BEATO ANTONIO LORCA MUÑOZ
1936 d.C.
1 de septiembre
Bautizado el día después
de su nacimiento en la Iglesia Parroquial de san Ramón Nonato, su
pariente doña Antonia Parra recuerda que: « Vivió una
infancia muy mala porque su madre falleció cuando él y sus
dos hermanas eran aún pequeños; después falleció
también su hermana menor; mi madre y mi tío tuvo que hacerse
cargo de las tierras y trabajar en ellas porque el padre no sabía
realizar este trabajo.»
El diecisiete de diciembre de 1910, tras estudiar en el Seminario
de Almería, fue ordenado presbítero en la capilla del Palacio
Episcopal. Cinco días después celebró por vez primera
la Misa en su pueblo natal. Su primer destino fue la capellanía de
la Virgen del Socorro de Tíjola. En 1913 fue nombrado Coadjutor de
Taberno y en 1916, regresó a la coadjutoría de Tíjola.
El veintiuno de febrero de 1920 tomó posesión
de la coadjutoría de santa María de Albox, donde permaneció
el resto de su ministerio. Aunque quedó casi ciego, no cesó
su apostolado y creó el primer centro de la Acción Católica
almeriense en la ermita de Nuestra Señora del Carmen del Llano de
los Olleres. Don Diego Granados, un antiguo feligrés, decía
que: « Era un hombre muy cariñoso, afable, caritativo, comunicativo.
Los jóvenes anhelaban confesarse con él. Él se sentaba
todos los días en el confesionario antes de la Misa. Daba catequesis,
hacía apostolado y atraía la gente hacia Dios. »
Con gran llanto se trasladó a Zurgena, cuando arreció
la Persecución Religiosa. El uno de septiembre de 1936, por estar
muy enfermo, no fue detenido junto a los otros cuatro presbíteros
de su pueblo. Regresaron por él más tarde y, a sus cincuenta
años, murió mártir antes de llegar a los pozos.
Su sobrina narra que: « Cuando la gente se enteró
de que lo habían matado vinieron a casa algunas familias humildes
para devolver el dinero que mi tío les había prestado; mi abuela
no consintió aceptar, les digo las gracias y les dijo que mi tío
tampoco lo hubiera aceptado. »