APARICIONES DE SAN
MIGUEL ARCÁNGEL EN TLAXCALA
El 25 de abril de 1631 San Miguel Arcángel se
apareció al indio adolescente Diego de San Lázaro, uno de
los primeros convertidos en la zona, para que avisara al pueblo que en
una barranca habría una fuente de agua milagrosa que
sanaría todas las enfermedades. Esa fuente ha subsistido hasta
nuestros días, aunque con un caudal de agua variable.
EL ENTORNO
Tlaxcala es el más pequeño Estado de
México, queda a 120km de Ciudad de México. Fue de los
primeros lugares en el Nuevo Mundo en escuchar la Palabra de Dios y en
producir grandes hombres de fe y mártires.
La zona ha sido de gran batalla espiritual por siglos.
Allí hay pirámides donde los indios tenían sus
ritos religiosos y donde han existido cultos satánicos. Pero
donde abundó el pecado también abunda la gracia. Tlaxcala
ha sido bendecida por extraordinarias manifestaciones de María
Santísima la Madre de Dios en Ocotlán y de San Miguel en
San Miguel del Milagro.
San Miguel Arcángel es el gran guerrero de las huestes
celestiales que expulsó a Satanás del cielo. Es de notar
que el auxilio de La Virgen Santísima y de San Miguel es de suma
importancia en la actual batalla espiritual en que todo ser humano se
juega la vida eterna.
Las festividades en san Miguel de Milagro relacionadas con
San Miguel Arcángel son 29 de septiembre, Fiesta de San Miguel
Arcángel, 25 de abril y 8 de mayo, fecha de las apariciones de
este arcángel respectivamente en Tlaxcala (México) y el
monte Gargano (Italia).
PRIMERA APARICIÓN
Por el siglo XVII, en el año 1631, un 25 de abril,
el joven indígena Diego de San Lázaro, de unos 17
años de edad, y que era de los primeros de la zona convertidos
al cristianismo, estaba en una procesión por el día de
San Marcos que iba del pueblo de San Bernabé a Nativitas y se le
apareció el Arcángel Miguel a él solo, sin que
nadie más lo notara, y le dijo: “Yo Soy San Miguel
Arcángel y he venido a decirte que es Voluntad de Dios y
Mía que le digas a los habitantes de esta villa y de sus
alrededores que en la barranca compuesta de dos montañas y
frente a ese lugar encontrarán una fuente milagrosa de agua que
sanará todas las enfermedades. Está debajo de un gran
peñasco. No dudes lo que te digo y no olvides lo que te mando
hacer”.
Diego Lázaro, pensando que nadie le iba a creer, lo
mantuvo en secreto, pero unos días más tarde se enfermo
de gravedad. Al principio no pensó que su enfermedad se
debía a su desobediencia.
SEGUNDA APARICIÓN
A los días se enfermó de “cocolixtli”,
palabra que significa “la gran plaga”. Ésta era una enfermedad
mortal llamada también “tabardillo” que provocaba una fiebre muy
fuerte, dolor de cabeza, de tórax y abdomen, ansiedad y
vómitos. A los que les daba casi siempre se morían, se
ponían amarillos, comenzaban a enloquecer y les salían
úlceras por todo el cuerpo que les hacían sangrar. Tan
mal estaba el indio Diego Lázaro que se moría y no
sabía las razones por las que le había dado ese mal. Sus
familiares al verlo así, se trasladaron al Monasterio de Santa
María Nativitas por un sacerdote para que le diera los santos
óleos.
Mientras tanto y en esas circunstancias, llegó al
pueblo un joven con apariencia de extranjero, quien se acercó a
la vivienda de Diego Lázaro y pidió a la gente que le
dejaran sólo con el enfermo; una vez estando con él, se
manifestó como el Arcángel San Miguel y le dijo que le
daría una segunda oportunidad para llevar el mensaje que le
había pronunciado; en tanto eso sucedía en el interior
del jacal, los pobladores presenciaban el repentino incendio de la
vivienda del indígena; instantes después las llamas
cesaron y la gente ingresó a ver qué había
ocurrido? “Diego Lázaro se encontraba sólo y en buenas
condiciones de salud, ante el gesto de sorpresa de los vecinos les
comentó que el Arcángel San Miguel había estado
con él y que había regresado para pedirle que cumpliera
con un mandato, haciendo público el mensaje”,
El Arcángel Miguel tomó del brazo al
indio Diego Lázaro y lo llevó a la barranca, a un lugar
que es donde hoy en día está el pozo, y allí le
dijo: “Aquí, donde toqué con mi callado, está la
fuente de la cual te hablé durante la procesión. Debes
darla a conocer o serás gravemente castigado”. Según
palabras del indio Diego de San Lázaro este cayado que el
Arcángel Miguel llevaba en la mano era de oro rematado por una
cruz.
Y en ese lugar cayó un fulminante rayo, marcando el
lugar de la fuente milagrosa, y le recalcó: “La luz que ves
desciende del cielo y es el poder que Dios está dando a esta
fuente de agua para la sanación de todas las enfermedades y
necesidades espirituales. Hazlo saber a todos”. En ese mismo momento al
indio se le sanaron todos sus males.
Pero solo la familia del indio le creyó su historia
y se fueron con él a excavar el pozo en el lugar que
había señalado el Arcángel Miguel. En la barranca
Zotiloac -sitio donde brotaría el manantial milagroso- se
decía era habitada por los demonios, motivo por el cual los
pobladores no se acercaban a ella; no importando esa creencia, la
familia se aglutinó para retirar una enorme roca que
obstruía el paso del manantial; sin embargo el intento por
quitarla fue en vano, pues la fuerza no era suficiente, fue entonces
cuando apareció San Miguel Arcángel representado por el
joven extranjero, quien sin mayor esfuerzo con su estandarte
golpeó el piso e hizo rodar la roca cuesta abajo; de inmediato,
el agua comenzó a brotar y los enfermos la comenzaron a beber.
“La pintura barroca de Luis Berruecos plasma el milagro descrito y la
presencia de demonios despavoridos, que huían de su refugio”.
TERCERA APARICIÓN
Pasaron seis largos meses y el 13 de noviembre del mismo
año cuando, al regreso de la Misa de fiesta en honor a San
Diego, muy probablemente en el pueblo de Xocoyucan, al indio Diego de
San Lázaro le atacó de nuevo un dolor terrible que no lo
aguantaba junto con una golpiza que le daba una mano invisible hasta
que lo dejo descoyuntado.
El indio Diego de San Lázaro como pudo se fue a su
casa porque creyó que iba a desencarnar, y de nuevo se le
apareció el Arcángel Miguel, pero esta vez un poco
disgustado, y le dijo con mucho carácter: “¿Por
qué eres tan cobarde y negligente en cumplir lo que te he
encomendado hacer?, ¿Deseas que vuelva a castigarte por tu
desobediencia? Levántate y da a conocer lo que te he pedido”.
Allí el indio Diego de San Lázaro se dio
cuenta porqué le había dado “cocolixtli” de nuevo,
así que ni corto ni perezoso se levantó de inmediato de
la cama donde se estaba muriendo fue a la fuente, recogió agua
en unos jarrones y fue a donde estaba el obispo y le contó todo
lo que le había pasado y lo que le había dicho el
Arcángel Miguel. El obispo hizo repartir el agua a los enfermos,
y el que la tomaba se sanaba y hasta el momento allí
se han producido milagros extraordinarios realizados por el
Arcángel Miguel. Fue así como se iniciaron los eventos
milagrosos que continúan hasta hoy. La fuente se ha secado en
varias ocasiones y se piensa que ha sido por la falta de reverencia con
que algunas personas la toman.
ÚLTIMOS DÍAS DE DIEGO DE SAN LÁZARO
Después de este acontecimiento, Diego de San
Lázaro vivió al cuidado del manantial; tiempo más
tarde, Juan de Palafox, obispo de Puebla mandó a construir el
santuario de San Miguel del Milagro, terraplenando la barranca y dando
pie a la construcción de viviendas a su alrededor. .
El Indio Diego de San Lázaro aprendió muy
bien su lección corrigió su error y la Misericordia
Divina se apiado de él Perdonándolo. Dios siempre perdona
al humilde y la vida siempre castiga al soberbio. El Indio Diego de San
Lázaro era de naturaleza humilde y callada de vida austera y
penitente. Después de las apariciones, pasaba largas horas en
oración, su vida la consagro al Arcángel Miguel cuidando
la capilla que se hizo en el lugar del pozo y a los enfermos que
venían buscando curación en el pozo los cuidaba con
especial devoción.
Su cuerpo se encuentra enterrado al pie de una
bellísima estatua barroca del Arcángel Miguel considerada
la más bella talla del Siglo XVIII en México y que se
encuentra en el ábside de la iglesia. Una placa tallada
señala el lugar diciendo: “Aquí espera el día de
la resurrección Diego de San Lázaro, varón
amadísimo del príncipe celeste del Ejercito de los
Ángeles”.