BEATO ANGEL NOGUERA GALLEGOS
1936 d.C.
31 de agosto
Al día siguiente de
su nacimiento fue bautizado en la Iglesia Parroquial de santa Escolástica
de su ciudad natal. De pequeño se escapaba de casa para ir a la Basílica
de la Santísima Virgen de las Angustias, pues decía que: «
Tengo que acompañar a la Virgen porque está muy sola. »
Su pronta piedad le llevó al Seminario de Granada. Como
seminarista afrontó una dura prueba. Al amputarle una pierna a su
padre la familia quedó sin ingresos y, para remediarlo, su madre inició
estudios de matrona. A su progenitor no le pareció bien y buscó
al siervo de Dios un trabajo de escribiente. A pesar de su juventud, defendió
su vocación y fue ordenado presbítero en 1933.
Su ministerio, de tan sólo tres años, no fue fácil.
Enviado a la Parroquia de Fuente Vaqueros, los exaltados laicistas lo amenazaron
con gran violencia. Pero, como recuerda su hermana doña Antonia: «
A pesar de todo mi hermano, debido a su carácter alegre y simpaticón,
se ganó a los jóvenes jugando a la pelota, se subía
la sotana y jugaba un partidillo con ellos para atraerlos hacia el Señor.
» Alarmado por aquella beligerancia, lo enviaron a Alboloduy en 1935.
Al iniciarse la Persecución Religiosa, rechazó
las súplicas de su madre para que marchara a Granada. Si bien consistió
en refugiarse en el cortijo de la Simona junto a los presbíteros Matarín,
siguió celebrando la Santa Misa hasta el veinticuatro de julio de
1936 en que profanaron el templo. Fue detenido el seis de agosto y enviado
preso a Almería.
Su hermana cuenta que: «Cuando fueron a sacar a los Obispos,
todos los sacerdotes como una piña se levantaron para marchar con
ellos a correr la misma suerte y entre ellos estaba mi hermano, y en plan
despectivo el que los sacaba les dijo que no tuvieran pena que “mañana
os tocará a vosotros”. » Así sucedió con el joven
presbítero, mártir a sus veintisiete años.