucho”. El 17 de noviembre lo condujeron al colegio de Padres Escolapios de la calle de Porlier, convertido en cárcel, y el 21 le dieron libertad con otros mayores de 60 años.

   Al salir de la cárcel se fue a una pensión de Madrid, pero como no tenía dinero, un día de madrugada se dirigió a la carretera de Madrid a Hortaleza, en busca de Paulino Abad, amigo suyo y padre de Zacarías, el mayoral que tenía en las fincas de Hortaleza como encargado. Paulino traía por las mañanas leche a Madrid. No encontró a Paulino. En cambio, le vio un vecino de Hortaleza. Enterado el comité marxista de Hortaleza ordenó que fueran a buscarle con un camión, lo encontraron, lo llevaron a Hortaleza, le pusieron en la plaza pública para que le viera todo el pueblo y le insultaron. Se dijo que hasta lo torearon, daba lástima verlo. Después de estos insultos le mataron los milicianos en el término municipal de Vicálvaro (Madrid). Era el 27 de noviembre de 1936, festividad de la Virgen Milagrosa.

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(Parroquia San Martín de Porres)