BEATA ARCÁNGELA
GIRLANI
25 de enero
1495 d.C.
Nació en Trino (Monferrato), con el nombre de Leonor. Muy pronto
manifestó su deseo de hacerse religiosa e ingresó en un
monasterio cercano a su ciudad; pero no resistía la proximidad
de su familia. En 1477, en contra del parecer de su padre,
ingresó en el monasterio carmelita. La célebre
Congregación Mantuana, que en inicios estaba en todo su
esplendor, fundó un convento de monjas de clausura en Parma y en
él, el año 1477, vistió el hábito Leonor,
cambiando su nombre por el de Arcángela.
Por su virtud y sus dotes naturales, fue elegida priora por la misma
comunidad, cargo que aceptó por cumplir la voluntad de Dios. Fue
desde entonces el refrigerio y el consuelo de todas las monjas y entre
ellas la más humilde y servicial. A las enfermas consolaba con
cariño maternal y les hacía consideraciones oportunas,
animándolas a sufrir con resignación. Fue conocida en el
monasterio por su sabiduría y por su templanza.
Quince años
llevaba residiendo en el convento de Parma, santificándose y
santificando a sus religiosas con su buen ejemplo y la heroicidad de
sus virtudes, cuando los superiores determinaron hacer una nueva
fundación de monjas en Mantua y eligieron para piedra
fundamental a Arcángela. Fundo el monasterio de Santa Maria del
Paraíso de las carmelitas de Mantua (1492) a petición de
la familia Gonzaga. Con gran sacrificio obedeció al punto y,
avezada a los caminos del Señor, en Mantua inicia la misma vida
que seguía en Parma, por lo que pronto los habitantes de Mantua
se percataron del bien que Dios les había proporcionado con el
convento de las carmelitas. Las matronas, a porfía, llevaban a
sus hijas, con el fin de que Arcángela las instruyera en los
caminos del Señor.
El efecto no se hizo esperar, pues siete de aquellas jóvenes
tomaron el hábito y bajo su dirección, se santificaron en
el claustro. Cuando después de penosa enfermedad se
sintió morir, reunió a sus monjas para exhortarlas y
darles a manera de testamento, sus últimos consejos.
Expiró diciendo: “Jesús, amor mío, ten piedad de
mí”. Fue enterrada en el mismo convento de Mantua. Su cuerpo se
venera en la iglesia del Hospital de San Lorenzo de
Turín. Su culto se confirmó el 1 de octubre de 1864
por el Beato Pío IX.