Los tres hermanos
eran naturales de Fukae (Japón). A los tres hijos del beato
Pablo Uchibori, antes de matarlos y arrojarlos al mar, les cortaron los
dedos de las manos, ante su padre y ante un gran grupo de condenados al
martirio, para presionarlos a apostatar.
El niño
Ignacio Uchibori, de cinco años, sufrió la
mutilación con gran serenidad, levantando sus dedos y mano
mutilada y sangrienta, con la admiración de todos los presentes.
Murieron sumergidos, en los gases sulfurosos del volcán Unzen,
Japón. Fueron beatificados por SS. Benedicto XVI el 24 de
noviembre de 2008.