Nació en
Padua en la noble familia de los Cattanei de Limena. Ingresó muy
joven en el monasterio benedictino de Santa Justina de Padua y tanta
fue su piedad, seriedad y ejemplaridad de vida, que en el 1209, con
sólo 24 años fue elegido abad del monasterio. Su gobierno
fue muy activo: defendió los derechos del monasterio,
revindicó los antiguos privilegios, como el que los abades del
monasterio participaban en la elección del obispo,
restauró el monasterio y construyó nuevas dependencias y
obtuvo nuevas posesiones, desvió el agua del río
Bacchiglione para accionar los molinos.
Cuando
Ezzelino III, en el 1237, conquistó Padua y encarceló al
beato Jordán Forzaté, prior de San Benito, el otro gran
monasterio de Padua, Arnaldo huyó primero a Ferrara y
después a la cercana Monselice. En el 1238, el emperador
Federico II le devolvió Santa Justina y al año siguiente
fue su huesped durante dos meses. Al partir el emperador, la ciudad
quedó al albur de Ezzelino, que en el 1246, arrestó a
Arnaldo y lo encerró en la fortaleza de Asolo. El abad
languideció, a pan y agua, durante ocho años y tres
meses, hasta su muerte. Se dice que cuando murió se vieron dos
teas ardientes que descendían del cielo e iluminaron el
castillo. Fue sepultado en el monasterio de Santa Justina.