AÑO SABÁTICO / AÑO
JUBILAR
Vocabulario bíblico
Lo mismo que cada siete días
las personas y los animales tenían uno de reposo (el sábado),
los israelitas pensaron que también los campos debían descansar
cada siete años; a este séptimo año lo llamaban año
sabático. Lo que producían los barbechos durante ese año
no pertenecía a su dueño, sino que era para los más
necesitados. Además se perdonaban las deudas, las fianzas y las hipotecas;
incluso los esclavos recobraban la libertad (Levítico 25, 1-7; Deuteronomio
15, 1-11). El cumplimiento del año sabático tropezaba en la
práctica con dificultades casi insuperables y de hecho no se cumplía
(Levítico 26, 35; Jeremías 34, 8-16). Por eso el ciclo de siete
años fue sustituído por otro se siete semanas de años:
es el llamado año jubilar que debía celebrarse cada cincuenta
años (Levítico 25, 8-17). Recibía este nombre, porque
era proclamado mediante el toque de un cuerno ("Jobel").
No consta que el año jubilar tuviese mejor fortuna que
el sabático. Uno y otro representaban más bien una utopía.
La teología que subyacía bajo esta legislación israelita
se basaba en la convicción de que el único propietario de la
tierra era Dios y los israelitas eran tan sólo arrendatarios. Consiguientemente,
nadie debía acaparar la propiedad, sino que se debía mantener
el equilibrio inicial, de acuerdo con la distribución que Dios les
había hecho. Los años sabáticos y jubilares pretendían,
pues, corregir los desajustes y las desigualdades que se iban produciendo.